Ambientación y consecuencias- Enrique Nuñez

ADDAREVISTA 8

Se me ha pedido opinión profesional, y personal, sobre los efectos que la ambientación produce en las mentes, en los actos humanos y en sus comportamientos tantas veces miméticos no reflexionados. Como hombre que está pensando, y penando, con asiduidad este problema, tengo que decir:
En la práctica de la Clínica Médica, y con mayor razón aún en la Clínica Médica Psicoanalista, después de escuchados y «observados» minuciosamente los síntomas del nuevo enfermo, lolnás importante e inmediato es la anamnesis: la biografía psico-física que abarque, en lo posible, desde el momento en que ha sido engendrado el paciente, hasta su encuentro con nosotros; y mientras con mayor riqueza le sea dado al individuo el recordar datos directos de su andadura biológica-social, mucho más certera no será posible la comprensión y el consecuente diagnóstico de sus desajustes físico-psíquicos. Y tampoco es menor la importancia de todo lo que el enfermo nos refiera acerca de lo que oía comentar sobre su comportamiento y el de los que le rodeaban: sus padres y demás familiares.

Este preámbulo aclaratorio, puede que demasiado extenso pero necesario, nos lleva con inmediatez a nuestro objetivo básico: El hombre es el producto físico, psíquico y caracterológico, de la azarosa personalidad de sus progenitores y del ambiente que le ha rodeado. De tal forma que aun contando con la caprichosa genética y el no menos caprichoso azar, podremos decir:  Dime de qué padres eres y te diremos cómo eres». O lo más conocido: «Dime con quién andas y te diremos cómo eres».

El hombre, ya en el útero, va percibiendo en su pequeño cerebro las diferentes ambientaciones que sufre, o disfruta, de su madre, y estas cargas maternas, negativas o positivas, van impregnando las circunvoluciones cerebrales del feto, que irán determinando su actitud en la vida. Cuando en el lenguaje barriobajero se dice a una persona que es «un hijo de p...» no se está intentando insultar a la madre, sino significar el comportamiento característico de los hijos de estas pobres mujeres. Y así, cuando a los padres les acompañan signos de bondad o maldad, de espiritualidad o de maternalismo, de crueldad o sensibilidad, de sado-masoquismo o de integridad moral, los hijos serán ambientados en esas directrices y tendrán tales comportamientos. El mismo determinismo vendrá dado por la sociedad (familiares, amigos, educadores, espectáculos, prensa y televisión).

Terminaré, por el momento, haciendo hincapié sobre los espectáculos aberrantes y deformativos por ser en la actualidad los encauzadores de las masas: las películas de terror o de holocausto criminal, las sangrientas cacerías «deportivas», las crueles y anacrónicamente sádicas «corridas» de toros, el brutal boxeo, la exhibición bestial del comportamiento pueblerino en las fiestas de sus «Patronos» y las interminables escenas de guerras y atentados, son una muestra elocuente de cómo se van impregnando los cerebros, de forma culpable, de insensibilidad, preparándolos para futuras orgías de sangre y de maldad... ¡Todo un alarde de escuelas de maleantes!

 

Ong ADDA  -Octubre/Diciembre 1991


Relación de contenidos por tema: Corridas de Toros


Temas

Haz clic para seleccionar