Se hace camino al andar. 25 años de historia - Carmen Méndez

ADDAREVISTA 24

ADDA cumple en el año 2002 veinticinco años de su existencia. Un período de tiempo suficiente, ya, para rendir cuentas de su trayectoria, de sus éxitos, de sus limitaciones y, por qué no, también de sus fracasos. Veinticinco años de constancia, de romper tabúes, de dar a conocer a la sociedad española que los animales son seres sensibles y que, al menos, deben ser respetados.

Como cualquier proyecto pionero de ámbito nacional, ha costado muchísimo poder llevarlo a cabo. Ante todo por la situación primaria de la España de 1976 donde, entonces y ahora, las corridas de toros impregnan de indiferencia y falta de interés todo lo referente a los animales para poder defenderlos. ADDA presentaba conceptos nuevos, que ahora parecen normales y ya han sido parcialmente asumidos, de defensa y bienestar animal y, conscientemente, se desmarcaba de la encomiable labor de las protectoras de animales de compañía para centrar su actividad en la presentación y denuncia de nuevas temáticas desconocidas, o poco tratadas, para la mayoría. Así pues, comenzó, ya en el año 1978, por solicitar una normativa reguladora, su denuncia ante las bárbaras fiestas crueles con animales tan numerosas en España, la utilización de pieles, la caza como deporte, la experimentación con animales, la situación en que se hallan los zoológicos, los animales destinados al consumo humano y, recientemente, los resultados nefastos a los que puede llevar la biotecnología si no es bajo un rígido control ético y, finalmente, el tema circos. Todas estas materias han sido denunciadas, explicadas y tratadas por primera vez por ADDA.

El tema corridas de toros ha sido una constante que le ha llevado, también, a editar otra publicación específica, The Bull Tribune, en castellano e inglés. En Francia fue el motor del movimiento antitaurino ahora ya ampliamente consolidado.

Veinticinco años son suficientes para que la semilla fructifique, en especial si va acompañada de un avance en la sociedad española, que tras la dictadura ha ido valorando y ejerciendo paulatinamente la democracia. Actualmente ya son numerosas las asociaciones que, con el perfil de ADDA, desarrollan eficazmente su labor. En un principio la totalidad de las nuevas asociaciones que iban surgiendo se nutrían, todas ellas, de gentes que se formaron en ADDA y que considerándose valedoras por ellas mismas se independizaron.

Durante este vigésimo quinto aniversario ADDA ha tenido seis presidencias, o sea, no ha existido el encasillamiento de asimilar una asociación unida perennemente a una persona con el deseo de perpetuar su cargo. Quienes la han dirigido y la dirigen han dedicado, y dedican, sus esfuerzos, agotamiento y tensión, a poder responder de forma rápida y eficaz según la demanda del momento. Lo han hecho y lo continúan haciendo desinteresada, voluntaria y gratuitamente, pudiendo, con ello, ahorrar importantes cantidades de dinero que de haber sido destinadas a sueldos y a las obligaciones laborales inherentes, habrían descapitalizado las arcas que deben ser destinadas a su principal función: las campañas, las publicaciones y los informes, a más de la ingente cantidad de cuestiones que surgen del día a día.

De forma más pormenorizada se explica, más adelante, lo realizado durante este período, desde su fundación hasta el presente, para que quienes lo deseen puedan conocer un poco del camino recorrido.

Con toda vehemencia ADDA expresa su profundo agradecimiento a todos los socios, miembros colaboradores, donantes, suscriptores de esta publicación, voluntarios, personal administrativo y de campo y simpatizantes; y muy especialmente a aquellos primeros socios y socias que le han sido fieles desde los comienzos, que creyeron en el nuevo mensaje que proclamaba, en la filosofía del animalismo y en la creencia de que la presencia de ADDA era importante. Su ayuda constante, moral y económica, ha sido fundamental; y muy especialmente en tiempos difíciles, cuando las cosas se cruzan, no avanzan y crece el desánimo.

ADDA saluda a todas las asociaciones dedicadas a la defensa y bienestar de los animales ahora existentes y a las que puedan venir. Les anima a continuar con su labor. No es cuestión de competencia; al contrario, todas ellas son necesarias y cuantas más sean, mejor. El movimiento animalista tendrá más voces para salir reforzado.


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