Malas noticias para los pollos de engorde (Broilers)

ADDAREVISTA 33

MAYOR PRODUCCIÓN PARA MENOR PROTECCIÓN

Madrid.- ADDA entregó en el Ministerio de Agri­cultura, Pesca y Alimentación, MAPA, el pasado 11 de octubre de 2006, dos tarjetas gigantes en deman­da de una mejora de las condiciones de vida de los pollos de engorde hacinados en las granjas que, de momento, no están protegidos por una regulación específica (Directiva), a pesar de que son los animales que más se crían y consumen. El acto de entrega se precipitó debido a la escasa receptividad mostrada por el ministerio, dado que el tema figuraba, por su pro­ximidad, en la agenda del próximo Consejo de Minis­tros de agricultura de la U. E. ADDA había solicita­do repetidamente al ministerio día y hora para este acto simbólico de entrega.

Con esta acción se pretendía solicitar que disminuya la densidad de población de los pollos de engorde en las granjas, de manera que se aplique la medida estándar de entre 25 y 30 Kg. por metro cuadrado como máximo, en vez de los 38 propuestos por la Unión Europea. ADDA ha realizado numerosas gestiones con la Subdirección de Ganadería del MAPA para el exponer su preocupación e interés en mejorar las lamentables condiciones de vida de estas aves, y ha solicitado reiteradamente que España vote a favor de que se apliquen estas medidas en las explotaciones er avícolas. No obstante, cuando España, por primera vez, votó a favor alineándose con los países avanzados,  los países recién incorporados se están resistiendo a cualquier mejora.

Desde hace tiempo, la Coalición para los Animales de Granja –con sede en Inglaterra y dirigida por Compassion in World Farming (CIWF), de la que ADDA es representante para España– está llevando a cabo una intensa campaña delooby en los distintos países de la U.E. para mejorar las miserables condiciones de vida a la que se ven sometidos 5 billones de aves cada año. Esta cifra astronómica de pollos de vida absolutamente programada para ser matados a los 41 días –cuando ya dan el peso requerido y que resulta ser el mayor período entre todos los otros animales consumidos por los ciudadanos europeos–, ¡asómbrese!, no dispone de ninguna regulación o Directiva, de la tan cacareada, –perdón por el término– Unión Europea. 

La cría intensiva, iniciada precisamente en los Estados Unidos en los años 50 del siglo pasado con los pollos, se extendió después a casi todo el resto de los animales para el consumo. En España, de momento, sólo se salvan los corderos, y el mecanicismo salvaje impuesto a estas desgraciadas aves ha logrado que el tiempo de engorde actual resulte la mitad que el de antaño.

Un reciente estudio científico en el Reino Unido, llevado a cabo por la Universidad de Bristol y realizado entre los cinco mayores abastecedores de pollos, ha demostrado que el 27,3 % de los mismos padece lesiones moderadas o graves en las patas que les impiden moverse por cojera, flojedad o disfunciones.

La petición de los animalistas era muy discreta, dado que la carne de pollo es uno de los alimentos más utilizados por las economías modestas (en España entra dentro del cálculo del Indice de Precios al Consumo), y ni tan sólo se pedía la supresión de estas cárceles horrendas en donde se hacinan miles y miles de pobres aves. Ni siquiera se pedía pasar de cría intensiva a extensiva, sino, tan sólo, disminuir la densidad de pollos por metro cuadrado de almacén de engorde. La animalista era una propuesta meditada y adoptada con desgana, dadas las dificultades que se preveían de reducir a 25 o 30 kilos de pollo por metro cuadrado de los más de 40 actuales. También se evitaría con ello una mayor salubridad para el consumidor, menores pérdidas por mortandad y menos tratamientos con productos veterinarios para impedir accidentes y enfermedades.

Es tan alta la densidad, que el suelo, en donde se mezclan las inmundicias y los cadáveres, deja de ser visto a medida que van engordando, pues está completamente cubierto por una alfombra de plumas blancas. En ocasiones, se han podido contabilizar hasta 50.000 pollos en un único almacén de engorde.

LOS POLLOS DE ENGORDE CONTINUARAN SUFRIENDO

Una de las constantes de la ya larga trayectoria de ADDA, en sus múltiples actividades por la defensa y bienestar de los animales, ha sido intentar poder mejorar las condiciones de cría, engorde, transporte y sacrificio de los animales destinados al consumo humano. Fue la primera asociación que denunció esta cada vez mayor explotación del animal-máquina, y todos los abusos cada vez más tecnificados que se incorporan con el único horizonte del mayor beneficio, sin tener en cuenta el sufrimiento que soporta el animal. El lector habitual de esta publicación lo habrá podido constatar a través de los numerosísimos artículos, con un número monográfico –el 17– dedicado íntegramente al asunto en una edición especial en color.

El looby realizado en el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) ha sido constante, dado que, en los Consejos de ministros de la U.E., España siempre se alineaba con Grecia y Portugal para negar cualquier mejora en el bienestar de los animales, y no se ha cansado de repetirlo. Pero las cosas, afortunadamente, parecen estar cambiando. Este terceto anquilosado –España, Portugal y Grecia– se está desentumeciendo, y desde esta publicación celebramos el decidido apoyo a la moratoria de la caza de ballenas expresada por el Ministerio de Medio Ambiente y su posicionamiento a favor de la disminución de densidades en los almacenes de engorde de pollos. Pero, como la felicidad es difícil de alcanzar, aparecen nuevos países que se muestran crueles con los animales. Los recién llegados Polonia, República Checa, Hungría y Eslovaquia, apoyados por la poderosa Francia han echado por tierra todas las tentativas para mejorar la vida de los pollos de engorde.

ACCIÓN

No siempre coinciden los intereses de los grandes grupos de presión sobre los políticos con el sentir de la ciudadanía. La oferta de productos alimenticios en plena economía de mercado, libre competencia y estado de bienestar, está supeditada a la decisión del consumidor, que es quien tiene la última palabra.

Si se consume carne: 

  • No adquirir ninguna carne de la que no se tenga la seguridad de que el animal o ave, desde su nacimiento hasta su muerte, ha seguido una trazabilidad humanitaria, y se han empleado todos los métodos para evitar su sufrimiento y, en cada caso, el trato más respetuoso.
  • Preguntar a los responsables de los comercios y grandes superficies de dónde provienen las carnes que se venden, y pedir que oferten carnes libres de crueldad.

 

Ong ADDA -Diciembre 2006


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