Traición a la ética

ADDAREVISTA 32

El mes de marzo del año 2006 fue el marco de uno de los hechos más vergonzosos dentro del mundo de la defensa de los animales. Su calificación responde exactamente a la de Traición, entendiéndose escrupulosamente a su definición como “delito que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener” (E. Salvat). Pocas cosas dentro del heterogéneo comportamiento de los humanos es hacer, aparentar unas convicciones para ganarse unos adeptos y simpatías para después beneficiándose de la confianza y el favor ofrecido corresponder con todo lo contrario hacia quienes de buena voluntad te han ayudado. Incrementado, si cabe, en beneficio propio lucrativo.

La poderosa multinacional francesa de cosméticos L’Oreal (“corporation” en lenguaje estadounidense) ha adquirido a la multinacional Boby Shop fundada e 1976 años por Anita y Gordon Roddick en el Reino Unido. Quienes hemos podido seguir desde sus principios todo su desarrollo, desde aquella pequeña tienda en Brighton, la gratificante y esperanzadora novedad que rompiendo con lo rutinario de experimentar sus productos con animales tanto en materias primas como en acabados, rompía moldes llegando hasta enfrentarse a la normativa que exigía para sus dossieres el paso por una serie de pruebas con animales. Se ofrecía por primera vez algo esperado no tan solo por los animalistas sino también por muchísimos consumidores La idea cuajó y de aquella pequeña tienda se pasó, en la actualidad, a estar presente en todo el mercado mundial. Se ha dicho en el ámbito económico, que Body Shop ha sido la corporation de más éxito de los tiempos actuales. Y si ocurrió fue por la confianza que le dispensó un publico fiel que creyó en sus postulados

Pero Anita y Gordon, para celebrar su 30 aniversario han decidido vender la firma por la cantidad de 938 millones de euros de los cuales 188 millones irán a parar en dinero cantante y sonante a los bolsillos de este genial matrimonio británico. No como otras opas, o acuerdos, que a veces corresponden a cambalaches financieros pero con poco metálico de por medio.

Anita desde la fundación de Body Shop ha sido la figura mediática, quedando Gordon más en un segundo plano. Corresponde pues a Anita toda la responsabilidad por la felonía cometida pues ha traicionado a millones de consumidores que se tragaron el anzuelo, ahora, se ve, muy bien cebado. ADDA, también con 30 años, en su momento, fue invitada a visitar su centro de producción en Inglaterra y ha podido seguir en paralelo el desarrollo de la firma y su espectacular crecimiento. Unas vistas guiadas muy bien estructuradas insistiendo, eso sí, en la foto de la “tiendecita” pionera de Brighton, finalizando la visita en el super mercado de la fabrica para la compra de rigor de sus productos.

Es más que posible que 30 años sea un espacio de tiempo lo suficientemente dilatado para hacer perder las ilusiones, el ímpetu, de llevar hacia delante una empresa que jamas hubiesen pensado que alcanzaría las dimensiones actuales. Ya en el año 2002 ambos cedieron su poder ejecutivo, aunque continuaban como directivos. Los problemas, la complejidad y el peso enorme que se debe sentir sobre sus espaldas hace comprensible su deseo de desprenderse de ella en busca de una vida más relajada. Pero quien a basado su crecimiento en pedir la confianza de sus consumidores en un tema que tiene una fuerte vertiente ética y que implica a un colectivo, el animalista, que esta luchando ante un cúmulo de dificultades y fracasos, por muy cansado que se esté no se le puede dar como salida vender la empresa a quien ha señalado y sido su oponente por la probada labor a favor de entorpecer todo avance para que los productos y acabados cosméticos se continúen testando con animales. Francia, en donde radica el grueso de la industria cosmética, ha sido siempre una firme opositora a todo avance a favor de los animales.

Por mucho que se pueda pensar el dinero no lo es todo ni se puede vender en beneficio propio la ayuda y fidelidad de quienes durante años han sido quienes con sus compras, de acuerdo con la doctrina predicada de la firma, han sido quienes la han consolidado. Sin ventas, no hay negocio y menos desarrollo. Se sabe de gente animalista convencida que ha pasado a engrosar su equipo humano y es de suponer que un staff motivado es indispensable para una buena marcha de la empresa. ¿En qué estado de frustración pueden quedar ahora sus trabajadores? L’Oreal, el comprador, se ha apresurado a dejar claro que la compañía continuará igual con sus productos libres de crueldad. Elemental deducción pues su interés reside en la continuidad de la fidelidad de la clientela, pero ¿se hará una campaña como la que organizó Anita Roddick quien presentó, con poco éxito, más de 4 millones de firmas en Bruselas para que no se testasen con animales los productos y acabados utilizados en productos cosméticos? ¡Si el looby francés pro cosméticos siempre se ha opuesto a estas iniciativas¡ Body Shop queda maniatada y por mucho que se diga seguirá las instrucciones de sus compradores. Como tiene que ser.

A los largo de estos 30 años de paralelismo en el tiempo, desde ADDA se han visto deslealtades, afortunadamente pocas, como la de la modelo Noemi Campbell que después de cobrar por un anuncio antipieles por encargo de PETA, más tarde empezó con descaro a pasear pieles: No bstante de una magnitud tal como la de Anita Roddick es difícil que pueda superarse, porque ha traicionado a todos aquello que creyeron en su mensaje y le ayudaron para, desde la “tiendecita” de Brighton se llegase a una de las más exitosas multinacionales del siglo XX.. No todo vale. Sin duda se sacará de encima un cúmulo de preocupaciones con un saneado dinero a costa del desprecio de cientos de miles de personas que creyeron en ella. Y esto pesará en su conciencia mientras viva.


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