Mirando hacia atrás sin ira. ADDA y los comienzos del animalismo en España - Editorial

ADDAREVISTA 27


MIRANDO HACIA ATRÁS SIN IRA

ADDA Y LOS COMIENZOS DEL ANIMALISMO EN ESPAÑA

En el año 1976, un empleado de la compañía de ferrocarriles espa­ñoles (RENFE) residente en Mataró (prov. de Barcelona), Benito de Benito Espinosa, preo­cupado por la falta de humanidad y respeto que la sociedad mostraba hacia los animales puso un anun­cio en la prensa barcelonesa. En él convocaba a todas las personas interesadas en la defensa animal -entonces aún no se utilizaba el término "bienestar" proveniente del movimiento inglés animal wel­fare- para conocerse e intercambiar sentimientos e ideas. Poco después escribía en la sección Cartas de los Lectores del periódico La Van­guardia: "sin lugar a dudas son muy pocas las personas que aman de verdad, de verdad, a los anima­les... De las muchas llamadas de solidaridad que recibo, tan sólo 18 verdaderos defensores de los ani­males me han brindado realmente su apoyo incondicional. De 20 sociedades protectoras de anima­les y plantas tan sólo se han adhe­rido dos, y sin profundizar en el espíritu del tema".

Es cierto. La mayoría de los que dicen llamarse "defensores de los animales" ponen el grito en el cielo, pero no hacen nada por denunciar las injusticias, ni tratan de ponerles remedio. Sólo unos pocos, muy pocos, los estiman sinceramente. Y fueron ellos quienes, hace casi 27 años, pusieron los cimientos de ADDA e iniciaron el movimiento de defensa y bienes­tar animal en España. Fueron ellos los que se dirigieron a todos los partidos políticos con un primer borrador de la Ley de Protección de los Animales, con el fin de con­vencerles de la necesidad de apro­bar una legislación administrativa y penal que reconociese e hiciese respetar sus derechos. Y han sido ellos los que no se han cansado de denunciar la barbarie que se vive en las corridas de toros y fiestas crueles en las que, escudándose en el "arte" y la "tradición", se tortu­ra hasta la muerte a cientos de ino­centes seres vivos y sentidores. Sus esfuerzos, su voluntad solida­ria y su altruismo moral han con­tribuido enormemente a que se tomara conciencia del respeto que todo ser vivo merece y se empren­dieran acciones eficaces para pro­teger a las especies animales.

Hoy miramos, ya, hacia atrás sin ira. Y hacia delante con ilusión. Porque el camino que hemos reco­rrido –nuestra experiencia- nos ha enseñado que el esfuerzo lo hacen las personas realmente convenci­das y que los grandes obstáculos sólo se salvan con amor, decisión e iniciativa.

CARTA DE LOS LECTORES APARECIDA EN EL PERIÓDICO "LA VANGUARDIA" EL 28 DE FEBRERO DE 1976. - Benito de Benito Espinosa.

"Sin lugar a dudas, son muy pocas las personas que aman de verdad, y la ver­dad, de los animales. Como todo lector conoce, en los países que se emplea el método de las encuestas para tantear el pensar y sentir de sus gentes sobre te­mas sociológicos, se obtienen unos re­sultados muy equilibrados de la materia consultada, por la sinceridad de los con­sultados. En nuestro país, Estado de mayoritaria confesión católica, resulta casi imposible realizar una encuesta para de­terminar el grado de opinión sobre la ma­teria consultada por evasión de sinceri­dad en las respuestas. Las cifras cantan por si solas, de un millón y medio aproximado de llamadas da solidaridad, publicadas por la gentile­za de varios diarios y revistas, sólo he recibido la adhesión incondicional de 18 verdaderos defensores de los anímales; de 20 sociedades protectoras de anima­les y plantas, sólo se han adherido dos y sin profundizar en el espíritu del tema.

Séanos permitido revisar la actitud de la Iglesia en este delicado asunto y ha­gámoslo con la ayuda de las cifras: Se horroriza de que en Alemania Occidental gasten 650 millones de marcos en ali­mentos y cuidados a perros, gatos, pája­ros, esos seres llamados «inferiores», pues en vegetales decorativos invierten no menos de 139 millones. Delicado es un asunte cuando afecta a los sentimien­tos. Este creo sinceramente es el caso del pueblo alemán. ¿Estamos emocionalmente educados pa­ra distinguir tales sentimientos? Si la respuesta fuese afirmativa, llegaríamos a comprender las prptestas de algunas personas (no demasiadas por des­gracia) ante las crueldades, nunca justifi­cadas, que se cometen. Nada más fácil que establecer comparaciones con los se­res «superiores» y la evidencia del peca­do será clara; una barbaridad justificará otra y así sucesivamente.

Para orientar a los que no leyeron mi primera parte de este comentario hago un breve resumen más clarificado de la misma: Los amantes de los animales, en general, ponen el grito en el cielo con sus lamentaciones, pero no hacen nada positivo para ayudar a atajar el problema. Los Intereses que impiden actualizar una nueva reglamentación son conocidos por los que se autodenominan ser acérrimos defensores dé los, animales pero éstos no deben querer, en el pro­blema í'e la materia. Los poseedores de perrósy úría gran mayoría, no cumplen con sus responsabilidades. La cría está incontrolada, siendo muchas más fas cau­sas e intereses económicos que impiden actualizar una normativa justa y acorde con las necesidades actuales y en evita­ción de futuros desfases. La solución de tan desdichado proble­ma no es tan difícil como algunos pre­tenden insinuar, sólo requiere voluntad solidaría y altruismo moral, cualidades que debo estimar tan resolutivas como los medios materiales.

A todos los amigos de Ios animales de­seo la posesión de fina sensibilidad y el poder inapreciable de transmitir a los hu­manos el amor a unos seres inferiores que por algo Dios nos entregó. Para quienes consideren un deber la defensa de los animales, mis señas son:

 Benet Serra, 24, Mataró, (Barcelona).

 

Ong ADDA  Junio 2003


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