Redacción.- El aumento en la población de jabalíes está generando diversos problemas debido a que, con mayor frecuencia, se acercan a los núcleos urbanos en busca de alimento. Algunos municipios de Catalunya ya han manifestado su malestar debido a que, en la gestión de la población del jabalí, la única opción aportada hasta ahora haya sido su caza; consideran que hay que buscar medidas éticas para abordar esta problemática y no solo matar por matar.

Esta ha sido la opción adoptada por el ayuntamiento de Sant Martí Sarroca (Barcelona).En diciembre del 2015, este consistorio denegó el permiso de cortar caminos en el bosque para que se pudieran hacer batidas con el fin de cazar jabalíes, alegando que era «un agravio hacia otros usuarios, los no cazadores, que quieren circular con libertad y disfrutar de la naturaleza». Esta determinación supuso el inicio de una confrontación entre el ayuntamiento y el colectivo de cazadores locales, quienes han acusado y responsabilizado al gobierno municipal de todos los desperfectos y accidentes de tráfico que pudieran surgir ocasionados por los jabalíes, a raíz de haberse tomado esta decisión.

En consecuencia, su alcalde, Antoni Ventura, persona sin duda con un gran sentido ecológico y conservacionista, hizo un comunicado en el que manifestaba que la caza no estaba sirviendo como método para solucionar los problemas con el jabalí. «El jabalí no es en sí mismo el problema, ni tampoco lo es su densidad de población, sino que el problema radica en que ahora su presencia se encuentra en áreas que el ser humano ha ido ocupando y arrebatándole».También recordó que los jabalíes forman parte de las especies autóctonasde los bosques de Catalunya.

Ante este escenario, Ventura consideró oportuno encargar un estudio a un equipo de expertos para que se estableciera un cálculo del censo actual de jabalíes y de la capacidad de carga del ecosistema del municipio, un mapa de zonas de seguridad donde según la legislación no se puede cazar y un resumen de métodos de control no letales para paliar los daños causados por los jabalíes.

El pasado mes de abril del 2017, fue presentado ante los medios de comunicación locales el estudio solicitado por el ayuntamiento a la consultoría Ambiens. Los trabajos se realizaron de mayo a noviembre de 2016 utilizando parámetros específicos para la elaboración del censo, a través de la instalación de cámaras de videovigilancia en las zonas en donde se observaban rastros permanentes de jabalíes.

Resultados del estudio

El estudio constata que el municipio no tiene una superpoblación de jabalíes, estableciéndose una población de entre 66 y 77 individuos, cantidad muy inferior a la que puede soportar el ecosistema del municipio, que de acuerdo con los recursos naturales existentes sería de 275 jabalíes.

Con los datos obtenidos ahora en mano, se pueden plantear las medidas oportunas para prevenir que los jabalíes se acerquen al núcleo urbano, evitando conflictos entre vecinos y jabalíes. Las propuestas son de tres tipos: ecológicas, cívicas y de protección de cultivos.

* Ecológicas: se propone mantener charcas para que no tengan dificultad en encontrar agua; favorecer la presencia de encinas e higueras con el objetivo de proporcionarles alimento suficiente en los bosques, evitando que se desplacen a los núcleos urbanos.

* Acciones cívicas: no dejar fuera de los contenedores de basura los restos orgánicos domésticos, preferentemente los que se encuentran en las zonas limítrofes y, por ello, más cercanas al bosque, que supone que tengan una mayor accesibilidad a encontrar alimento; y no dejar restos de compostajes de verduras y frutas en los huertos.

* Protección de los cultivos: instalación donde corresponda de cercos electrificados de baja tensión evitando el acceso de jabalíes (algo común en ganadería).

El estudio también propone que se adopten acciones destinadas a fomentar el turismo rural para ver la presencia de estos animales y dar a conocer su importante función ecológica.

En definitiva, la posición adoptada por el Ayuntamiento de Sant Martí Sarroca pone de manifiesto que cada vez más hay una mayor sensibilidad social, respeto y deseo de convivencia con el resto de especies de nuestro entorno, y que la caza, por más etiquetas con las que quiera disfrazarse, es únicamente una actividad en la que se disfruta matando animales.

Ong ADDA -Junio 2017