Fracasa la BIC Protaurina

ADDAREVISTA 47

Donde dije digo, digo Diego. Fracasa la BIC pro taurina

Redacción.—El 4 de octubre entraba en el Senado el texto aprobado por la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados de la «Proposición de Ley de la regulación de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural». Para más detalles se puede entrar en el Boletín Oficial de las Cortes generales, SENADO, n.º 245 de fecha 4 de octubre 2013. La verdad es que no merece la pena. Tan solo resaltar que si se compara con la proposición de ley para la regulación de la fiesta de los toros como Bien de Interés cultural, BIC, poco o nada tienen que ver aparte de las farragosas exposiciones de motivos que las anteceden.

El Congreso que, en el mes de mayo de 2013, tan fastuosamente recibió a la Comisión, con su Presidente al frente, a los representantes y patrocinadores que promovieron una iniciativa popular de que los toros fuesen declarados Bien de Interés Cultural, ha visto cómo todos sus planes, prácticamente, quedaban en muy poca cosa. Que las corridas de toros prohibidas en Cataluña lo continuarán siendo y que aquel retorno anunciado de la nueva temporada por las fiestas de la patrona de Barcelona resurgían nuevamente con la reaparición del torero… Tomás, ha quedado en agua de borrajas. Y es que, quizás llevado por un momento de entusiasmo colectivo sobredimensionado, en el devenir del trámite parlamentario, vieron que de seguir adelante con aquella euforia iban directos a estrellarse, pues una serie de recursos haría insostenible el redactado. Todo ello aparte del ridículo que tal proclamación legal llevaría a España a ser visto como un país poco serio.

Así pues, calla, callando, el documento que entraba en el Senado, un paso obligado pero no vinculante, ya tenía el hachazo al concepto de Bien Cultural, algo insostenible. Y para una mejor digestión sin adquirir más compromisos, se cambia por Patrimonio, que representa algo bien distinto. Todas las euforias taurófilas se han convertido en rabia contenida. No obstante la ley, ya aprobada, apunta hacia una serie de beneficios económicos que se irán aclarando en su fase de reglamento y a una pretensión, en la disposición final primera, de «impulsar las reformas normativas para recoger dentro de la legislación española el mandato y objetivos de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO». Ahí está ahora la quimera: que la UNESCO declare las corridas de toros Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Si esto ocurriese, lo primero que tendría que hacer la UNESCO es, al menos, cambiar de nombre porque su espíritu quedaría seriamente dañado.

 

Ong ADDA   -Diciembre 2003


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