Nacer galgo en España - Cristina García Moreno

ADDAREVISTA 38

Una de las mayores desgracias que le puede suceder a un ser vivo es nacer galgo en España y caer en manos de un colectivo para el cual no son seres vivos, sino meras herramientas de caza para “usar y tirar”. Su vida, desde que nacen, es un infierno; mantenidos dentro de oscuros zulos con la idea de evitar hurtos, pues el submundo de las “carreras de caza con liebre” implica robos masivos, son condenados a nacer y crecer en estos lugares. Una mentalidad mezquina y miserable, en la que la idea de gastar dinero para su mantenimiento es considerada un derroche, hace que las vidas de estos animales transcurran llenas de privaciones, con ideas tales como que sólo deben comer pan duro para que así el galgo “cace mejor”

En este sentido, el “coste cero” se lleva a su extremo al procurarles, con un promedio de vida de dos años, la muerte más barata y, a su vez, cruel y lenta que podamos imaginar. Un ahorcamiento dejando al galgo con las patas en el suelo: al final, el cansancio provoca la muerte por asfixia. Cuando el galgo intenta mantenerse en pie y mueve las patitas, le produce risa al ejecutor, pues dicen que “está tocando el piano”. Sólo una mente enferma y degenerada puede sacar broma de un hecho tan miserable y cruel.

Este mismo año 2009 se ha podido constatar como en Castilla-La Mancha y debido a la impunidad que todavía existe, se han vuelto a ver colgaderos masivos como el de Villatovas, con más de 100 galgos ahorcados, y Sonseca, villa de Don Fadrique. Esta comunidad es, una vez más, el gran infierno de los galgos aunque, lamentablemente, en otras comunidades como Madrid, Andalucía, Extremadura, Castilla-León y levante también se dan estas crueles prácticas. Más de 50.000 galgos son eliminados sin piedad cada año en esta locura que supone criar y matar a estos dulces seres como consecuencia de este tipo de caza erradicada en el resto de la U.E. Se ha pedido sin éxito su erradicación en numerosas ocasiones, tanto en Bruselas como en el Congreso en Madrid.

Galgos Sin Fronteras lleva rescatados de una muerte segura y ha dado una segunda oportunidad a más de 1.000 galgos. Son maravillosos perros de compañía: tranquilos, dulces, agradecidos, cariñosos… y si a esto le añadimos que jamás han recibido una caricia, el galgo se entrega a sus dueños con un amor que llega a emocionar. Cristina García Moreno, Presidenta de Galgos Sin Fronteras (galgosinfrontras@yahoo.es).


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