Despedida por objetar. Rosa María Camps, la fuerza de un ideal - ADDA

ADDAREVISTA 15

El caso de Rosa María Camps, una simpatizante de ADDA y activista animalista, humanitaria y ecologista despedida por negarse a realizar un trabajo sobre pieles animales, es una muestra del gran vacío legal que existe en España respecto a la objeción de conciencia laboral. Pero, más aún, es ejemplo de coraje personal y de cómo el individuo debe a veces realizar sacrificios dentro de la sociedad para no manchar sus ideales y el respeto que se debe a sí mismo y a los seres con quienes compartimos el planeta. En unos tiempos tan duros para los trabajadores, la renuncia de esta manresana a su lugar de trabajo por el amor que siente por los animales es más que digna de elogio.

Rosa María Camps es una diseñadora gráfica y dibujante nacida en Manresa, Barcelona, a quien la empresa donde hapía trabajado durante 9 años, Bausili Industria Gráfica, SA, despidió a mediados de junio pasado por negarse a realizar un trabajo. El encargo era una maqueta a color para el catálogo publicitario de la firma peletera Xavier Pells. Debido a las presiones que recibía por parte de la empresa tras negarse a poner sus medios creativos en beneficio de un negocio que considera "una tortura cruel, banal e innecesaria", Rosa Maria se vio obligada a pedir la baja médica, y ese mismo día recibió la carta de despido. Rosa Maria Camps, que considera su postura una cuestión de conciencia, señalaba en su carta de despido que "no quería colaborar con la matanza de animales, que son sacrificados para suministrar material de peletería". Dada su reiterada negativa, la empresa encargó el trabajo a profesionales ajenos a la misma, lo que hizo que su "falta" fuera considerada por la empresa como muy grave, por el coste adicional que representó y la contrariedad de compartir clientes exclusivos con la competencia. A la empresa, Bausili Industria Gráfica, SA, que considera que se trata de una cuestión puramente profesional, se le reconoció en un acto de conciliación el derecho a declarar un despido procedente, porque "la empleada se negó a realizar una actividad incluida en sus deberes profesionales", y por tanto sin indemnización.

Como consecuencia, Rosa Maria sufrió una profunda depresión y necesitó ayuda médica. Sin embargo, no era la primera vez que tenía problemas con la empresa, pues anteriormente se vio obligada a realizar un cartel para el "corre-bou" de Cardona, una polémica corrida de toros popular de dicha localidad catalana. En aquella ocasión, sus objeciones fueron motivo de burla. Según Rosa Maria Camps, "cuando una persona acepta un trabajo no tienen por qué pasar por encima de sus sentimientos éticos y morales".

VACIO LEGAL

El problema de fondo es que la objeción de conciencia laboral no está regulada en nuestro país. Aunque se ha avanzado bastante en lo que se refiere al servicio militar, no ocurre lo mismo cuando a uno le exigen realizar un trabajo determinado que va en contra de sus convicciones personales. La legislación española sólo protege las prácticas religiosas de otros cultos diferentes a los católicos, a pesar de que, según doctrina reiterada del Tribunal Constitucional, la objeción de conciencia forma parte del contenido del derecho fundamental de los individuos y comunidades a la libertad religiosa e ideológica, reconocida por el Artículo 16 de la Constitución española, "sin más limitación en sus manifestaciones que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley". Aún esta¬mos lejos de alcanzar a Italia, don¬de hace dos años que existe una ley de objeción de conciencia que autoriza a las personas a negarse a experimentar con animales en razón de convicciones personales.

EL FUTURO

Rosa Maria tiene conciencia de ser una pionera, una persona concienciada que abre el camino de modo que otros puedan objetar después de ella y se acabe legislando para dar protección al trabajador que se sienta coaccionado por estos dilemas. Para ella es muy importante luchar contra los tópicos, por ello destaca que también colabora con asociaciones humanitarias: "Los que defendemos a los animales también trabajamos para las personas; yo hago lo que puedo por personas y por animales".

Después de su polémico despido, que tuvo repercusión en los medios de comunicación catalanes, Rosa Maria ha vuelto a dedicarse a la pintura y a la ilustración. Ha colaborado en varias exposiciones de pintura individuales y colectivas y ha ilustrado un libro en verso de fábulas de animales, Els nostres bells amics (Nuestros bellos amigos), de Josep Boixet, y otro de historia. Según explica, la naturaleza es una fuente inagotable de inspiración: "Mi familia me infundió estos sentimientos de amor y respeto a todo lo creado por Dios". En el futuro desea seguir en este terreno artístico que, según explica, heredó de su madre, poetisa y, como ella, pintora. Persona consecuente con sus convicciones personales, ejemplo ciudadano de coraje y dignidad, se merece toda la suerte del mundo.


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