Un "tour" por Francia - Jean Hubert Stourm

ADDAREVISTA 13

Cuestionada desde hace tiempo la necesidad de una reglamentación europea sobre el tratamiento en mataderos de los animales de abasto por la disparidad de aplicación en los diferentes países miembros, la Comisión de las Comunidades fue del convencimiento que debía ser aplicado con un criterio firme y unitario sin bajar la guardia en su seguimiento para el futuro.

En Francia un Decreto de fecha 16 de abril de 1964, establecía, por vez primera, el aturdimiento previo al sacrificio de terneras, caballos, cerdos ovejas y cabras. Esta obligación se hizo extensiva en 1970 a los conejos y aves de corral. Las únicas excepciones se referían a los sacrificios rituales en mataderos aunque muchos de ellos se hacen en el campo sin ningún control, y a los de carácter de urgencia por estar los animales heridos o enfermos. En Gran Bretaña en 1933 una ley, aplicable también para granjas y consumo familiar, trataba este tema. Algo parecido ocurría en Alemania en donde un técnico destinado por el departamento de Sanidad procede a certificar la salubridad de los canales. En España ciertas disposiciones, que se remontan al año 1929, continuaron largos años en vigor sin ningún adelanto para aliviar el sufrimiento de los animales.

En Francia la situación en lo que respecta a los animales es de lo más paradójica. Incluso en los grandes mataderos de reciente construcción a que conducen las nuevas normativas: cerdos, terneras y ganado lanar, son sangrados en vivo. Podría estimarse que casi dos tercios del número de animales son sangrados todavía sensibles. Madame Jacqueline Gilardoni, fundadora y presidenta de la Obra Asistencial a los Animales de Matadero, OABA, esforzada luchadora incansable, puso de relieve los defectos que concurrían en el nuevo matadero de Villeneuve-sur-Lot en donde la mala construcción del pasillo de sacrificio producía graves traumatismos a las terneras.

Recordemos, igualmente, las deplorables condiciones del transporte de animales en la Unión Europea -entre la que se encuentra Francia-, que han ratificado la Convención relativa al transporte internacional. Incluso en la Bretaña, para distancias relativamente cortas, los corderos entre su salida en el centro de cría y engorde, al centro de selección y matadero pueden pasar tres días sin comer ni beber.
La crianza intensiva en batería produce carnes que reducen exageradamente su tiempo de cocción y las reses, que han pasado por un largo calvario antes de ser sacrificadas, acumulan toxinas que según el profesor Drieux pueden llegar a ser nocivas para el consumo humano. El inspector general de los servicios veterinarios franceses, Louis Perpére, expresaba que "las autoridades eran las directamente responsables de esta situación al no poner de su parte unos controles que eran relativamente fáciles de establecer". La burocracia impide en muchos casos una más rápida efectividad: en un matadero bretón el veterinario inspector tuvo que incoar tantas denuncias como número, fueron, los cerdos sangra¬dos en vivo; o sea, en total 1.500. ¿No hubiese sido más eficaz una orden global de cierre del matadero proveniente del Prefecto a propuesta del director de los servicios veterinarios?

Es cierto que el trabajo de la administración en este campo concreto no es fácil por las presiones que soporta de varios frentes. Por ejemplo, en una ocasión el veterinario responsable de un matadero manifestó que "mientras él estuviese en el puesto, los corderos serían degollados a lo vivo". Lo más increíble es que no fue objeto de ninguna sanción. Un sondeo datado en 1970 ya diagnosticaba que un noventa por ciento de los franceses se decantaban en favor de un buen trato con los animales de abasto. Será acaso el resultado de sentirse engañado en lo material -calidad de la carne - y en lo moral -sufrimiento infringido a un animal?
En los países anglosajones, en donde existe una mayor cultura y rodaje en el trato con los animales, se desarrolla, también, una técnica de disociar la carne con el animal; ya sea cortándoles la cabeza, patas..., o presentándolos empaquetados para no recordar su imagen. Marguerite Yourcenar en uno de sus ensayos "Una civilización de Compartimientos Estancos" denunciaba la ignorancia en que se tiene al consumidor y la poca distancia que existe con los muros de los grandes mataderos y el sufrimiento de los animales en su interior. Y esperaba una reacción pública ante la exhibición por televisión de imágenes que revelen lo que se pretende tener en secreto.

El consumidor experto o buen catador conoce, investiga y pregunta sobre muchos datos de lo que consume y saborea: vinos, verduras, legumbres, frutas... Ya sean: procedencia, clases, las mejores épocas ... etc ¿Por qué no exigir una garantía afectiva que el animal no ha sufrido ni terror ni dolor? El consumo toma, así, una dimensión más cultural para asegurar el respeto del animal y la dignidad del hombre.


Relación de contenidos por tema: Cría intensiva


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