Experimentación en las aulas ¿Necesidad o inercia? - Carolina Pinedo

ADDAREVISTA 34

En la Universidad española se sigue enseñando a los alumnos a través de la experimentación o práctica con animales vivos. Los roedores son los habitantes más numerosos en los laboratorios universitarios. Sin embargo, corren vientos de cambio y, han surgido colectivos estudiantiles con el fin de lograr una enseñanza que no esté basada en el sufrimiento de los animales.

Los grupos de estudiantes que se han organizado en contra de las prácticas con animales en las aulas aluden que los experimentos son repetitivos y por lo tanto el resultado es ya sobradamente conocido, por lo que se puede recoger en videos para evitar el sufrimiento de muchos animales. Juan Luis estudia medicina en la Universidad de Albacete y asegura que “no existe ninguna sensibilidad por parte del profesorado. Hay alternativas a la experimentación con animales, pero es más fácil tener un animalario en vez de cultivos” y explica que se pueden obtener resultados más concluyentes con el cultivo de tejido humano que con una rata.

Sergio Pérez es estudiante de tercero de medicina en la Universidad de La Laguna de Tenerife y está implicado junto a otros alumnos en la puesta en marcha de iniciativas que informen al alumnado sobre qué hacer cuando surge la objeción de conciencia en una asignatura donde hay que experimentar con animales. Su objetivo es reducir al máximo este tipo de experimentación en las aulas de medicina. Sergio asegura que “todo se puede experimentar sin animales” y según él, hay alumnos que aunque no están de acuerdo con estas prácticas se callan por miedo a represalias. Hay a quien le quedó un recuerdo amargo debido a ciertas prácticas, como en el caso de José Luís Torres, actualmente veterinario, que recuerda con indignación la palpación rectal a una vaca preñada. El se negó a hacerlo, pero durante una semana la vaca soportó esta práctica por parte de trescientos alumnos que no pusieron ninguna pega.

POSTURA DEL PROFESORADO

Resulta sorprendente comprobar versiones tan diferentes entre alumnado y profesorado de la Universidad. Pilar Cuena, Responsable del Departamento de Prensa de la Universidad Autónoma de Madrid, comenta que “no se han dado casos de gente que se negara a hacer las prácticas con animales” y asegura que si se planteara algún caso se estudiaría, aunque recuerda que en la asignatura de Fisiología Animal de la facultad de biológicas hubo un alumno que alegó problemas éticos, y añade: “El profesor le explicó la necesidad de hacer la práctica con animales y el alumno aceptó”. Precisamente en la Universidad Complutense, la postura del Rectorado fue diferente cuando hace años, un grupo de alumnos pidió no llevar a cabo la práctica con animales en la asignatura de Fisiología Animal, lo que derivó, según Rafael Camacho, Jefe de Servicio de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid, en una petición formal al Rectorado: dicha petición llegó a afectar a todas las facultades de esta Universidad; en ella se recoge el derecho de objeción de conciencia (incluso a título individual) por parte de los alumnos, que deberán manifestarlo por escrito. Este cambio de política demuestra que la iniciativa del alumnado a la hora recorrer camino de cara a la no experimentación con animales en las aulas, es fundamental.

María Luisa Puerta, Profesora Titular del Departamento de Fisiología Animal de la facultad de biológicas de la Complutense analiza la situación y dice: “Desde hace treinta años hemos cambiado mucho. Antes no había sensibilización hacia el animal, el deseo de saber nos podía”. María Luisa añade que ese cambio también ha sido forzado por la nueva legislación respecto a la utilización de animales de laboratorio. Y es que, afortunadamente, el protocolo para garantizar lo más posible el bienestar de los animales de laboratorio es amplio. Esta basado en las llamadas tres ERRES (sustitución, reducción y perfeccionamiento), pero los mecanismos de control para que esta legislación se cumpla no son efectivos. De hecho, si existe algún tipo de denuncia sobre el uso de animales en el campo de la experimentación en la Universidad, el hermetismo y secretismo es total, ya que el corporativismo prima sobre la aplicación adecuada de la normativa vigente. Una vez más, ¿quién controla al controlador? (que, además, forma parte de la misma actividad y ámbito de la investigación con animales).

Esta afirmación no es gratuita: ADDA ha sido testigo de esta situación tras poner en conocimiento del Servicio de Investigación del Rectorado de la Universidad Complutense el caso de una denuncia sobre la utilización ilegal de conejos de laboratorio en la facultad de óptica, para entrenar aves rapaces en una asociación de cetrería. Pues bien, la respuesta por parte del Rectorado fue de apoyo total a la actuación de la profesora, y ni siquiera se abrió un expediente para llevar a cabo una investigación rigurosa de estos hechos.

La postura del profesorado sobre la necesidad de utilizar animales para aprender en las aulas sigue siendo ambigua. María Luisa Puerta, profesora de la facultad de biológicas, opina que “eliminar totalmente los animales de la docencia no sería viable”. Asegura que es una entelequia y que el noventa por ciento de los alumnos nunca se ha planteado esa posibilidad (ver encuesta ADDA a alumnos). Frente a la pregunta de si cree que los animales sufren con estas prácticas, la profesora afirma, sin ninguna convicción: “no veo que estén sufriendo” (aunque anteriormente había asegurado que hay que enseñar a los alumnos en las prácticas a “calmar al animal que está muy nervioso”). Puerta añade: “hay profesores que opinan que es necesario experimentar con animales y otros son reticentes, pero las prácticas más cruentas están grabadas para no tener que repetirlas”.

Muchas organizaciones como Physicians Comitee for a Responsable Medicine, Euroniche, y muchas otras, desarrollan y ofrecen métodos pedagógicos que no suponen sufrimiento para los animales. Por ejemplo, en las facultades de Stanford, Harvard, Nueva York u Ohio, entre otras, no utilizan animales para prácticas docentes y en Israel también se ha prohibido realizar experimentos con animales en el ámbito educativo. ADDA presentó un proyecto de ley de objeción de conciencia a la práctica con animales par promover la implementación de los métodos docentes que no requieran animales y proteger también a la persona que rechaza estas prácticas y aboga por aprender se una forma ética.

ADDA ha vuelto a solicitar al Ministerio de Educación una reunión para promover esta iniciativa, que de aprobarse podría abrir muchas puertas a los alumnos que rechazan un aprendizaje que implique el sufrimiento de un ser vivo. La cuestión es que en las aulas no sólo es importante aprender fórmulas y métodos, sino también, y más si cabe, crecer siendo una persona sensible. Porque ¿de qué nos servirán futuros científicos sin ética ni sensibilidad? De esta forma nos encontraremos con médicos incapaces de solidarizarse con el dolor del paciente. En las aulas se están formando jóvenes, futuros profesionales que deben aprender una ética y unos valores que pueden inculcarse ignorando el sufrimiento de animales indefensos, sino fomentando una ciencia y unos métodos de aprendizaje que tiendan a la no utilización de estos métodos.

LA ENCUESTA

Este es el resultado de la encuesta basada en una población de cincuenta estudiantes de varias facultades de ciencias de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Autónoma de Barcelona:

  • El doble de los alumnos encuestados opinaba que no es necesaria la práctica con animales para adquirir los conocimientos impartidos.
  • Por otro lado, el 85% de los alumnos afirma que en su facultad no se ofrece ninguna información sobre prácticas alternativas de aprendizaje en las que no se utilicen animales, y que la poca información que reciben al respecto es, en la mayoría de los casos, por parte de voluntarios que acuden a impartir charlas sobre el tema.
  • Frente a la pregunta de, si en caso de plantear un alumno la objeción de conciencia para experimentar con animales vivos se ofrecería otra opción, hay más alumnos que opinan que sí se le ofrecerían otras opciones, pero, un 10% opina que dependería del profesor al que se le planteara la cuestión.
  • En cuanto a la cuestión de si conocen algún caso de compañeros que se hayan negado a aprender la asignatura experimentando con animales, un 80% de los alumnos encuestados dice que no. (Algunos alumnos mencionan el miedo y la desinformación como causa)
  • Sobre la posible necesidad e interés de abrir debate sobre este tema en las aulas desde la perspectiva ética, un 95% de los alumnos encuestados cree que sería interesante hacerlo.

 

Ong ADDA -Julio 2007


Relación de contenidos por tema: Experimentación


Temas

Haz clic para seleccionar