El drama de las orcas. Loro Parque - Noemí Samayoa

ADDAREVISTA 30

Hace más de 10 años que no se importaba ninguna orca en la Unión Europea. Pues bien, este síntoma de evolución hacia una mentalidad de respeto por los animales en su estado salvaje se ha visto empañado por España. El macro zoo de Loro Parque, en Tenerife (Islas Canarias), anuncia que va a recibir en depósito, cuatro ejemplares de orcas, dos machos y dos hembras, procedentes de varios parques de Sea World en Estados Unidos. Según alegan, estos animales formarán parte de un acuerdo a largo plazo de exhibición y cría, poniendo especial énfasis en la educación y la investigación. Remarcan que las orcas han nacido en cautiverio. Por supuesto que este hecho debe influir en el concepto legal de importación.

LA LEGALIDAD DE LA IMPORTACIÓN

La legislación CITES, convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres tratado ampliamante en este ejemplar, prohibe el comercio de cetáceos con fines principalmente comerciales, que pertenecen al Apéndice I, en donde se recogen las especies en peligro de extinción que son o pueden ser afectadas por el comercio, el cual deberá estar sometido a una regulación particularmente estricta y que sólo se autorizará en circunstancias excepcionales, como son: fines científicos, pedagógicos, de capacitación, programas de cría en cautividad … etc. Sin embargo aquellas especies del Apéndice I que hayan sido criadas en cautividad para fines comerciales, serán considerados especímenes incluidos en el Apéndice II que recoge a las especies que no se encuentran necesariamente amenazadas de extinción en la actualidad, pero que podrían llegar a estarlo, a menos que el comercio esté sujeto a una reglamentación estricta. En cuanto a la legislación comunitaria más estricta, la importación de orcas se acoge al Reglamento del Consejo (CE) 338/97, cuyo objetivo es proteger las especies de fauna y flora y asegurar su conservación controlando su comercio, prohibe la importación a la UE con fines lucrativos, de individuos de especies listadas en el Anexo A, que incluye todas las especies de cetáceos, a excepción que se demuestre que ha nacido en cautividad y sea con fines científicos, pedagógicos o de capacitación -las razones que siempre se esgrimen por la industria del entretenimiento- y la Directiva Europea del Consejo 1999/22 sobre parques zoológicos, que requiere una acción a nivel comunitario que contribuya a la conservación de la biodiversidad de acuerdo con la obligación de la Comunidad de adoptar medidas para la conservación ex situ (fuera de su lugar de origen) bajo el artículo 9 del Texto la Convención de la Diversidad Biológica, que requiere que los animales estén alojados bajo condiciones que pretendan satisfacer los requisitos biológicos y de conservación de las especies.

Claro está, aunque se pretenda justificar, en mayor o menor medida, la vida en cautividad de estas cuatro orcas a través de los cauces legales, se debe analizar su verdadero estado de bienestar, el cual se aleja enormemente de la mera conservación de la población de esta especie que recogen las legislaciones vigentes; que no tiene en cuenta las necesidades etológicas que precisan estos animales, pues no basta con que sobrevivan y mantengan estables sus constantes vitales. La práctica de mantener orcas en cautividad data de 1961. Desde entonces se han capturado de la Naturaleza con finalidades de exhibición y entretenimiento, al menos a 135 ejemplares, de los cuales 46 se mantienen en cautiverio en 12 parques de 5 países distintos; 19 fueron capturados en estado salvaje en aguas de Canadá, Islandia, Argentina o Japón, y 27 nacieron en cautividad.

LA CAPTURA

Los métodos de captura han ido desde la utilización de arpones (Japón) hasta la utilización de redes. Para ello hay que conocer algunas debilidades de las orcas. Una es su instinto familiar, altamente desarrollado pues viven en grupos con estrechos lazos familiares y si uno de sus miembros es capturado, los demás merodearán para poder asistir al compañero. Otra es su alto grado de curiosidad. En búsqueda de alimento no vale la precaución y se acercan a los barcos pesqueros cuando levantan las redes. En los métodos de captura se recurre a emboscadas y se las obliga a ir a aguas menos profundas donde se despliegan las redes. De este modo toda la manada queda atrapada permitiendo a los captores realizar una selección de individuos. Pero incluso se llegó al extremo que si las orcas no nadaban hacia esa zona se utilizaban, para lograrlo, explosivos denominados “ seal bombs”.

Muchas orcas murieron trágicamente durante las operaciones de captura y el impacto negativo sobre los grupos y poblaciones afectadas llevó a países como EEUU, Canadá e Islandia a prohibir estas actividades. Argentina ha prohibido capturar orcas en sus aguas territoriales y Japón no ha capturado ninguna desde 1997. Pese a la presión internacional, en septiembre del 2003, la Federación Rusa cercó con redes a un gran grupo de orcas, en un intento de capturar ejemplares para su comercialización cuyo valor alcanza un millón de dólares en el mercado. Además de las pérdidas de individuos capturados en las manadas, éstas también sufren consecuencias fatales debido al estrés vivido, incluida la muerte de algunos ejemplares, abortos, etc. Tras el trauma vivido durante la captura, si logra sobrevivir, hay que añadir el trauma que experimenta durante el transporte. Es frecuente que tras un traslado ocurran muertes por estrés; en estado salvaje o de un centro a otro, y durante el periodo de adaptación a su nueva vida en cautividad. Son separadas de sus familias y forzadas a vivir en grupos sociales artificiales con un creciente registro de accidentes, ataques, enfermedades, muertes prematuras, abortos, … etc., imposibles de imaginar en su medio natural.

Los programas de cría de orcas en cautividad no pueden tener finalidades conservacionistas, la mezcla de orcas de distintas poblaciones de diferencias genéticas elimina la posibilidad de reintroducirlas en la naturaleza. Es la industria del entretenimiento y sólo ésta la que saca un importante beneficio comercial. Las orcas de Tenerife serán separadas de su madre, hecho que en la naturaleza jamás ocurriría. Los machos suelen tener menor esperanza de vida que las hembras, llegando incluso a morir al poco tiempo de fallecer su madre. En cautividad su esperanza de vida se reduce hasta un 60%. Serán forzadas a vivir en tanques de manutención, realizando espectáculos circenses que en nada pueden equipararse a un programa pedagógico o científico.

El público, ignorante del sufrimiento provocado por el confinamiento de estos animales, desconocedor de su etología y necesidades, sigue pagando y con ello perpetúa la cautividad y el sufrimiento de estos magníficos animales.

ORCAS Y EDUCACIÓN

Educar según el diccionario “significa desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o joven por medio de preceptos, ejercicios y ejemplos” Enseñar, dice el diccionario, significa “dar advertencia, ejemplo o escarmiento que sirva de experiencia y guía para obrar en lo sucesivo”. Aprender dice el diccionario, significa “adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia”. Y conocimiento dice el diccionario, significa “entendimiento, inteligencia, razón natural”.

Teniendo claro estos conceptos debemos aprender qué es una orca: Si recurrimos nuevamente al diccionario, éste nos dice que es un “cetáceo de unos 10 m de largo con cabeza redondeada, cuerpo robusto, boca rasgada, con 20 o 25 dientes en cada mandíbula, con aletas pectorales muy largas, alta, grande y triangular la dorsal, y cola de más de un metro de anchura; color azul oscuro por el lomo y blanco por el vientre. Vive en los mares del norte y persigue focas y ballenas; a veces llega a las costas del Cantábrico y aún al Mediterráneo” Sin embargo se debe profundizar un poco más para adquirir cierto conocimiento sobre este animal y así poder comprenderlo. Resulta que informes de expertos indican que es uno de los mamíferos marinos más inteligentes y sociales. Vive en grupos familiares con una estrecha relación entre los individuos que forman estos grupos, manteniendo una jerarquía social conocida como la ley del más fuerte dentro de la manada. Los grupos de orcas que han sido estudiados tienden a ser muy estables durante toda su vida por lo que es probable que el apareamiento ocurra entre individuos de distintos grupos para evitar la endogamia. Las orcas residentes en un lugar determinado pueden ocupar un área de cientos de kilómetros cuadrados, mientras que las transeúntes cruzan una zona, y llegan a recorrer más de mil kilómetros de la línea costera en cuestión de días. Pueden alcanzar una velocidad de 55 km./h. Se comunican a través de ondas y emplean un sistema de ecolocación al desplazarse, es decir, emiten sonido de alta frecuencia que rebota en sus presas o en otros objetos y cuyos ecos permiten a estos cetáceos desarrollar su sistema de vida.

Tras estas pinceladas genéricas que intentan acercarse a este mamífero marino, se debe conocer qué ocurre cuando se cambia su contexto reducido a la vida en cautividad. Cautividad dice el diccionario que significa “cautiverio, privación de libertad en manos de un enemigo. Vida en la cárcel. Privación de la libertad a los animales no domésticos” La realidad de las orcas cautivas es que sobreviven, eso sí, las que hayan “superado” el trauma de la captura o al transporte, en tanques clorados, realizando trucos circenses que nada se asemejan a su conducta natural que resulta alterada, según evidencia científica que indica que sufren un alto nivel de estrés mental y físico, comportamientos agresivos entre ellas y hacia los humanos, aburrimiento, menor expectativa de vida pues se reduce hasta en un 60%, cuando en libertad pueden alcanzar hasta 80 o 90 años las hembras y 50 o 60 los machos, y mayor tasa de mortalidad que en medio natural. Se incrementan las enfermedades, embarazos interrumpidos y muertes prematuras. Las alegaciones de “estudios científicos” para mantener a estos animales en semejantes condiciones distan mucho de la realidad porque no puede ser extrapolable a individuos en libertad. Su comportamiento queda alterado y su biorritmo también sufre trastornos. La reproducción artificial, se logra con muchas dificultades. No siempre sobrevive la cría. Los “conocimientos” que pueda adquirir el público en un espectáculo circense quedan distorsionados porque la tendencia es humanizar a estos animales con grotescos ejercicios deformantes para un publico ignorante de su verdadero drama, Ni se aprende en qué consisten sus comportamientos dentro de la estructura social de la manada cuando se ven forzados a actuar en busca, siempre, de su alimento que les da el entrenador de forma disimulada. El público no se informa de nada. Imposible imaginar su estrategia de caza, cuando reciben el alimento congelado dosificado.

No hay que olvidar el daño que sufren las manadas en libertad cuando sienten la pérdida de uno o varios de sus miembros añadiendo el trauma de haber vivido un ataque y sus secuelas, abortos espontáneos, miembros heridos, etc... ¿Qué puede explicar la industria del cautiverio? Pero no importa. Cuanta más gente pague la entrada, mejor. Lo demás no importa. La triste realidad es que la cautividad de orcas es un puro y lucrativo negocio. Y la verdadera educación anda muy lejos de todo esto.

Ante esta poderosa y creciente actividad comercial, el CITES dentro de sus competencias y la UE también, deben tomar medidas inmediatas para restringir la proliferación de acuaramas que bajo pseudo estudios educativo/científicos no hacen otra cosa que la explotación de unos inteligentes mamíferos marinos, maravilla de esta maltrecha Naturaleza que el hombre, insensato, esta destruyendo sumido en una espiral de desprecio hacia el medio en él mismo nace, procrea, vive, y muere. Debemos conocer para aprender y poder enseñar. De esta forma se logrará ¡educar!


Relación de contenidos por tema: Mamíferos marinos


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