Un póster gigante, ubicado en la céntrica calle Balmes de Barcelona, publicita el Zoo de Barcelona con eslóganes de: Ven al Zoo de Barcelona, lo has de ver”. Y para aclarar lo que hay que ver figura la foto de la cabeza de un delfín emergiendo y abriendo la boca. Una nueva muestra de que esta institución, de titularidad municipal, continúa anclada en el pasado. Es triste que perpetuando la crueldad con esta clase de mamíferos extraordinariamente inteligentes, el Zoo base sus anuncios en estos espectáculos circenses tantas veces denunciados por: animalistas, conservacionistas y una buena parte de la ciudadanía barcelonesa.

En este recinto la presencia de los delfines ubicados en dos tanques, uno cubierto y el otro al aire libre, se hacen pases programados a los que, hipócritamente, se les da el calificativo de “educativos” y que como la mayor parte del público es infantil resultan antieducativos. Actualmente el énfasis imperante en otros países es la supresión absoluta de los shows con delfines –Reino Unido y Brasil- y estudiar su reintroducción siempre que sea posible o ubicarlos en santuarios hasta el fin de sus días.

Mientras exista este hecho, tan sólo justificable por un afán de aumentar, o conservar, el número de visitantes, cualquier otro intento serio de llevar a cabo proyectos de conservación de especies o mejora de sus instalaciones, queda absolutamente descalificado y jamás podrá presentarse ante la opinión pública y el mundo científico-conservacionista con la categoría que se pretende.