Gallinas en bateria - Flora Aguilera

ADDAREVISTA 34

Cerca de un 88% de las más de 400 millones de gallinas ponedoras de la Unión Europea viven en jaulas en batería, una situación que les impide llevar a cabo sus comportamientos naturales: picotear en busca de alimentos, construir un nido para poner sus huevos, posarse en un lugar elevado por las noches, con el fin de resguardarse de los depredadores, hacer ejercicio, batir sus alas y recibir la luz del sol, a la que todo ser vivo tiene derecho, pues la luz del astro rey brilla para todos.

El resultado es: huesos frágiles y quebradizos, aves malformadas, heridas y -en última instancia- muerte, ya que las otras gallinas tienden a picar en las heridas y ésta, al no poder escapar, está condenada a una dolorosa agonía.

En 1997, la Unión Europea adoptó un Protocolo anexo al Tratado de Amsterdam, que reconoce a los animales como seres sintientes. El Protocolo exige a la Unión Europea y a sus Estados Miembros que formulen e implementen políticas agrícolas con vistas a mejorar el bienestar de los animales. En esta línea, la Directiva de 1999 sobre gallinas ponedoras prohíbe las jaulas en batería a partir del 1 de enero de 2012. Se trata de una victoria histórica en la lucha por la defensa de los animales. Y sin embargo, los beneficios de esta legislación se ven seriamente amenazados, debido a que la industria ha solicitado que se retrase la entrada en vigor de esta prohibición. Fuentes oficiales sugieren que puede retrasarse hasta 10 años. Esto condenaría a 3,5 billones de gallinas a una vida de privación, confinamiento y sufrimiento constante.

Estos animales viven en un espacio que no sobrepasa los 550 cm2 de suelo, lo que supone menos espacio que una hoja de DIN-A4; no pueden moverse, batir las alas o girarse sin dificultades, a lo que se unen las constantes demandas de altos porcentajes en la producción.

Los animalistas consideran que resulta inaceptable mantener a las gallinas en tales condiciones; también defiende esta postura la Mesa Redonda de Científicos de la Comisión Europea, que recomiendan sistemas que permitan a las gallinas desarrollar sus comportamientos básicos. Según la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria, “con el fin de minimizar la debilidad en los huesos, las gallinas deberían contar con espacio suficiente para pasear, batir sus alas, y otras actividades necesarias para mantener la fortaleza en los huesos y minimizar el riesgo de fracturas”.

Y sin embargo, cuando la prohibición entre en vigor, muchos productores pasarán a utilizar las mal llamadas “jaulas enriquecidas”, que no proporcionan ninguna mejora substancial en las condiciones de vida de los animales. En su lugar, las gallinas deberían disfrutar de libertad, semilibertad o de un amplio espacio en un gran gallinero, lo que les permitiría expresar su comportamiento natural.

La industria europea teme que la nueva normativa incremente substancialmente los costes de producción y, unido a una reducción de las tarifas de importación (que probablemente se acordará como parte de las negociaciones con la Organización Mundial del Comercio, OMC), lleve a un incremento en las importaciones de huevos baratos que no cumplen los estándares europeos de bienestar.

Si bien es cierto que el cambio a sistemas más humanitarios supondrá un coste, los animalistas consideran que los productores no deberían afrontarlos ellos solos. Este incremento podría cubrirse con las ayudas del Gobierno, y si los consumidores están dispuestos, pagar unos céntimos más por los huevos.

De hecho, los beneficios estimados, en términos del valor que otorgan los ciudadanos a las mejoras en el bienestar animal, es mayor que los costes que supone la prohibición.

El comportamiento natural y las habilidades cognitivas de las gallinas

Las gallinas provienen del Sur de Asia; es un animal que ni siquiera tras miles de años de domesticación y cría selectiva ha cambiado su comportamiento. En su ambiente natural, las gallinas pasan mucho tiempo buscando alimento. Esto implica que su comportamiento (escarbar y explorar) se encuentra muy desarrollado, y están altamente motivadas para llevarlo a cabo. También caminan distancias considerables en busca de comida, y son capaces de volar distancias cortas: vuelo gallinaceo. Se congregan en pequeños grupos con una organización social compleja, basada en la jerarquía. Durante la noche se resguardan de los depredadores en los árboles. Antes de poner un huevo, buscan un lugar retirado y construyen un nido. Asimismo, también mantienen comportamientos regulares, tales como arreglarse las plumas con el pico, bañarse en el polvo y agitar las alas.

Estas aves son capaces de reconocer a sus parientes, y prefieren ser compañeras de bandada de pájaros que les resultan familiares, evitando las que no lo son. También son capaces de distinguir a las personas, y pueden aprender si ven cómo otras gallinas realizan una tarea. Pueden incluso anticipar acontecimientos futuros por aprendizaje, y reconocer las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, diversos experimentos han demostrado que pueden mostrar autocontrol eligiendo esperar la recompensa de una comida mejor antes que una recompensa menor a corto plazo.

Diversos experimentos han demostrado que las gallinas realizan un gran esfuerzo con el fin de procurarse el acceso al nido, a su lecho de paja, o a un lugar elevado para pasar la noche, por lo que la imposibilidad de llevar a cabo estos comportamientos naturales les supone una gran frustración. El resultado es que estos animales desarrollan comportamientos estereotipados y un cacareo específico.

El nido

Cuando cuentan con espacio suficiente para construir el nido, despliegan toda su etología, exploran el terreno hasta encontrar el lugar más adecuado, y muestran un comportamiento característico antes de la puesta: se sientan, ponen el huevo y vuelven a sentarse. En las jaulas sin nido, las gallinas se sientan mucho tiempo antes de la puesta, lo que substituye la fase exploradora, y prácticamente no se sientan después. Muestran una clara preferencia por la puesta en el nido, y si se ven privadas de esta posibilidad desarrollarán comportamientos resultado de su frustración. Es comúnmente aceptado que la frustración que les supone verse imposibilitadas de construir su nido es uno de los problemas más severos de las gallinas en batería. Diversas investigaciones demuestran que las gallinas trabajan más para encontrar un lugar adecuado donde poner su huevo que para encontrar comida tras varias horas de privación”.

Picoteando en busca de comida

Picotear en busca de comida implica buscar y escarbar en el suelo, con el fin de encontrar potenciales fuentes de alimento, y picotearlo. En condiciones naturales, pasan entre el 50 y el 90% de su tiempo buscando comida y picoteando. Picotean en el suelo incluso cuando se les proporciona el alimento adecuado.

Revolcarse en la tierra

Revolcarse en la tierra implica bañar con tierra las plumas y las alas, para después sacudirse. Este proceso elimina la mugre y los parásitos; además se arreglan las plumas con el pico, lo que contribuye a mantenerlas en buenas condiciones. Cuando se hallan en su hábitat, se bañan en polvo cada dos días, y se revuelcan en la tierra durante una media hora. La imposibilidad de desarrollar este comportamiento puede desatar ataques entre ellas, y al picarles las plumas se provocan graves heridas (incluso la muerte).

Aposentarse en un lugar elevado

En condiciones naturales, las gallinas pasan la noche en un lugar elevado, con el fin de protegerse de los depredadores de tierra. Cuando este espacio se encuentra limitado, se apretujarán para pasar la noche. A las que se les niega el acceso a pasar la noche o a posarse en un lugar elevado muestran agitación y nerviosismo cuando comienza a anochecer, ya que se ven obligadas a pasar toda su vida de adultos en el suelo llano de la pequeña y estrecha jaula.

Restricción de espacio

El espacio medio que necesita una gallina para desarrollar sus comportamientos básicos varía desde los 475 cm2 hasta los 1.876 cm2. Todos los comportamientos propios de este animal, excepto el estar de pie, requieren más espacio del estándar de 550 cm2 por ave. El ambiente opresivo de las jaulas también provoca que sufran de estrés crónico, puesto que no pueden crear relaciones sociales normales con otras gallinas. La opresión a la que se ven sometidas las obliga a separarse al máximo las unas de las otras.

Problemas de salud y heridas en las jaulas en batería

  • Osteoporosis:La elevada tasa de producción de huevos en producción intensiva les supone una importante demanda de sus reservas de calcio. Como no tienen oportunidad de hacer ejercicio y así mantener la fuerza en los huesos, las gallinas enjauladas desarrollan huesos frágiles, también llamado “osteoporosis de la gallina enjaulada” o “fatiga de la ponedora enjaulada”, resultado de la restricción de movimiento. La evidencia demuestra que la osteoporosis es muy común y severa en las aves enjauladas y es responsable de un 30 o 35% de las muertes (algunas con mucho sufrimiento) . Las aves afectadas sufren parálisis y, si nadie se preocupa por ellas, mueren lentamente, de hambre y deshidratación, puesto que no pueden acceder al agua o a la comida. Cuando llegan al matadero, tras un año de puesta, sus huesos son tan débiles que cerca de un 30% sufren fracturas durante el manejo, el transporte y el sacrificio. Los científicos recomiendan, con el fin de minimizar la debilidad en los huesos, que se les facilite espacio suficiente para caminar, mover las alas y otras actividades necesarias para mantener la fortaleza en los huesos y minimizar los riesgos de fractura.
  • Problemas en las patas y uñas: Cuando las gallinas llegan al matadero con frecuencia muestran heridas y deformidades en las patas, como resultado del daño causado al verse obligadas a mantenerse en pie en el suelo inclinado y alambrado. En condiciones naturales, las uñas de las gallinas se desgastan constantemente, puesto que van caminando, escarbando y picoteando en busca de comida. En las jaulas en batería, las uñas pueden crecer en exceso, torcerse, enroscarse, y romperse. También suelen estar muy afiladas y pueden causar daños considerables, tanto a otras aves como a ellas mismas. Si las aves sufren heridas en las uñas, otras aves les pican allí donde ven sangre y, puesto que en las jaulas en batería no hay modo de escapar, el resultado suele ser la muerte. Este tipo de jaulas en la Unión Europea deben contar con un espacio donde poder rascar para limarse las uñas. Sin embargo, esta solución únicamente aborda los síntomas, y no la causa subyacente que los provoca: no pueden hacer ejercicio y mostrar un comportamiento normal que desgaste las uñas de forma natural.

Las alternativas a las jaulas en batería

Los animalistas temen que cuando entre en vigor la prohibición de las jaulas en batería muchos productores utilicen las llamadas “jaulas enriquecidas”. Estas jaulas incorporan un nido, palos para que las gallinas puedan aposentarse y algo de paja para que puedan construirse un lecho. Sin embargo, no dan respuesta a muchos de los problemas de bienestar inherentes al sistema de jaulas en batería. Los animalistas piensan que tan sólo los sistemas que procuran libertad a los animales les proporcionan el bienestar que necesitan.

A la industria europea del huevo le preocupa que la prohibición de las jaulas en batería suponga un incremento substancial en los costes de producción, y que los acuerdos de la OMC lleven a un incremento de las importaciones de huevos baratos de países terceros que no cumplan con los estándares de la UE. Pero esto no tiene por qué suceder.

El coste de la libertad

Según datos extraídos del informe socioeconómico de la Comisión Europea, éste es el coste que supone producir una docena de huevos:

  • Huevos de gallinas en jaulas en batería: 0,66 €
  • Huevos de gallinas en gallinero grande: 0,83 €
  • Huevos de gallinas en libertad: 0,98 €.

Así, los huevos de gallinas en libertad cuestan sólo 0,32 € más que una docena de huevos de gallinas que viven en libertad.

Los animalistas consideran que los granjeros no deberían soportar ellos solos el incremento de los precios de producción. Éste puede financiarse a través de ayudas del gobierno, y así los consumidores pagarían tan sólo unos céntimos más por sus huevos. .

El consumo medio per capita de huevos en la UE-25 es de unos 220 huevos al año (incluidos los huevos procesados). Esto implica que los consumidores de la UE podrían cambiar los huevos en batería a los extensivos en gallinero por sólo 11 céntimos de euro a la semana.

A pesar de que la industria se queja de que cambiar a estos nuevos sistemas de producción puede suponer un alto incremento de los costes de producción, lo que no dicen es que este incremento de costes está más que compensado por el aumento de precios que los productores obtienen por los huevos de las gallinas en libertad.

Huevos de gallinas en libertad.

La presunción de que la prohibición de los huevos en batería será costosa para los granjeros se basa en la presunción de que los consumidores no están dispuestos a pagar un poco más por los huevos de las gallinas en libertad. Por lo tanto:

  1. Los granjeros deberán pechar ellos solos con los costes adicionales.
  2. Los consumidores comprarán huevos importados, producidos en las jaulas en batería.

No obstante, existen claras evidencias que muestran un aumento creciente en la proporción de consumidores dispuestos a pagar más por los huevos obtenidos mediante sistemas humanitarios. Los resultados de un reciente estudio del Eurobarómetro sobre el bienestar de los animales de granja concluye que la mayoría de los ciudadanos de la UE-25 afirman estar dispuestos a pagar más por huevos provenientes de un sistema de producción que garantice el bienestar de los animales.

Aceptarían un incremento de un 5% en el precio: 25%

Aceptarían un incremento de un 10%: 21%

Aceptarían un incremento de un 25% o más: 11%

Los encuestados calificaron el nivel de bienestar de los animales como “malo” o “muy malo”

El informe de la Comisión Europea concluye que en los Países Bajos, Suecia, Dinamarca y el Reino Unido, cerca del 50% de los huevos que se encuentra en los comercios ya proviene de sistemas en los que las gallinas se encuentran en libertad. España, (un país en general insensible con los animales) y las grandes cadenas alimentarias se resisten de forma absurda y anticomercial a ofrecer a sus clientes huevos “bio” de gallinas en libertad o semilibertad. Algo ya normal en el extranjero.

Una forma de aumentar la conciencia de los consumidores sería mediante una amplia campaña informativa, desplegada antes de la entrada en vigor de la prohibición. En este sentido, los supermercados juegan un papel clave: en Suiza, país pionero en la producción extensiva, los supermercados impulsaron el cambio: las dos cadenas más importantes de alimentación decidieron que vender únicamente huevos obtenidos mediante sistemas humanitarios era la mejor estrategia de marketing.

BIBLIOGRAFÍA:

  • “The way forward for Europe’s egg industry: keeping the ban on battery cages in 2012”. A report for Compassion in World Farming Trust 2006.
  • “Alternatives to the barren battery cage for the housing of laying hens in the European Union”. A report for Compassion in World Farming Trust 2007.
  • “Laid bare…the case against enriched cages in Europe”. A report for Compassion in World Farming Trust 2002.


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