El Toro de la Vega, !Basta de "Afligidos"!

ADDAREVISTA 43

Un año más Tordesillas ha avergonzado a los españoles que rechazan el sufrimiento de los animales. El Toro de la Vega, con más de 700 años de historia sangrienta, sigue indignando al colectivo animalista y a cientos de miles de personas que, a pesar de la pasividad política, crece en su lucha con la fuerza del apoyo social.

Parece que los ganaderos deciden los nombres de sus toros con saña: Afligido era el nombre del último toro que sacrificaron los vecinos de Tordesillas (Valladolid) en el aberrante Torneo del Toro de la Vega. Afligir, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa «causar molestia o sufrimiento físico». Efectivamente, a Afligido, un toro sano, joven y fuerte, le causaron todo el sufrimiento físico que pudieron el pasado 13 de septiembre de 2011: lo soltaron en el campo y él, siguiendo su instinto, echó a correr para huir de los que le habían retenido en un cajón. Durante 10 minutos esquivó alrededor de 200 lanzas que le dirigieron los participantes en la tortura, hasta que uno de ellos le alcanzó y se proclamó «vencedor», el asesino vencedor. Una única lanzada no fue suficiente para matarlo, así que decidió clavarle varias veces la misma lanza. Tampoco bastó. Se suponía que en el campo tendría que haber alguien encargado de apuntillar al astado con un cuchillo, pero como esta persona no estaba allí, varios mozos le asestaron más lanzadas desde un árbol. Al ver que tampoco podían acabar así con su vida, decidieron rematarlo con un destornillador... Afligido estuvo agonizando durante más de media hora.

La Asociación Contra la Tortura y el Maltrato Animal, ACTYMA, presentó una denuncia ante la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Valladolid por este hecho, solicitando que se incoe expediente sancionador por la ausencia del director de campo, organizadores y voluntarios del Torneo y también solicitó que se investigara la presunta responsabilidad del Ayuntamiento de Tordesillas. Ojalá que la denuncia consiga depurar alguna responsabilidad, aunque mucho se teme que las autoridades seguirán haciendo oídos sordos.

Quienes organizan y participan en semejante aberración lo hacen a pesar del abrumador rechazo social; a pesar de las más de 400 personas que se manifestaron en Tordesillas y otras tantas en Madrid unos días antes para pedir la abolición de esta tortura pública; a pesar de que cerca de 100.000 personas han firmado contra este maltrato a través de entidades, tanto nacionales como internacionales, y a pesar de que este espectáculo ofrece al exterior una imagen medieval de nuestro país.

En esta misma revista, en el año 2002, ya se le dedicó un artículo al Toro de la Vega y en 10 años la tortura sigue siendo la misma, lo único que han cambiado los organizadores es que ahora no se le cortan los testículos al toro para entregárselos como trofeo al asesino vencedor. Por suerte, fuera de Tordesillas, sí que ha cambiado algo: han multiplicado las muestras de rechazo hacia est; ca y sigue bajando la afición taurina, alcanzando como la prohibición de los toros en Cataluña.

DEFENDER LO INDEFENDIBLE

Desde la web del Ayuntamiento de Tordesillas se describe el Toro de la Vega con una serie de normas para dar la sensación de que se trata de un torneo, cuando no es otra cosa que un sacrificio ritual en el que se tortura al animal. La explicación oficial apunta que «El Torneo estriba en la suerte de medir las fuerzas entre un hombre y un toro sin despuntar, de entre 500 y 600 kg. de peso y entre 4 y 7 años de edad...». ¿Medir las fuerzas entre un hombre y un toro? No; lo que se mide es el tiempo que puede resistir un toro el acoso de cientos de hombres armados con lanzas. Más adelante, la descripción vuelve sobre el mismo engaño: «toro y torneante deberán estar en igualdad de condiciones, el toro con sus defensas naturales, y el torneante, bien a pie o a caballo, provisto únicamente de una lanza». De nuevo: ¿dónde está la igualdad de condiciones si los mozos son centenares y además pueden ir a caballo y provistos de lanzas? Se supone que si el toro logra esquivar todas las lanzas dentro del terreno marcado se proclama vencedor del torneo y podría volver al campo, pero evidentemente nunca ha pasado; en los archivos no se encuentra documentada ninguna victoria del animal.

La hipocresía de los que pretenden defender este espectáculo repugnante puede llegar a límites increíbles: en la web del Patronato del Toro de la Vega, que es un colectivo creado para defenderlo y promoverlo, se repasan todas las ordenanzas de este torneo y se dedica un apartado a lo que ellos denominan los «derechos» del toro. Entre ellos se lee: «Que nadie ose tratar mal al toro, ni vivo ni muerto, ni de palabra ni de obra». ¿Cómo se atreven a escribirlo cuando todo el torneo es una humillación del animal?

Otro de los argumentos del Ayuntamiento de Tordesillas para «legalizar» esta tortura es que desde julio de 1999 el Pleno de la Corporación Municipal de Tordesillas aprobó las Bases reguladoras del desarrollo del Inmemorial Torneo del Toro de la Vega, adaptándolas al reglamento de espectáculos taurinos populares, aprobado por la Junta de Castilla y León, por lo que, según el Ayuntamiento «el desarrollo del Torneo se realiza al amparo de unas ordenanzas, normas o reglas, acordes con dicho reglamento». Que la tortura esté basada en unas reglas no hace que deje de ser un acto abominable. La Inquisición también tenía estrictas reglas de tortura.

Poco antes de que se celebrara la última edición del Toro, a principios de septiembre, el Ayuntamiento de Tordesillas anunciaba que estaba trabajando en la modificación del testamento para debatirlo a principios de 2012. Aunque por mucho que se debatan los detalles, el festejo seguirá siendo un asesinato cruel. Se plantean una delimitación geográfica de la ubicación de los caballistas y de los lanceros e imponer multas a quienes no respeten las normas o maten al animal en movimiento. El objetivo de estas modificaciones es, según ellos, «dignificar al toro, que se le dé más ventaja en el campo y que evolucione y se adecué a los tiempos que corren». Pues para adecuarse a los tiempos que corren hay que prohibir ya, esta tradición sangrienta que nació en el siglo XIV.

¿INTERÉS TURÍSTICO?

Lejos de avergonzarse del maltrato y de la cruel muerte que le dan cada año a un toro, las autoridades de Tordesillas consiguieron que el Torneo del Toro de la Vega fuera declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional por resolución de la Secretada de Estado de Turismo en 1980. Han pasado ya más de 30 años. Por suerte, en estas tres décadas ha crecido mucho más el número de españoles y españolas que rechazan cualquier forma de maltrato a los animales que los que lo defienden. Sin embargo, ahí sigue esa declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, con la que se recomienda a los extranjeros que acudan a ver cómo una multitud armada con lanzas asesina a un toro, cuando en realidad es una vergüenza nacional que hace impresentable a España frente a otros países avanzados. En un gran número de páginas web de asociaciones animalistas internacionales encontramos referencias al torneo de Tordesillas, en las que se recogen miles y miles de firmas para pedir su abolición. España no avanzará en muchos otros aspectos hasta que no acabe con las fiestas crueles y los toros. No se puede tomar en serio a una nación que sigue anclada en tradiciones sanguinarias contra los animales.

MEDIEVAL

El único argumento de los que apoyan la celebración de esta brutalidad es su arraigo tradicional en la historia de esta localidad y en los «festejos» taurinos en España, porque se enorgullecen de que el Toro de la Vega sea el vestigio más antiguo de las fiestas taurinas: su origen podría situarse en el año 1355, es decir, hace siete siglos, en plena Edad Media.

Siguiendo con la revisión histórica, se tendría que recordar más a menudo que hace más de 40 años que los científicos saben «que el toro siente emociones, por tanto, sienre pánico, miedo, frustración, claustrofobia y ansiedad cuando le están persiguiendo, incluso en el momento que se les aparta de la manada, se les despega de sus congéneres y se les mete en el camión», como asegura la veterinaria Marta Jimeno, del Partido Contra el Maltrato Animal (PACMA).

PASAR A LA ACCIÓN

Por suerte cada vez son más los que se suman a la lucha contra este espectáculo repugnante. Impulsada por la impotencia de tener que presenciar un año más esta tortura, el pasado 13 de septiembre se creó la Plataforma por la Dignidad Animal, que en pocas semanas, consiguió aglutinar a más de 62.000 personas. La primera de sus acciones ha sido la convocatoria, el pasado 27 de noviembre, de concentraciones pacíficas y simultáneas en 17 ciudades españolas para mostrar su unión y alzar la voz por una sociedad respetuosa con los animales.

Por su parte, el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal, PACMA, que por cierto, ha logrado más de 100.000 votos para el Congreso y más de 370.000 para el
Senado en las elecciones generales, anunció que habían acordado una reunión con el delegado territorial de la Junta en Valladolid, Pablo Trillo Figueroa, para pedirle que se suprima el torneo del Toro de la Vega, aunque todavía, a principios de diciembre, no se ha publicado nada sobre el resultado de esa reunión. Si es que se ha celebrado.
Otros animalistas que se han reunido con representantes políticos han sido la periodista y gran defensora de los derechos de los animales, Ruth Toledano, y Daniel Dorado, abogado especializado en protección de los animales, que mantuvieron un encuentro a finales de octubre con Cristina Narbona, la única que puede decirse dentro del PSOE que ha demostrado interés y vocación por la defensa de los animales y que formaba parte de la propuesta electoral de Rubalcaba. Le pidieron a la exministra que se revocara la consideración del toro lanceado de Tordesillas como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Narbona se mostró dispuesta a apoyar esta causa. Les pidió un dossier a los animalistas sobre el Toro de la Vega y le pudieron entregar casi 100.000 firmas contra la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional y el apoyo de la Humane Society, asociación líder animalista norteamericana con 11 millones de afiliados.

El apoyo social está ahí, solo falta la toma de decisiones políticas. A los socialistas se les acabó el tiempo, ahora es el turno de los populares. Por trayectoria y fondo ideológico parece difícil que vayan a cambiar su defensa de las tradiciones nacionales. Siguen cobijándose bajo la sombra alargada de las corridas de toros, del poder que se esconde tras esos festejos de nuestro folclore más rancio. Pero esa actitud cobarde no representa el interés de la mayoría. ¿Hasta cuándo estaremos anclados en la Edad Media?

 

Ong ADDA  -Diciembre 2011


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