Un holocausto de primates

ADDAREVISTA 26


EL SIDA

LA ENFERMEDAD

El SIDA (Síndrome de la Inmunodeficiencia Adqui­rida) es un trastorno que agota las defensas naturales del cuerpo, lo que trae como consecuencia la apari­ción de numerosas enfermedades oportunistas que desembocan en la muerte. Por lo general, se acepta que son dos tipos de VIH (Virus de la Inmunodefi­ciencia Humana) los que provocan el SIDA y que éstos se transmiten a través del intercambio sexual, las transfusiones sanguíneas, etc. Actualmente no se conoce ninguna vacuna o cura. Es más, la medica­ción de que se dispone para tratar a los enfermos es muy tóxica, cara y poco efectiva.

LA BÚSQUEDA DE UN MODELO ANIMAL

Desde la aparición de esta enfermedad a principios de los años 80, se han realizado numerosos esfuerzos para encontrar un modelo animal que permita estu­diar el síndrome y tratar de descubrir cuál es la vacu­na o terapia adecuadas. Se ha intentado inocular el VIH a muchas especies de monos; pero la mayoría no pueden ser infectadas, y de aquellas que sí pue­den serlo (el chimpancé, por ejemplo), ninguna desa­rrolla el SIDA. También se ha utilizado un virus simi­lar, el VIS (Virus de la Inmunodeficiencia de los Simios), que puede infectar a algunos monos pero muestra también numerosas diferencias entre espe­cies. No es lo mismo que el VIH y no se conoce mejor. Los investigadores están de acuerdo en la difi­cultad de estudiar esta enfermedad en primates no humanos y en el riesgo de probar drogas tan potentes tan sólo en animales. La misma Organización Mun­dial de la Salud, OMS, reconoce que "no existe toda­vía un modelo animal para estudiar el SIDA. Y no podemos esperar hasta que se desarrolle". Sin embar­go, y a pesar de todas estas desventajas, todavía hay científicos que utilizan primates en sus investigacio­nes sobre el SIDA, especialmente el chimpancé y los macacos rhesus y cynomolgus.

EL CHIMPANCE

En 1984 se descubrió que el chimpancé, al contrario que la mayoría de los simios, podía ser infectado por el VIH. Este animal, efectivamente, puede ser porta­dor del virus, pero no presenta ninguna manifesta­ción de la enfermedad. El único sentido que podría tener la utilización de chimpancés en la investigación es que respondiesen a los medicamentos del mismo modo que los humanos, pero el mismo virus parece comportarse de modo distinto en ambas especies.

Otras diferencias entre el caso humano y el del chim­pancé son las siguientes:

• La distinta distribución del virus en el cuerpo y su transmisión entre individuos.
• Los chimpancés infectados no experimentan una reducción en los niveles de una célula inmunitaria conocida como CD-4, lo que sí es característico en el caso de los humanos.

A esto deben añadirse graves problemas éticos. Su his­torial genético difiere tan sólo en un 2% del de los humanos. El chimpancé es una especie en serio peli­gro de extinción y resulta muy difícil criarlo en cauti­vidad. Son animales muy inteligentes y sociables, con una media de vida de unos 50 años. La naturaleza dí la investigación sobre el SIDA requiere un aislamien­to a largo plazo y, e n consecuencia, se les niega el con­tacto con otros animales. A todo esto debe añadirse que, aunque no manifiesten las enfermedades oportu nistas que aparecen en el caso de los humanos, 1; experimentación les comporta mucho sufrimiento ; el estrés afecta en gran medida a su sistema inmunita rio. Además, la utilización de animales en experimen tación resulta muy cara, tanto en términos financiero como en lo que respecta al daño que se les hace a la especies que viven en su medio natural. Un equipo d investigadores con mucha experiencia, del que form parte el descubridor del virus del VIH, afirma: "Los chimpancés a los que se ha inoculado el virus di VIH-1 no pueden ser considerados un buen model para estudiar la enfermedad en humanos. Que una vacuna proteja a un chimpancé no implica que pueda proteger a un humano", asegura Anthoni Fauci, Director del Instituto Nacional para el Estudio de Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos. Actualmente, los chimpancés ya no se utilizan en Gran Bretaña, donde está prohibido, pero sí en los Estados Unidos y en el resto de Europa.

LOS MACACO RHESUS Y CYNOMOLGUS

El macaco infectado con el virus VIS (Virus de la Inmunodeficiencia de los Simios) es el modelo más uti­lizado actualmente en la investigación del SIDA. Este modelo se basa en que algunas cepas del VIS pueden infectar algunas especies de macacos (rhesus y cynomol­gus) y provocarles una inmunodeficiencia. Pero el extrapolar los resultados de este modelo al caso de los humanos genera graves problemas. El más importante es que, aunque están relacionados, el VIH y el VIS no son el mismo virus. En lo que a estructura genética se refiere, se correlacionan tan sólo en un 40%.

Los mismos experimentos con primates demuestran la importancia de las diferencias entre especies: los chimpancés, por ejemplo, pueden infectarse con el VIH pero no con el VIS. Y, sin embargo, este modelo continúa siendo utilizado. Resulta imposible estimar cuántos macacos están siendo deliberadamente infec­tados de esta enfermedad fatal. Cada vez que los inves­tigadores consiguen una vacuna prototipo efectiva en los macacos aparecen titulares en la prensa que asegu­ran que en pocos años habrá una cura para los enfer­mos de SIDA. Esto, sin embargo, no ha sucedido todavía. Y se han creado muchas falsas esperanzas.

UNA APROXIMACIÓN PROMETEDORA

Una aproximación mucho más prometedora es estu­diar la situación en seres humanos. Gracias a los estu­dios epidemiológicos se pudo reconocer la enferme­dad e identificar sus modos de transmisión y, tam­bién, prevenirla gracias al uso de preservativos. El ais­lamiento del virus y el desarrollo del AZT, el primer medicamento anti-VIH, fueron el resultado de estu­dios in vitro. Además, algunos investigadores creen que se puede desarrollar una vacuna sin necesidad de utilizar primates. Así pues, se deberían invertir más recursos económicos y científicos en estudios epide­miológicos y técnicas de experimentación in vitro. Se podría, además, averiguar mucho más sobre el com­portamiento del virus en humanos: ¿por qué algunas personas, a pesar de haber estado expuestas al virus en repetidas ocasiones, no resultan infectadas? ¿Por qué otras, infectadas por el VIH, no desarrollan la enfer­medad? ¿Cómo puede contribuir la información y la educación a evitar el SIDA? El dinero que ahora mismo se utiliza en experimentación con animales podría resultar de mucha ayuda si se destinase a resol­ver estas cuestiones.

LA POLIOMELITIS

LA ENFERMEDAD

La poliomielitis es una enfermedad causada por el virus de la polio. En casos extremos puede desembo­car en una parálisis mayor. Existen dos tipos básicos de vacunas contra esta enfermedad: la vacuna de Salk, que contiene el virus muerto, y la vacuna de Sabin, con el virus atenuado. El caso de la poliomielitis ha sido citado en numerosas ocasiones como un ejemplo de los supuestos beneficios de la experimentación con animales. Esto se debe a que para la producción de ambas vacunas, bien conocidas, se utilizaron monos. Y, ciertamente, de eso no hay ninguna duda. Se esti­ma que para su obtención se han utilizado más de dos millones de simios desde el año 1955. Pero, como de costumbre, la historia es más compleja de lo que los partidarios de la vivisección quieren reconocer, ya que la investigación basada en animales retrasó consi­derablemente la obtención de una vacuna.


Relación de contenidos por tema: Experimentación


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