Las otras cuentas de la caza - Enric Carrera Gallissà

ADDAREVISTA 9

Muchos cazadores acostumbran a justificar su actividad que califican como y que consiste en, recordémoslo, en matar a seres vivos por diversión y placer (la caza de subsistencia que practican todavía algunos pueblos primitivos no entraría obviamente en este capítulo), debido a las grandes ganancias económicas que reporta. Esta argumentación acostumbra a estar basada en una avalancha de cifras inconexas que parecen demostrar que para ellos el único valor que tienen los seres vivos de este planeta es el precio que se paga por su muerte y no en cambio por los otros valores que tiene su vida.

Si hacemos los números en serio habremos de tener presente también las toneladas de muerte que provoca la caza y descubriremos cifras verdaderamente escalofriantes. Según el prestigioso naturalista Joaquín Araujo, cada año son fusiladas en España 21 millones de alas, lo cual significa que cada tres segundos, se produce la muerte de un ave, y a ello habría que añadir los 2 millones de óbitos que provocan las carabinas de balines, como si el aire comprimido fuera más inofensivo que la pólvora…

Pero todo no termina con las escopeta, los "pajareros" cazadores "deportivos" incluidos en la federación Española de Caza capturan anualmente otros tantos millones de aves. El problema se complica y mucho con el furtivismo paralelo que provoca esta actividad que en modo alguno puede considerarse marginal dado que mata tantas o más aves que escopetas. Recientemente la prestigiosa Sociedad Española de Ornitología (fundada en 1956) ha publicado un informe escalofriante sobre la caza de paseriformes (aves de pequeño tamaño) en España. Según esta entidad al menos 23.000.000 (si, he dicho 23 millones de aves) son víctimas de la liga, cepos, ballestas, perchas, redes y otras malas artes. La muerte acostumbra a ser bastante cruel y en el caso de la liga puede convertirse en una larga y lenta agonía. Algunas de estas aves no llegan a morir, sin embargo se les arrebata lo más preciado, su libertad, acabando el resto de sus días encarcelados en una jaula diminuta.

A grandes rasgos podemos decir que la caza centra su actividad en cuatro modalidades de caza:

- Caza de Zorzales con liga.

- Caza de Zorzales con Filats en Coll.

- Caza con costillas, cepos y lazos.

- Caza de Fringílidos con Liga y con Red abatible.

CAZA DE ZORZALES CON LIGA

Se practica fundamentalmente en el Levante, si bien el País Valenciano y Cataluña (Tarragona), son las comunidades autónomas con mayor número de capturas. Para cazar estas aves, los pajareros construyen unas trampas especiales que consisten en árboles (olivos y/o algarrobos) con las ramas modificadas de tal manera que entre ellas puedan colocarse traviesas horizontales donde se colocan una varetas verticales de esparto, las cuales se recubren de liga o muérdago. Los zorzales, que migran por la noche, son atraídos a la trampa mediante un reclamo artificial (antiguamente un silbato y en la actualidad una cinta magnetofónica). Al posarse el ave queda atrapada por las varetas untadas de liga. El animal cae al suelo, si tiene suerte tendrá una muerte rápida (pisotón o manotazo del pajarero) en la mayoría de los casos, sin embargo, la agonía será lenta.

En el año 1990 se concedieron 4.763 licencias en el País Valenciano y 533 en Cataluña. A esta cantidad habría que añadir un elevado furtivismo que puede llegar a doblar las cifras anteriores. Por esta modalidad se estima que mueren anualmente en España entre 5 y 6 millones de aves.

CAZA DE ZORZALES CON FILATS EN COLLS

Esta modalidad es exclusiva de las Baleares, principalmente en Sierra de Tramuntana, entre la isla Dragonera y el cabo Fomentor. Las aves son capturadas por la noche mediante redes especiales. Esta modalidad de caza esta legalizada y la practican entre 10.000 y 12.000 personas. Provoca la muerte de 6.750.000 a 8.100.00 aves.

CAZA DE FRINGÍLIDOS

La caza de fringílidos (Jilguero, Verderón, Pardillo, Verdecillo y Pinzón) con red o con liga es un fenómeno muy extendido y arraigado por toda la geografía hispana, si bien la mayoría de cazadores se concentra en la cuenca mediterránea. A diferencia de las otras modalidades de caza, el objetivo de la captura no es provocar la muerte de las aves sino secuestrar su libertad para enjaularlos y disfrutar de su bello canto.

El número de licencias expedidas en España durante la temporada 1989-90 fue al menos de 11.532 (faltan datos de 4 comunidades autónomas) y el número de capturas no inferior a 7.018.848 aves. Las cifras reales de esta modalidad de caza son mucho mayores a las citadas anteriormente aunque se desconoce la aproximación real debido al elevadísimo furtivismo que existe. Por poner un ejemplo diremos que en Cataluña el número de licencias expedidas en la temporada 1989-90 fue de 3.175 mientras que las personas inscritas en sociedades pajariles que realizan concursos de canto es de unas 12.000. A ello habría que añadir un porcentaje nada despreciable de aves que mueren durante la captura y manipulación. Pensemos que solo esta permitido la captura de machos y que las hembras capturadas deben liberarse.

CAZA CON COSTILLAS Y CEPOS

A diferencia de las anteriores modalidades de caza, está es una técnica prohibida en España y por lo tanto desde el punto de vista legal es practicada únicamente por furtivos. Está muy extendida en Andalucía, especialmente las provincias de Córdoba y Jaén, donde en la actualidad, según estimaciones de la SEO se capturan anualmente entre 3 y 5 millones de aves. No se disponen de datos fidedignos sobre la incidencia que tiene esta caza en otras partes de España aunque se sabe que se practica con cierta intensidad en Aragón, Levante, Cataluña y Baleares. La mayoría de las aves que mueren por este sistema son insectívoras, especialmente Alaudidos, Petirrojos, Mirlos y Zorzales.

COMERCIO DE LAS AVES CAPTURADAS

Lo que inicialmente era una caza tradicional de temporada, practicada fundamentalmente en zonas deprimidas para cuyos habitantes representaba una aportación de proteínas animales en su régimen alimenticio, se ha convertido en una caza tecnificada y masiva con ánimo de lucro. Esta actividad provoca un comercio subsidiario nada despreciable. Desde el alquiler de armas para cazar Zorzales, que es de 50.00 a 200.00 pta. la temporada (el récord se encuentra en 1.000.000), al comercio de las piezas capturadas. Un zorzal, actividad que realizan fundamentalmente las mujeres, se paga a 15 pta. la pieza. En el mercado un zorzal se vende a 80 pta. (sin pelar) y a 100 pta. los pelados. En los bares se venden como tapas a 200 pta. la unidad. Existen empresas, algunas de ellas extranjeras (francesas e italianas) que se dedican a recorrer las zonas pajareras donde compran por peso cualquier tipo de aves de pequeño tamaño (capturadas fundamentalmente con cepo). 

En cuanto a los fringílidos basta recordar que rara es la localidad de España, donde no exista aunque sea de forma ambulante un mercado de aves enjauladas. Algunos de ellos son muy bien conocidos como las ramblas barcelonesas, el rastro madrileño o la plaza redonda de Valencia. En las localidades donde existe mayor tradición, el intercambio y venta de particular a particular es muy frecuente. Las aves campeonas de los concursos de canto alcanzan precios increíbles (300.000 pts.).

ASPECTOS LEGALES

Lo más bochornoso de toda esta masacre es que actualmente se encuentra prohibida por la ley. Cuando España entro en la CEE, firmo la Directiva 79/409 de protección de las aves silvestres, que entre otras muchas cosas prohibe de forma explícita el uso de la liga, redes de cualquier tipo, cepas y cintas magnetofónicas. A esta Directiva cada país puede presentar – en el momento de la firma – las correspondientes reservas, y España en estas técnicas de caza no presentó reserva alguna. Estas misma modalidades de caza están expresamente prohibidas por el Convenio de Berna relativo a la conservación de la vida silvestre y el medio natural en Europa (BOE 235, 1 de Octubre de 1986), así como el Convenio de Bonn sobre la conservación de las Especies migradoras de animales silvestres (BOE 259, 29 de octubre de 1985), solo hay que recordar que lo firmado en tratados internacionales que son refrendados por las Cortes tiene carácter de Ley Orgánica.

A pesar de ello cada año en las Ordenes de Veda de las distintas comunidades autónomas se permiten las modalidades de caza antes descritas (excepto los cepos). Ante tal escándalo diversas entidades científicas y ecologistas españolas presentaron diversas denuncias ante el Comité de las Comunidades Europeas contra el Gobierno Español por incumplimiento de la Directiva comunitaria. Debido a ellos el gobierno Español se vio obligado a desarrollar una ley que se ajustara a los compromisos comunitarios. Dicha ley (4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre –BOE 74, 28 de marzo de 1989 -), prohibe por fin las modalidades de caza antes comentadas, sin embargo las comunidades autónomas alegando conflicto de competencias con sus estatutos de autonomía la incumplen estrepitosamente sin que el gobierno central se inmute.

Lo más bochornoso de toda esta masacre es que actualmente se encuentra prohibida por la ley. Cuando España entró en la CEE, firmó la Directiva 79/409 de protección de las aves silvestres, que prohibe de forma explícita el uso de la liga, redes de cualquier tipo, cepos y cintas magnetofónicas. A pesar de ello cada año en las órdenes de vedas de las distintas comunidades autónomas se permiten estas modalidades. Dado que a pesar de que una ley sea recurrida al tribunal Constitucional, su vigencia es plena, DEPANA ha presentado, por lo que concierne a Cataluña, dos recursos contenciosos administrativos contra el Gobierno de la Generalitat por incumplimiento de la ley, que ha sido ganados, así como las correspondientes denuncias a la CEE y al Consejo de Europa. Nos consta asimismo que otras entidades del resto del Estado han hecho lo mismo. La lucha legal va a ser larga y dura pero la vida de 23 millones de aves merecen este esfuerzo.

 

Ong ADDA  Enero/Marzo 1992


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