Las corridas de toros en Latinoamérica. Un triste legado -Gerardo Huertas

ADDAREVISTA 8

Gerardo Huertas es Director Regional para Centro america de la Sociedad Mundial de Protección Animal, WSPA, con base en Costa Rica. Persona íntegramente comprometida con el animalismo en su expresión más real, ha merecido el «Meritorius Overseas Award», prestigioso galardón que sólo se concede a quien, con grave exposición de su vida, ha trabajado en el rescate de animales en situaciones de desastre. El mes de mayo pasado en el decurso de las II Jornadas de Tossa de Mar (Girona), entregó un diploma, en nombre de WSPA, al entonces alcalde, Telm Zaragoza, y presentó la ponencia que ahora les reproducimos que nos da una idea más clarificadora del panorama taurófilo americano.


Carlitos tiene ocho años. Había tenido una larga y siniestra noche. Una pesadilla. Se había convertido en un toro de casta. Bufando en su cuarto no salía de su aturdimiento al ver sus cuernos y su cara en el espejo que muy pronto rompió lleno de rabia y de terror. Vio como llegaban sus padres, quedándose boquiabiertos ante la vista de cristales rotos y la inimaginable escena de un enorme toro tendido sobre el suelo de una habitación destrozada hundido en el más lastimoso y desenfrenado llanto. Carlitos despertó, por fin, bañado en lágrimas. Esta vez a la realidad. Carlitos es uno de los 15.000 niños que fueron a la plaza de toros de Santa María de Bogotá (Colombia) o a la Monumental en la ciudad de Méjico, o en Quito, o en Perú. Son traumas que estos niños vivieron que nadie podrá ya nunca borrar y que constituyen un paso hacia atrás que deberemos volver a recorrer de nuevo.
El rey Juan Carlos I llegó a Costa Rica y en la inauguración de la Avenida del V Centenario del Descubrimiento de América, dijo «En 1492 se produjo el fantástico encuentro de dos culturas. Este evento deberá servir para reflexionar sobre lo que somos, lo que estamos haciendo y debemos seguir haciendo juntos». Pero señores..., estamos asegurándonos, juntos, un triste lugar en la historia. Estamos dirigiendo, juntos, la crianza de nuestros niños para que se acostumbren a aplaudir y a disfrutar de la violencia, la sangre y el enseñamiento contra un ser que no tiene la más remota posibilidad de salir con vida.

Hay una organización humanitaria en Méjico que insiste para que no nos asombremos cuando de viejos, los hijos, o los jóvenes se vuelvan crueles con nosotros: nos olviden..., etc. Tiene sentido, ¿no? Cosechar lo que se siembra. De España obtuvimos tres cosas importantes en América: el espíritu latino del cual no reniego pues es el que me da la vida y la pasión para hacer lo que hago; el idioma para poder expresar este espíritu y la religión y la cultura española llena de todo un poco —incluyendo las corridas de toros—. Así es como en Méjico para festejar la caída de Tenosticlán se llevaron a cabo las primeras corridas de toros en América entre 1526 y 1529, en el mismo lugar en donde hoy se levanta la catedral metropolitana. Desgraciadamente no nos dimos cuenta, sino hasta muy tarde, de las palabras de un famoso matador del siglo XIX, José Rodríguez: «¿Qué esperan de nosotros criados en mataderos en donde no existe el refinamiento: arrastras tripas, pellejos, cortar cabezas. Siempre con sangre hasta los tobillos. Todo esto saca lo peor de uno fuera».
En Tijuana (México) un cuarto de millón de turistas americanos fueron a las corridas cada año. La plaza de Méjico se llena de mejicanos, la de Bogotá de colombianos y así en los demás países: en otras palabras, parece que en América seamos más papistas que el papa pues la tradición está siendo seguida a pies juntillas. En EE.UU., por ejemplo, a pesar de que existen le¬yes federales que prohiben las corridas a la usanza española, también existen coladeros como las leyes californianas que prohibiendo las de estilo portugués, las permiten si están en conexión con «rituales religiosos». Esto es muy importante y ha hecho que después de las misas de los domingos se ofrezcan estos espectáculos. Inclusive en el hotel de Disneylandia existe un puesto de venta de billetes para las corridas en Méjico.

No es de extrañar que las corridas florezcan en California, Nevada, Nueva York, Texas, Florida, Washington e Illinois y que la sede de la Asociación Nacional de Clubes Taurinos esté en Chicago por si ustedes quieren enviar postales desde España. El editor, Sherwood, de la única revista en inglés sobre los toros «El Clarín» dice «considero a la corrida casi como un ritual religioso». Tiene razón: hemos investigado el «Vudú» en Haití y la «Macumba» en Brasil pues se le parecen mucho. Y continúa «no hay manera de justificar moralmente la corrida», añadiendo con olímpico descaro: «no tengo problemas morales para promover algo que yo considero moralmente injustificable». Tampoco podríamos, moralmente, justificar el fulminar, o arrollar, al señor Sherwood.

Hace poco en Costa Rica y en el resto de centroamérica, los ganaderos mejicanos tratan incesantemente de introducir las corridas al estilo mejicano importando toros de lidia, trayendo toreros y organizando festejos benéficos. Afortunadamente en Costa Rica la muerte del toro está prohibida hace más de 70 años. Sólo se permite una modalidad en la que, desgraciadamente, es la gente la que tiene más probabilidad de morir: un toro se suelta en el ruedo junto a 25 personas lo suficientemente locas para estar ahí y probar suerte. La WSPA logró una mejora en las condiciones de los toros y caballos y mayores medidas de seguridad para las personas. También mis colegas defensores de Sudamérica tratan de organizar campañas a largo plazo para Colombia, Perú, Ecuador y Méjico. Pero por falta de definición y estudio del problema no se ha podido, todavía, dar con una solución multilateral clara para mejorar las condiciones a nivel mundial.

Otras campañas: ballenas, delfines y pieles han arrancado con facilidad. ¿Por qué la gente da dinero para defender al osito panda? Pues porque son muy enternecedores. Y el toro tiene un aspecto muy fuerte y peligroso que, además, se lo comerán en el almuerzo o la cena. Debemos analizar y replantear la estrategia hasta crear un mensaje asequible a la gente. ¡En Méjico existe un libro de texto oficial sobre las corridas de toros! Debemos preparar argumentos muy simples; pues si los obligamos a hacerse profundos auto-exámenes de conciencia sintiéndose culpables estaremos destinados al más completo de los fracasos. Trabajemos sobre imágenes tranquilas que muestren algo bello y positivo para que el pueblo pueda llevar a cabo una determinada conducta. España y América están aún separadas en esta lucha. Recientemente la WSPA ha lanzado una campaña internacional, fuerte y enérgica, que dará m la vuelta al mundo como ocurrió con la campaña de las pieles.
Debemos empezar con una estrategia común con objetivos primero asequibles para avanzar después. El mundo en el futuro va a estar libre de las corridas de toros. Esto está claro. Ya se acabó con la esclavitud, se salvan ballenas y delfines; se avanza en la vivisección y en los derechos de los animales. La idea de la conservación de la naturaleza se está acercando cada día más a nuestra idea del respeto hacia todas las formas de vida. Los toros en España y en el mundo se van a acabar. Planear y seguir empujando. Así como participé salvando delfines en el pacífico, en lugares entre huracanes, terremotos o guerras, así quiero poder contar que conocí y participé con los que llevarán a cabo el éxito final.

 

Ong ADDA  -Octubre/Dicembre 1991


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