Como muchos pollos fallecen por asfixia en las granjas fábrica de cría intensiva en zonas cálidas del planeta, lo más apropiado para esta industria es crear, con esta mezcla genética mitad pájaro mitad pollo de engorde intensivo: algo que ahorrando tiempo y trabajo en el desplumado, aguante las elevadas temperaturas.

Tal monstruosidad ha sido lograda en Israel por el genetista (habrá que tener mucho cuidado con esta nueva profesión) Avigdor Cahaner de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Las plumas son basura; los pollos gastan calorías para producir algo que luego tiene que ser desechado; y los granjeros, además, tienen que gastar electricidad para el desplumado”; con estos argumentos Cahaner, este cientista, que no, científico, puede llegar a desarrollar verdaderos monstruos y abocar a la humanidad a un mundo de horrores si no se toman las medidas rápidas y oportunas para acabar con esta inmoralidad. Pero como todos estos equívocos creados por el hombre, conducen, normalmente, al beneficio único y exclusivo de la industria de la cría intensiva que tiene como “materia prima” el animal-máquina, privando, actualmente, los poderes económicos sobre la ética, será difícil detener esta galería de horrores que tan sólo, ahora, está empezando (Información y foto por gentileza de IAAPEA, Asociación Internacional Contra el Dolor en la Experimentación Animal).