17ª Conferencia CITES

ADDAREVISTA 53

La 17.ª conferencia de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, CITES, se ha celebrado en Johannesburgo (Sudáfrica) del 24 de septiembre al 5 de octubre de 2016.

En esta conferencia, programada cada dos o tres años, han participado los 183 países que firmaron dicho tratado, que protege la fauna y flora salvajes en peligro de extinción y regula el comercio de las distintas especies. España se incorporó años más tarde de su existencia, y nuestros lectores pueden encontrar amplia literatura sobre el tema en www.addarevista.org.

Se trata, una vez más, tal como está ocurriendo con el cambio climático, de una dificultad y una inerme resistencia para poder alcanzar acuerdos resolutivos, positivos y efectivos capaces de proteger para las futuras generaciones un mínimo del plantel de ejemplares y hábitats que eviten su total extinción. El furtivismo, incitado por los altos precios que se pagan por sus colmillos u otras partes, y la expansión e invasión de sus hábitats bajo la creciente presión del crecimiento de la población humana, que invade los espacios naturales en que habitan, obliga a que el CITES, que en realidad es un tratado comercial, pueda representar, por el momento, la única posibilidad.

Es muy importante significar que son la mayoría de los estados africanos los primeros en presentar al resto del mundo su preocupación y deseo de salvaguardar su flora y su fauna ante la continuada agresión proveniente de otros países desarrollados, ya sean de Norteamérica o asiáticos.

El león africano

Se calcula que solo quedan 20.000 leones en estado salvaje en África. Nueve países africanos (Níger, Chad, Costa de Marfil, Gabón, Guinea, Mali, Mauritania, Nigeria y Togo) pedían que se aumentara la protección de los leones, incorporándolos al apéndice I del CITES, que significa el máximo nivel de protección. Se quería acabar con el comercio de huesos de león, muy apreciados en la medicina tradicional china. Solamente se ha conseguido un acuerdo de compromiso para calmar la fuerte oposición de la industria de venta de huesos y partes de león y de los cazadores de trofeos. El león actualmente ya está casi «de rebajas», tras su cría en cautividad y la «caza enlatada», con un creciente número de adeptos desaprensivos.

Los leones continuarán ocupando el apéndice II —de un comercio «controlado»— sin posibilidad de comerciar con leones salvajes, salvaguardando a Sudáfrica, que seguirá manteniendo su propia vergonzosa cuota para que los leones criados en cautividad —«enlatados»— puedan morir a manos de un cazador bien protegido de cualquier peligro.

El elefante africano

Trece países africanos también propusieron situar al elefante africano en el apéndice I y la total prohibición del comercio de marfil, pues su población se está viendo diezmada debido al comercio legal e ilegal, la desestabilización política de las naciones africanas y el impacto que tiene sobre las comunidades locales la relación entre el crimen organizado y el terrorismo. Se aportó un informe económico sobre las devastadoras consecuencias del comercio de marfil que está en expansión debido a la caza furtiva (ver ejemplar n.º 52 de ADDA Defiende los Animales). Botswana, con un magnífico ejemplo, apoyó esta propuesta e hizo notar su «renuncia voluntaria y sin reserva» a su estatus especial en el apéndice II, comprometiéndose a prohibir hasta 2024 el comercio de marfil.

La propuesta necesitaba una mayoría de dos tercios, pero fue rechazada por 71 a 62. Los elefantes seguirán en el apéndice II para las poblaciones de Botswana, Namibia, Sudáfrica y Zimbabue. Los países que se opusieron a la inclusión de los elefantes en la lista del apéndice I fueron, entre otros, los que se esperaba: Sudáfrica, Canadá, China, Japón y EE. UU. Curiosa y definitoria también fue la votación en contra de la Unión Europea, UE; con sus veintiocho votos, esta vez todos bien unidos, incluida, como es de entender, España.

Otras decisiones relativas a los elefantes:

* La gran mayoría de países se opuso a las propuestas de Namibia y Zimbabue de eliminar las restricciones al comercio de productos derivados de los elefantes.

* Hubo recomendaciones a las partes para que se cierren los mercados internos de marfil; sin embargo, el texto de compromiso es tan débil que deja la puerta abierta para que continúe el comercio de marfil, e incluso lo fomenta.

* Siete países africanos (Burkina Faso, República Centroafricana, Chad, Kenia, Mali, Níger y Senegal) propusieron tomar medidas progresivas para prohibir cualquier comercio de elefantes vivos.

* Mali dijo «sentirse profundamente inquieto porque estos animales son tratados como objetos», señalando los efectos nocivos de la cautividad, confirmados por expertos en elefantes; hicieron referencia a la reciente muerte de una hembra de elefante en su viaje hacia un zoo de EE. UU. y declararon que «los animales en cautividad no tienen nada que ver con los animales en estado salvaje», y que «al vivir los elefantes en grupos, cuando se capturan algunos de sus miembros, se rompen las familias, al igual que sucede en las familias humanas». Kenia añadió que la cautividad es la «encarcelación de por vida», expresando que «ya es hora de acabar con la exportación de elefantes». Esta medida quedó diluida en el respectivo grupo de trabajo; sin embargo, se adoptó el «compromiso» de seguir estudiando e informando sobre el comercio de elefantes y rinocerontes vivos en sucesivas reuniones del CITES. (Info: Fondo documental Animals Defender Internacional, ADI).

OTROS ACUERDOS

Algunos negativos

* La cebra de montaña del Cabo, las aves melifágidas, el cocodrilo americano, la pantera de Florida y el puma con color, en grave peligro de extinción, se incluyen en el apéndice II, reduciendo así su protección. El bisonte del bosque, una de las dos subespecies de bisonte americano, se elimina del apéndice II. Sin embargo, esta especie ha sufrido un declive histórico del 95,7 % desde el año 1800, cayendo su población de 168.000 animales hasta unos 5200 en la actualidad.

Algunos logros

* Máxima protección para todas las especies de pangolín asiático y africano, el macaco de Berbería, o de Gibraltar, en grave peligro de extinción, y el loro gris africano, que pasan al apéndice I (prohibición absoluta de comercio internacional). En el caso del loro gris, la votación fue secreta, y su inclusión en el apéndice I fue propuesta por Gabón, Angola, Chad, la UE, Guinea, Nigeria, Senegal, Togo y los EE. UU., a pesar de la fuerte oposición de Sudáfrica, los Emiratos Árabes Unidos, Japón, Bahrein, Noruega, Camerún, Brasil, China y la República Democrática del Congo.

*El cálao de yelmo (cuyo pico podría convertirse en el próximo producto similar al marfil) recibe más protección.

*Se rechazó la propuesta de Namibia y Zimbabue de eliminar las restricciones sobre el comercio de productos del elefante.

*Rechazo mayoritario a la solicitud de Swazilandia de reanudar el comercio de cuerno de rinoceronte. Entre los países que apoyaron el rechazo: la UE, EE. UU. y varios países africanos, que alegaron que el comercio legal propicia el comercio ilegal al incrementar la demanda y permitir, entre otras cosas, el blanqueo de dinero. Es curioso que estos mismos argumentos que presentaron la UE y los EE. UU. para los rinocerontes no los quisieran aplicar al comercio de marfil de elefantes.

*Se rechazó la propuesta de Canadá de bajar el halcón peregrino al apéndice II y la propuesta de China de eliminar la cláusula que pide que se acabe con la cría y comercio del tigre.

(Este enumerado no habría sido posible sin la información de Animal Defender Internacional, ADI, que mucho agradecemos).

 Diciembre 2016


Relación de contenidos por tema: Congresos y conferencias


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