El burro de Pero-Palo en Villanueva de la Vera - Carmen Méndez

ADDAREVISTA 5

EL LUGAR: LA COMARCA DE LA VERA

Las laderas y suaves estribaciones de la cordillera del sistema central incluye, en su final más occidental, la Sierra de Gredos que, en su vertiente Sudoeste forma la comarca de La Vera que vierte sus aguas al rio Tietar, afluente de la margen derecha del Tajo. Con una altura media entre los 300 y 400 metros, posee, por sus especiales circunstancias geográficas, un microclima bonancible donde es común ver la palmera y al naranjo cargado, en esta época, de su dorado fruto. Y sus excelentes aguas, que llevarían, cerca de allí, al Emperador Carlos V, ya enfermo de muerte, a encontrar el austero sosiego en el monasterio de Yuste en donde, después de año y medio de estancia, falleció.

Villanueva de la Vera es una pintoresca población, cerca de la carretera de Madrid a Portugal que forma parte de otro importante ramal, actualmente en estado de renovación total —con ayuda de los fondos comunitarios, FEDER— y que va desde Plasencia hasta Arenas de San Pedro. Declarada conjunto histórico artístico, ha sabido conservar todo el encanto del estilo regional y autóctono bajo las blancas cimas de Gredos. Este estilo contrasta con el poco interés de otras poblaciones colindantes como Jarandilla de la Vera que, a pesar de su castillo —ahora convertido en Parador de Turismo— no posee, ni mucho menos, el sabor de las calles y recovecos de Villanueva.

LAS FIESTAS

Todos los festejos que se celebran en Villanueva adquieren el carácter de ritual y, por tal, de los cientos de años que, pasando de padres a hijos, van repitiendo gestos, canciones o símbolos cuyo significado se habrá perdido en lo remoto de los tiempos. Es el pueblo quien hace su fiesta como co-celebrante con el fervor y la creencia de su genuinidad. No vamos a describir toda la parafernalia de que se componen por no ser el espacio de esta publicación el más adecuado; pero es de resaltar que se suceden durante cuatro días —este año del 9 al 12 de febrero— coincidiendo con el final del carnaval, aunque no es una fiesta carnavalesca. Sirva señalar que la «procesión» —o vía crucis del burro, como prefieran— es tan sólo uno de los actos y no, precisamente, el más importante.

LO SUCEDIDO ESTE AÑO

El día 11, anterior al de la «procesión» y antepenúltimo del conjunto de los festejos, se convocó, dada la expectación originada por la presencia de todos los defensores asistentes de países como: Francia, Bélgica, Inglaterra, Italia y los españoles, una rueda de prensa en los locales del ayuntamiento a solicitud del Patronato de Turismo de la Excma. Diputación de Cáceres, a la que asistieron —previa acreditación— gran cantidad de medios de comunicación: prensa, gráficos y televisión. Presidió el Alcalde Don Félix Pérez González y en la mesa compartían lugares destacados el senador belga Sr. Rolan Guillet, la diputada belga Sra. Du Puy, la Secretaria General de la Fundación Brigitte Bardot Sra. Sujansky, el Presidente de la Asociación contra la Vivisección y Animales Mártires francesa Sr. Jacques Bruno Laure, el representante de la oposición política local y el moderador —intérprete del Patronato de Turismo de Cáceres, Sr. Rafael, quien realizó una perfecta tarea profesional. La larga duración de la misma —cuatro horas—, permitió la intervención de todas las perso-nalidades, réplicas y contra-réplicas en un acto que de forma sintetizada —pero bastante completa—, figura, aparte, pormenorizada.

EL ENGAÑO

Por la lectura de lo dicho el día anterior en la rueda de prensa, el lector podrá constatar que quedó clarísimamente expresado que el burro sería examinado antes y después de la «procesión» por tres veterinarios (el municipal —al que nunca se le vio—, el inglés de la IDP, y el belga de su Asociación). Para ello se fijó las 9 de la mañana del día siguiente —antes de su salida— frente a una discoteca en la entrada de la población. Con exactitud, allí estuvieron esperando —en una fría mañana— los veterinarios extranjeros y sus acompañantes, sin que apareciese ni el ganadero encargado de la custodia del burro, Sr.Antonio García Herández ni, ninguna otra persona. Visto que se acercaba la hora de la fiesta, después de una helada espera de más de una hora y comprobado, también, el engaño, todos los presentes se trasladaron a la plaza mayor en donde el gentío ya estaba congregado.

LA «PROCESIÓN»

Este año el burro, llamado NIEBLA, era el mismo del año anterior y su llegada al ayuntamiento desde donde hace —o le hacen— su salida «oficial», ya constituye el primer tumulto. El burro —o donde se supone que está— figura constantemente rodeado de personas — mozos— que lo esconden intentando que no se le vea. ¡Y bien cierto que lo logran! Es posible que ustedes vayan a Villanueva y se queden sin ver al burro. 

Así pues, es introducido en los bajos del ayuntamiento mientras desde fuera, en la plaza, una larga soga de la que simulan tirar los mozos, se tensa una y otra vez, en un movimiento de vair vén, en espera que a sus embites salga el burro. Pero lo que en años anteriores no pasaba de un par de intentos, con la expectación que va adquiriendo la fiesta, el «espectáculo» del burro se alarga y su salida se hace esperar. 

Entretanto los escopetazos con salvas de confeti, las canciones, los mismos estribillos, el humo producido por instrumentos apícolas y el estado etílico de muchos —no todos— de los integrantes, va calentando el ambiente. Hasta que... ¡por fin! sale el burro, o, lo que por un movimiento más tumultuoso de la masa se supone está el animal. Encima de él montará la representación — viviente— del Pero-Palo con sombrero de paja y zamarra raida de saco. Ninguno más montará sobre él. Pero el burro, que ya conoce lo que le espera y de «burro» no tiene nada, ya de salida cae, o se tira, y su «guardia prétoriana», siempre constante a su alrededor, lo cogen en volandas y otra vez el Pero-Palo encima arengado a sus huestes y señalándoles el camino a seguir. Parada, caída, escopetazo, lluvia de macarrones, «calabaceros», nueva cabalgada... Y un largo cortejo que le sigue por las callejas del pueblo cantando casi siempre las mismas cantilenas. Así, casi dos horas, hasta su vuelta a la plaza y al ayuntamiento, donde se da por terminada la «procesión».

LA ENCERRONA

Ya librado de su agobio, y siempre de forma subversticia, es sacado rápidmente del ayuntamiento y llevado fuera del pueblo. Es la única ocasión que se puede observar al animal sudado, pero andando a buen trote, deseoso, sin duda, de alejarse de aquel lugar lo antes posible. Lógicamente se le siguió para poder comprobar su estado, pero en esta semi huida a través de un estrecho camino se cerró el paso aduciendo que se trataba de un camino particular. Expresión harto falsa pues era un camino con una servidumbre de paso clarísima y a las solicitudes, siempre educadas, del senador belga y de otras personas, aduciendo el compromiso asumido el día anterior por el alcalde, una de las personas que impedían el paso, con expresiones groseras y descalificadoras para el edil, vino a decir —y suavizando mucho la expresión— que allí el alcalde «no pintaba nada». Pero ello formaba parte del plan para entretener a los seguidores en tanto el burro era trasladado a lugar seguro.

CONCLUSIONES

El animal, sin duda, sufre un gran trauma, como pueden ser las constantes caídas, los apretujones de quiénes le rodean, los escopetazos continuos que retumban a su alrededor... Pero no se le golpea, ni pincha, ni se le arrastra, ni se tira de él. El veterinario inglés de la International Donkey Protection, IDP, Sr. Derek Baker, en los breves momentos en que pudo observarlo después de la fiesta, manifestó que «presumiblemente» se le veía en aceptables condiciones.

Los mismos vecinos de Villanueva reconocen que «en años anteriores se cometían abusos y el burro quedaba muy malparado». Se compraba un burro viejo que quedaba aplastado por el gentío después de haber sido arrastrado y magullado durante su recorrido por el empedrado de las calles. Pero ahora con la vigilancia de los defensores y la presencia de los medios de comunicación, sería ya muy difícil que ocurriese de nuevo. Es de suponer que si no es a través de una reglamentación general para toda España que suprima, de una vez por todas, la totalidad de las fiestas crueles que existen, el burro de Pero-Palo continuará celebrándose en su forma actual. Pero ésta no es, tampoco, una solución aceptable para los amantes de los animales que comprueban la presión a la que se somete al animal sin ninguna garantía, en el futuro, que no se vuelvan a repetir los pasados excesos. Debería hallarse un compromiso, pactado entre ambas partes, en que, sin privar a la población de Villanueva de su fiesta, se consiguiere liberar el sufrimiento y el riesgo que implica para el animal.


Relación de contenidos por tema: Fiestas populares crueles


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