Conoce mejor a tu perro y a tu gato - Sergio A. Otal Escarpín.

ADDAREVISTA 36

A menudo se piensa que a nuestro perro sólo le falta hablar. Yo siempre contesto, él habla, y aquí se exponen algunas de estas señales de comunicación. Se explicará como se comunica con su boca, con su mirada… y para finalizar describiré un bonito resumen entre el perro y el gato.

FORMA DE LA BOCA

El lenguaje de la forma de la boca en los perros sigue la pausa general de todos los sistemas de comunicación basados ​​en los gestos, en el sentido de que las señales se reservan para cuestiones importantes. La boca proporciona información sobre la ira, el dominio, la agresión, el miedo, la atención, el interés o la relajación.

SEÑALES DE ADVERTENCIA

Las señales de advertencia consisten en fruncir los labios o subirlos para mostrar los dientes y quizás las encías. La regla básica en las expresiones de la boca canina es muy simple: cuanto más visibles sean los dientes y las encías, más probabilidades hay de que el perro esté expresando agresión. Esta señal altamente funcional se ha desarrollado porque muestra las armas del perro (sus dientes) y permite que quien la ve comprenda que no tomar en serio la advertencia tendrá consecuencias negativas. De esta manera, la otra parte tendrá ocasión de retroceder y marcharse o hacer algún gesto apaciguador. Evitar los combates mediante tales señales aumentan las probabilidades de supervivencia, no sólo del individuo, sino también de la manada y la especie. Los enfrentamientos físicos causan lesiones, y un animal herido puede morir, debilitando a la manada y pudiendo dejar abandonados a unos cachorros que no tendrán a nadie que cuide de ellos. Incluso si sobrevive a las heridas, el animal no volverá a ser tan efectivo como cazador, defensor de la manada o cuidador de los pequeños hasta que no se haya curado del todo. Si alguna vez ve esta exhibición de señales, no salga corriendo, aunque se asuste. El perro genéticamente le perseguirá, incluso puede morderle, pero por puro instinto. En estos casos el nivel de excitación es tan alto que el salir corriendo o incluso los movimientos bruscos son los que pueden provocar estas respuestas de persecución y ataque.

Hasta ahora hemos visto las señales de amenaza del perro, pero no lo que las provoca. Estas señales pueden estar provocadas por dominio social, ira, disgusto, miedo… Conocer lo que origina la señal es importante, porque nos indica como se comportará el perro; no se va a portar igual un perro asustado que uno dominante. Por un desafío, un perro enfadado pero dominante y seguro de sí mismo, se limitará a seguir amenazando hasta que la molestia se vaya. Sin embargo, los perros asustados pueden tener tiempo, mucho tiempo.

LA AGRESIÓN

El nivel de agresión viene indicado por el grado de exhibición de los dientes y las encías, pero es la forma de la boca y la curvatura del labio lo que nos indica si la expresión ha sido causada por ira, dominio o miedo. Si nos centramos en la forma de la boca, vemos que las que están asociadas a la ira y el dominio son distintos de las que indican miedo. La ira produce una boca abierta en la que el contorno tiene una forma de C y los dientes más visibles son los grandes caninos delanteros. Los dientes de atrás apenas serán visibles. En un perro asustado la forma de la boca se alarga, como si la comisura interior hubiera sido estirada hacia atrás para tensar la abertura de la boca. Este alargamiento hace que los dientes de atrás sean más visibles. Las señales bucales son amplificadas por las realizadas con las orejas y los ojos. De momento, sepa que las orejas del perro dominante se dirigen hacia delante y puede que un poco hacia los lados, mientras que las del perro más asustado y sumiso están orientadas hacia atrás y se pegan a la cabeza. Los ojos del perro también dominante están más abiertos y su mirada es más intensa, mientras que en un perro más sumiso y asustado estará más cerrado.

POSICIONES DE LA CABEZA

Además de las señales bucales que hemos visto, hay que tener en cuenta la cabeza. El arma poderosa de los canidos es su dentadura. Un perro que mira directamente a otro perro dirige su arma hacia él. Esto sería similar a cuando un hombre apunta con un arma a otro hombre. Un animal dominante, amenazará, usará el gesto de dirigir su hocico hacia alguien como una amenaza. Un animal dominante, en cambio, puede calmar el miedo de otro animal más sumiso ladeando ligeramente la cabeza y apartando la boca de él para demostrar que no tiene intención de atacar.

Cuando un animal menos dominante se acerca a uno de rango superior, el animal subordinado puede aproximarse con la cabeza baja al tiempo que dirige su hocico hacia el animal más poderoso para apartarlo rápidamente después. Puede responder con una mirada directa del animal dominante volviendo la cabeza de tal manera que su boca quede dirigida hacia un lado, apartándola así del otro perro. Desviar la boca equivale a decir: “He enfundado mi arma y no te estoy apuntando con ella. No busca pelea, así que tranquilízate”

BOSTEZOS

Es una señal canina que entendemos fácilmente. La mayoría cuando ven bostezar un perro, o a cualquier mamífero, piensan que debe de estar cansado o aburrido y la consideran una señal menor o cuidado de importancia. Pero no es así. Fisiológicamente, el bostezo de un perro tiene las mismas características que el de un humano. Suministra oxigeno adicional al cerebro, el cual puede ayudarnos a permanecer despierto oa espabilarnos rápidamente después de haber dormido. Por eso no es sorprendente que bostecen cuando están cansados. En el perro hay además otros significados. Un perro sometido a tensión bostezará. A menudo en nuestro trabajo vemos que cuando un perro es reñido, en ocasiones bostezará. Pero bostezará cuando el dueño se lo dice en un tono de voz, postura corporal… no adecuado. Podría interpretarse como: “Estoy tenso, preocupado, nervioso…”

Uno de los usos más interesantes del bostezo consiste en enviar un mensaje pacificador. Así cuando un perro se siente amenazado por otro perro, puede limitarse a responder con otro bostezo. El bostezo también puede aparecer en otra situación, pero en este caso es un gesto apaciguador hecho por un perro dominante. Supongamos que un animal dominante va hacia un perro sumiso que protege temerosamente algo, como un trozo de comida. En esas circunstancias, el perro dominante puede bostezar, quizás como signo de afable desinterés, lo cual producirá un efecto tranquilizador en el perro asustado.

LAMIDO

Este gesto bucal se interpreta por los humanos todavía peor que el bostezo. ¿Qué cree usted, que quiere decirle? pregunte a la gente su alrededor lo que piensa que quiere decir. “Te está dando besos”, o alguna frase similar, ¿no? Puede decir muchas cosas diferentes, no puede traducirse simplemente como muestra de afecto. Debe interpretarse en función de la forma en que el perro actúa y la situación que se dé en ese momento.

LOS BESOS

Al besar, los humanos unimos nuestros labios, los perros no hacen ese contacto labial, se limitan a lamer. Los humanos generalmente besamos en la cara, y a veces, en las manos. Los perros al lamer, lamerán en cualquier parte del cuerpo. Los humanos, generalmente, usamos el beso como saludo, a nuestra tía, prima… Los perros cuando se saludan, pueden lamerse, pero suelen hacer algo más; generalmente, olisquean las membranas húmedas donde los olores son más intensos, alrededor de la boca, nariz, región anal y urogenital.

También los humanos, usan el beso como parte de su conducta sexual, en otras partes del cuerpo. Los perros suelen explorarse el uno al otro como parte de su apareamiento, todavía más vigorosamente que al saludarse. Como vemos el lamido del perro, y el beso humano, tienen alguna similitud, pero en el caso de los lamidos tienen un significado social mayor. Los lamidos pueden expresar información acerca del dominio, las intenciones y el estado de ánimo, y, al igual que el bostezo, es una conducta apaciguadora. Es una actitud bastante común en cachorros, que podríamos traducir como: “mira que simpático soy”, “no te amenazo” o “soy bueno, trátame bien”.

OBSERVANDO EL LAMIDO DE LOS LOBOS

Si observamos a los lobos, vemos que cuando una loba regresa de cazar, a su guarida, todos los cachorros comienzan a lamerle la cara, y la comisura labial. Podríamos pensar qué cachorros más simpáticos, que se alegran mucho al ver a su madre, y le dan besos de bienvenida.  Pero nada más alejado de la realidad; los cachorros lo hacen para que su madre regurgite la comida, y así se alimenten ellos, ya que para la madre es más cómodo transportar la comida en el estómago que una pieza suelta cogida de su boca. Además, dependiendo de la edad del cachorro, es mejor la comida parcialmente digerida que cruda.

En cánidos adultos, lamer la cara puede ser un signo de respeto o deferencia hacia un perro más dominante. Generalmente, el perro que cojo inclina el cuerpo para parecer más pequeño y alza la mirada hacia el otro perro para añadirle el efecto de la conducta infantil. El perro que recibe los lametones muestra su dominio manteniéndose erguido para aceptar al otro, pero no cojo al otro perro para devolvérselo.

Así cuando su perro le lame, puede que tenga hambre, con la cual debe darle una galleta, o un poco de su comida. Puede estar comunicando sumisión y apaciguamiento. Básicamente, está diciéndole: “Escucha, que soy pequeñito y necesito de adultos como tú. Necesito que me aceptes y me ayudes”. O bien, puede significar un respeto más al considerarle el perro dominante de la manada. El perro que efectúa el gesto de lamer suele estar estresado y tener miedo, y esas conductas han llegado a volverse tan ritualizadas que un perro muy nervioso y asustado puede lamer incluso cuando no hay ningún perro o persona cerca. A veces, el perro se limita a extender la lengua con un movimiento muy rápido y a lamer el aire. En otras ocasiones, incluso, puede tirarse al suelo y lamerse nerviosamente las extremidades. Puede ser habitual ver esto en clínicas veterinarias; en ocasiones lo hemos encontrado en nuestras clases de adiestramiento y la clínica veterinaria.

Lo importante es que quede claro, que el lamido es una señal compleja que no siempre constituye el equivalente al beso. Puede transmitir mensajes sociales importantes, los cuales podemos descifrar con lo que hemos visto y a poco que observemos la pauta y el contexto en que se realice.

HABLAR CON LOS OJOS

Todas las caras se rigen por lo mismo. Si pensamos, las caras fueron diseñadas para controlar la búsqueda de comida, y como todo lo que nos encontramos no es comestible, nos basamos en la selección visual y olfativa, para ver si lo que vemos nos va a gustar o no, es por lo que los tres sentidos, vista, olfato y gusto están próximos e incluso relacionados como el gusto y el olfato. Y si nos fijamos, siempre en la misma disposición boca, nariz y ojos, en todas o en casi todas las especies animales, debido a que los animales pueden ver y oler, mientras comen. Pensemos en una vaca, comiendo hierba en el campo; a la vez que va comiendo puede oler y ver lo que está comiendo o incluso lo que va a comer un poco más adelante.

Así vemos que la cara es bastante similar en todas las especies, pero los ojos no. Así los animales que son presas (conejos, ciervos…) su única defensa es correr, por lo que deben ver con suficiente antelación para adelantarse a lo que les va a pasar. Por eso estos animales tienen los ojos a los lados de la cabeza, para así tener una visión panorámica, que incluso puede llegar a los 360º. En los animales predadores, los cazadores (lobos, leones…) sus ojos se dirigen hacia delante. Esto les facilita su visión binocular, para así aumentar la capacidad de calcular la distancia a los objetos. Los perros también son depredadores, por lo que sus ojos también miran hacia delante. Como humanos, sabemos la importancia de la cara en la comunicación, y también de los ojos, de hecho, ¿cuántas veces nos fijamos en la mirada de una persona?

LAS PUPILAS

En lo referente a la visión, la función del iris es contraerse o expandirse para variar el tamaño de la pupila y controlar así la cantidad de luz que entra en el ojo. Con poca luz, la pupila se dilata para absorber toda la luz posible, mientras que si la luz es intensa se contrae para evitar que el exceso de luz no deje ver bien. No obstante, las pupilas también comunican algo, su tamaño y sus cambios pueden depender de los estados emocionales.

En general, la excitación, el interés y las emociones intensas dilatarán las pupilas. Generalmente, no somos conscientes del tamaño de la pupila de la otra persona, pero está demostrado que los humanos al sentir interés por otra persona dilatamos las pupilas. Al no darnos cuenta del tamaño de nuestra pupila, sí que percibimos si sugerimos interés o placer. También si alguien nos mira con las pupilas dilatadas tendemos a verlo más atractivo, ya que en general valoramos mejor a las personas que nos miran con buenos ojos. Una cena a la luz de las velas -pupilas dilatadas- predispone un mayor entendimiento. Este efecto lo han potenciado ciertos criadores de perros, para que así haya perros que parezcan más atractivos a nuestros ojos.

LA PUPILA Y EL ESTADO EMOCIONAL

En los perros la pupila también delata su estado emocional, pero es más difícil de percibirlo que en los humanos debido a que el iris de ciertos perros es muy oscuro y la pupila parece fundirse con el iris. Las pupilas pequeñas suelen indicar aburrimiento, somnolencia y relajación. Debemos saber que los cambios en el tamaño de las pupilas de los perros sólo reflejan cambios en la intensidad de la emoción, y no necesariamente si la emoción es positiva o negativa. La alegría y excitación puede dilatar la pupila, pero la ira y el miedo, también.

Pero si observamos con detenimiento podemos ver que si la situación es placentera sólo se produce una dilatación de la pupila. Cuando el animal empieza a enfadarse o muestra agresividad, van cambiando primero, se contraen y luego se dilatan hasta alcanzar debido a la excitación, una mayor dilatación.

COMO EL PERRO Y EL GATO

Tradicionalmente el perro y el gato se han llevado mal, aunque todos conocemos casos en los que ambos conviven juntos y parecen hermanos, y, por el contrario, todos conocemos casos en los que el perro persigue al gato; a veces acaba lleno de arañazos y otras victorioso. Vamos a ver porque pueden venir algunos de esos conflictos. Puede ser porque hablan lenguajes diferentes. Lo que uno hace con una intención el otro lo interpreta de otra forma, veamos un poco sobre estas dos especies.

EL TERRITORIO

En el caso de los perros el territorio es de la manada, aunque cada perro tiene sus lugares preferidos, otro perro puede ocupar ese espacio y eso no es motivo de conflicto. Pero en los gatos, cada uno de ellos expresa su estatus social a través de la cantidad de territorio que controla él solo, y el cual puede defender. Además, los gatos también pueden usar el espacio vertical, con lo cual el gato que manda se queda con el espacio más grande y también con los lugares más altos y mejores. Esto a la hora de convivir perros y gatos, es señal de paz ya que como el perro no puede trepar y si el gato ocupa las zonas elevadas es relativamente fácil evitar conflictos.

RONQUIDOS Y GRUÑIDOS

A la hora de comunicarse, los perros y gatos tienen en común ronquidos y gruñidos, y en ambos animales el significado viene a ser similar. Ambos quieren aumentar la distancia entre quien lo emite y quien lo recibe. Generalmente, un perro al oír gruñir al gato, como mínimo cesa en su intento de acercarse. El gato, al oír gruñir al perro, responderá huyendo, si puede.

Las señales faciales también son similares, en ambos casos mirar fijamente a los ojos representa una amenaza. Y en ambos casos si se parpadea es una señal tranquilizadora, que evita la amenaza de la mirada. En un perro los ojos entornados vienen a significar tranquilidad y satisfacción, mientras que en los gatos significan confianza y relajación. Así, por la comunicación ocular es fácil que no se produzcan conflictos ya que ambas son similares, y parece difícil dar lugar a malentendidos.

LAS OREJAS

Un gato con las orejas levantadas y dirigidas hacia delante, indicará que se encuentra contento y relajado. Si está tranquilo y atento, dirigirá las orejas hacia lo que le interesa. Si por el contrario este asustado tenderá a pegarse las orejas hacía la cabeza. Como vemos estas señales son similares a las que puede emitir el perro, con lo que también es difícil que se produzcan malentendidos.

LA COLA

En la cola, aquí sí es posible que surjan malentendidos. Veamos porqué. En los perros, el amplio vaivén de la cola lo podemos interpretar como una señal que reduce la distancia e invita a una aproximación amistosa. En los gatos, por el contrario, el movimiento de la cola es una señal dirigida a aumentar la distancia, que intenta mostrar alguna tensión emocional. Los gatos suelen mover la cola de un lado a otro, antes de un ataque. Es la más clara señal de agresión de un gato, y mayor a medida que aumenta la dimensión y la velocidad. Esta señal el perro puede interpretarla como una señal de amistad, y sin embargo será recibido por el gato con las uñas y dientes.

Los perros como gesto de sumisión bajan la cola; si muestran un alto nivel de sumisión y aceptación de su bajo estatus social, bajarán la cola y dejarán que cuelgue recta a lo largo de su parte trasera, quedando casi inmóvil. Los gatos tienen esta posición similar en que la cola también cuelga hacia abajo, pero es emitida por un gato que está adoptando un papel agresor. Así, el perro puede realizarla como señal de tregua y el gato interpretarla como señal de ataque inmediato. El gato asustado arquea la espalda, eriza el pelo y la cola, y deja la cola en vertical. En los perros el erizamiento es una señal de agresividad.

El lenguaje corporal es distinto en cada especie. Ambos animales tenderán a parecer más pequeños cuando no quieren representar una amenaza. En un perro la señal extrema de sumisión sería tumbarse sobre la espalda, exponiendo su estómago. Sin embargo, en el gato cuando se tumba sobre la espalda, es una señal defensiva o previa a un ataque. El gato usa esta postura debido a que así deja libres las cuatro patas. Cuando vemos cazar a un gato, como salta sobre la pieza y se tumba con la espalda en el suelo, para así agarrarlo con las patas delanteras, y sacar todas las uñas para así clavárselas en sus órganos.

Así el malentendido está servido; el gato se tumba sobre su espalda y el perro interpreta que renuncia a la lucha y va hacia el gato para olisquearlo, como hacen entre ellos, pero se encuentra con que cuatro patas le saltan y le arañan. Como sabemos, los perros pueden levantar una pata cuando hay tensión o quieren atraer a alguien más dominante. El gato realiza este movimiento previamente a tumbarse sobre la espalda, si la amenaza es baja. Así de nuevo, el perro puede acercarse y el gato volverá a arañarle.

Otra señal es el contacto corporal. Los perros, como hemos visto, realizan esto como señal de dominio. Pero los gatos pueden restregar su cuerpo contra un objeto o persona, para dejar allí su olor; ellos distinguen lo que es nuevo y desconocido, formando parte del ritual del saludo de los gatos. Si un gato realiza esto a un perro, éste puede entenderlo como una señal de dominio.

Sin embargo, ambos pueden llevarse bien. Es cuestión de que el perro entienda al gato y que el gato entienda al perro. Que uno aprenda del otro y el otro del uno. De hecho, si ambos conviven acaban aprendiendo sus respectivos lenguajes. Es normal que tengan malentendidos hasta que aprendan lo que cada uno quiere decir. Cuando veamos que ambos duermen juntos es señal de que las diferencias ya están solucionadas. (Sergio A. Otal Escartín).

Ong ADDA -Junio ​​2008


Relación de contenidos por tema: Animales de compañia


Temas

Haz clic para seleccionar