Historia de la genética

ADDAREVISTA 15

El hombre ha manipulado genéticamente su entorno de modo natural durante miles de años mediante técnicas tradicionales de cultivo de plantas y cría de animales, basadas en el cruce sexual de individuos. La idea básica consiste en reunir en un mismo individuo caracteres provenientes de progenitores con características diferentes. De este modo se ha conseguido mejorar las cosechas , crear especies híbridas y conseguir individuos con las características que más se ajustan a las necesidades productivas. Así, se han criado ovejas que producen lana de mejor calidad, vacas que dan más leche, gallinas “superponedoras”, caballos que tiran más fuerte o corren más, o perros para protección, de carreras, cazadores…

Estos métodos no están exentos de crítica, pues muchas veces se consiguen con ellos animales más productivos, pero a costa de su bienestar. Son numerosos los casos en que los dictados de la moda canina han producido perros con deficiencias óseas u orgánicas que dificultan la respiración o afectan a otras funciones vitales. La ambición por mejorar las razas de los animales de granja, de tiro o domésticos ha dejado muchos “monstruos”

MÉTODO CIENTÍFICO

Estos métodos tradicionales eran en un principio aleatorios y sus resultados limitados. Fue el botánico austriaco G.J. Mendel (1822-1884), considerado el padre de la genética, quien por primera vez predijo cuantitativa y cualitativamente la herencia de los diferentes caracteres de una especie por medio de la estadística. Además, asoció sus resultados a la transmisión por trozos de la información, con lo que anticipó el concepto de gen. Pero su valiosa aportación fue olvidada y “redescubierta” durante las primeras décadas de este siglo. Entonces, los avances en el estudio de la estructura de la célula y en fisiología convirtieron la genética en una rama de la biología que, aunque vacilante, prometía con el tiempo dar una respuesta a una pregunta básica acerca de la vida: el modo como se transmite la información genética de la especie de unos individuos a otros. En 1853 se produjo el acontecimiento que muchos consideran el comienzo de la moderna ingeniería genética: el biólogo británico F.H. Crick y el estadounidense J.D. Watson determinaron la estructura de doble hélice de la molécula de ADN, lo que les valió el premio Nobel de Medicina en 1962. Fueron muchos los estudios en biología molecular realizados en aquellos años los que permitieron este logro científico. Entre ellos cabe destacar la elucidación de la naturaleza y funciones de los ácidos nucleicos (ADN y ARN) y la síntesis del ADN y del ARN. Esta última conseguida por primera vez por el español Severo Ochoa, a quién se concedió el premio Nobel de Medicina en 1959 por su trabajo. 

La auténtica revolución genética, sin embargo, se ha producido en los últimos 20 años, y especialmente a partir de los años 80, con el descubrimiento de diferentes técnicas que permiten recombinar los genes de diferentes especies gracias a la acción de enzimas específicas que “cortan y pegan” los genes a las moléculas de ADN. El resultado son animales con características propias de otras especies, animales “transgénicos”. Esta moderna técnica se aplicó primero a microorganismos, pero pronto se extendió a las plantas y animales.

DUDAS

Aunque los científicos y la industria se esfuerzan por enseñar la cara amable de la biotecnología, desde el primer momento surgieron dudas entre la comunidad científica acerca de las implicaciones éticas de las nuevas técnicas genéticas. En los años 70, en Estados Unidos, tuvo lugar en Asilomar el primer congreso científico en el que se analizaron las consecuencias éticas a corto y largo plazo de la manipulación genética y la necesaria definición de unos límites éticos explícitos para evitar consecuencias no deseadas. Allí se decidió la primera moratoria en la experimentación genética, aceptada poco después por el resto de países. Hoy la sociedad entera, consumidores, defensores de los animales, defensores del medio ambiente agricultores y opinión pública en general deben ser escuchados. Todos tenemos derecho a ejercer activamente nuestra responsabilidad colectiva en la construcción del mundo que heredarán las futuras generaciones.

GENOMA HUMANO

Actualmente diferentes equipos de investigación en Europa, Estados Unidos y Japón intentan descifrar el genoma humano, o trazado del mapa del conjunto de genes que forman la molécula de ADN específica de la especie humana. Ello ha suscitado no poca polémica, debido al miedo al reavivamiento de las ideologías eugenésicas, o de mejora de la raza. Y ese miedo no es en absoluto alarmista: en China, el Gobierno ya ha aprobado una ley “para mejorar la calidad de la población” que obliga a realizar, desde el mes de junio de 1995, abortos obligatorios para las madres portadoras de fetos defectuosos, lo que incluye motivos tan variados como sida, enfermedades de transmisión sexual, lepra, esquizofrenia o depresión maníaca.

EL FUTURO

Las perspectivas de esta rama de la biología son enormes tanto en lo estrictamente científico como en lo económico, y sus consecuencias impredecibles. Los científicos tienen en sus manos la clave de la vida y pueden modificarla a su antojo. Ello permitirá crear nuevos sistemas de diagnóstico y tratamiento de enfermedades hereditarias como la hemofilia, pero también manipular los diferentes organismos vivos, microorganismos, animales y plantas, para convertirlos en bioreactores o fábricas de sustancias orgánicas, procedimiento que revolucionará, ya esta revolucionando, la agricultura, la ganadería y la medicina. Aunque los resultados son por el momento limitados, la inversión en este tipo de experimentos es cada vez mayor. La evolución natural de las especies podría ser sustituida por la revolución biotecnológica. El hombre podría hacer en pocos años lo que la naturaleza en miles de siglos. Y no se trata de ciencia ficción. Ya se ha conseguido “crear” animales que crecen más rápido, que tienen inmunidades específicas, que producen sustancias bioquímicas interesantes para el hombre en su leche, su sangre o sus huevos, o que se adaptan mejor a medios difíciles. En definitiva, se les ha degradado y convertido en rentabilísimas máquinas productoras en beneficio del hombre, en las que se invierten miles de millones de dólares cada año en todo el mundo, a costa de su salud y dignidad ¿Dónde queda el bienestar animal?

USO Y ABUSO

El ser humano ha hecho realidad el mito del Dr. Frankenstein, y sus primeras víctimas han sido, como siempre, los animales. Como el Dr. Frankenstein, los científicos, al modo de los dioses creadores de la vida, avanzan a ciegas por un camino desconocido, empujados, es de suponer, por sentimientos altruistas y humanitarios al servicio del bienestar universal, pero tentados por ambiciones más mundanas y lucrativas fomentadas por las poderosas multinacionales químico-farmaceúticas, estadounidenses, japonesas y europeas, principalmente.

Por tratarse de una ciencia que solamente acaba de empezar, sus primeros pasos son vacilantes. Muchas veces se trabaja sin saber cuales serán las consecuencias para el animal o su descendencia; en ocasiones no se sabe que se esta buscando exactamente o si el sacrificio valdrá la pena. Esto ha alarmado a los movimientos animalistas y ecologistas. ¿Qué consecuencias tendría para el medio ambiente que un monstruo experimental, un nuevo virus, un animal o planta manipulados genéticamente, saliese accidentalmente de un laboratorio y se cruzara con especies naturales? Algunas personas han afirmado que el sida se “escapo” de un laboratorio. Y, por otra parte, ¿qué derecho tiene el hombre para violar la intimidad genética, la identidad esencial del resto de los seres vivos? ¿Quién nos asegura que no se “jugara” con la información genética humana?


Relación de contenidos por tema: Experimentación


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