Toros, Tribunal Constitucional y Humillación a Cataluña

ADDAREVISTA 53

Humillados

España, en su amplitud, se halla separada por su abundante orografía. Sus habitantes se han conformado respecto a lo que la naturaleza ha dispuesto. De ello depende su configuración física, su alimentación, sus tradiciones, su lenguaje y su cultura. Por circunstancias históricas, se han ido constituyendo países, provincias, ciudades, pueblos y aldeas. Nadie es culpable ni beneficiario de quién es y cómo es.

Pocos estados como España pueden ostentar el privilegio de poseer tres lenguas, con sus respectivas academias, que se esmeran en su puesta a punto y continuidad.

Se dice que cada Estado tiene el Gobierno que se merece. Sus políticos, en este caso democráticos, solo tienen un deber común. El poder emana del pueblo y, por tanto, su única misión es complacer y someterse a lo que les dicten sus ciudadanos, por los que tienen que velar para darles las máximas garantías.

Esta publicación, ADDA Defiende los Animales, después de veinte años entre ustedes, ha intentado en lo posible mantener una línea editorial alejada de la política. La defensa de los animales, el animalismo, no entiende de partidos, o sea, no puede estar en posesión de partido alguno, pues es transversal. Ha evitado, también en la medida de lo posible, limitarse a exponer y denunciar, en su caso, los hechos que ha considerado inmersos en la labor de defensa, protección y bienestar de los animales.

LA HISTORIA NO MIENTE

Cataluña presenta el pedigrí histórico de ser adelantada al resto de España en la atención, interés, defensa y bienestar de los animales. De la misma manera, otros lugares pueden y deben presumir de todos aquellos hechos que, en sentido positivo, de modernidad, de tradición o de novedad, para que puedan ser conocidos y adoptados según convenga. El sentido positivo excluye aquí cualquier connotación y promoción de hechos crueles, delictivos o de falta de empatía.

Barcelona fue la primera ciudad española, a principios del siglo XIX, que fundó un albergue para recoger mascotas abandonadas; fue la Liga para de Protección de los Animales y las Plantas, conocida popularmente por La Lliga, que de forma organizada empezó su bienintencionada y benéfica función. La Federación Española de Asociaciones Protectoras de Animales, FESPA, también nació en Barcelona. En el año 1976, se fundaba en Mataró (Barcelona) la Asociación Defensa Derechos Animal, ADDA, que ampliaba a todos los animales su labor lobbista para concienciar y dar a conocer todos los abusos y crueldades que se cometían contra ellos. En 1988, Cataluña, sorprendiendo al resto de España, aprobaba la primera Ley de Protección de los Animales. Con motivo de las Olimpiadas del año 1992, ADDA, de resultas de una campaña mundial en colaboración con la WSPA, presentaba en el Ayuntamiento de Barcelona la enorme cantidad de 2.542.816 firmas para la abolición de la tauromaquia ¡de puño y letra!. El año 1996 el Ayuntamiento de Barcelona constituía el primer Consejo Municipal de los Derechos de los Animales y el año 1998 se aprueba  La Declaración Municipal de los Derechos de los Animales, que se sepa, no tienen ninguna otra ciudad del mundo. El año 2003 se prohíbe  el sacrificio de animales en la perrera municipal. Llegado el año 2004, con motivo del Fórum de las Culturas, ADDA presentaba de nuevo 245.000 firmas en el ayuntamiento que en votación secreta declaraba «ciudad libre de toros». La campaña se trasladó al Parlament, que en el año 2010 prohibió por ley las corridas de toros a través de una Iniciativa Legislativa Popular, ILP —deslucida por otra regulando los correbous— abriendo, a partir de entonces, ya un amplio abanico de posibilidades para que el animalismo se expandiera, se fuera conociendo y consolidando; apareció entonces la primera Comisión de Defensa de los Animales del Colegio de Abogados de Barcelona. Se siguió, también, perfeccionando este sentir popular con nuevos logros, empujado por las numerosas entidades que se iban incorporando: no matar en los albergues ni centros de acogida a perros y gatos, autorización para poder llevar mascotas en sus ferrocarriles, en el metro y, actualmente, las ordenanzas del Ayuntamiento de Barcelona, con una oficina expresamente dedicada a la protección de los animales en el año.

ADDA también ha contribuido durante diez años (2004-2014) con su Salón para el Bienestar y la Defensa del Animal Abandonado, conocido como Animaladda,

Viene a cuento lo anterior para demostrar palpablemente que, desde hace un siglo, el respeto por los animales en Cataluña no tiene nada, en absoluto, nada que ver con la política. ¿Razones de este hecho histórico? ¿Su situación fronteriza con Francia y su dinámica comercial, que le imprimía también una mayor capacidad por el interés en lo que ya no era comercial? El lector sacará sus propias conclusiones. Pero la mala política, que no la buena, a veces puede buscar recovecos para obtener beneficios electorales en pos del partido que representa utilizando algunos métodos sin conocer ni profundizar en la realidad de los hechos.

LA SENTENCIA

No se va a entrar aquí a discutir la sentencia del Tribunal Constitucional, cuyos magistrados están designados a propuesta del Congreso, el Senado y las CC. AA. en menor proporción. O sea, de base política indiscutible, pues algo, en sus componentes y decisiones, podría influir el sentir del partido que los ha promocionado. La reciente sentencia del TC, en este caso, obliga por mandato legal a la tortura en un espectáculo público de un animal inocente, cuando la misma UE ha reconocido a los animales como seres que sienten y padecen (Tratado de Maastricht (Holanda), ratificado por el de Lisboa, Protocolo 33. Anexo CE 1997). Ahondar en el tema jurídico sería entrar en un debate ajeno a nuestra praxis animalista.

Si un colectivo, como es la ciudadanía catalana, que reiteradamente se ha manifestado a favor del bienestar de los animales —y las medidas que se han ido adoptando iban dirigidas a aumentar el respeto y el bienestar de los otros seres también sintientes—, observa como se repite la tortura de los toros cuando ya se daba por abolida —pues su defensa es éticamente incuestionable—, tan solo puede llegar a la conclusión de que se le ha dado una bofetada sin merecerlo, lo que provoca una humillación que no puede comprender.

La «mala política» ha logrado que se tergiversasen los hechos, empleando un cúmulo de argucias para sacar las cosas de su justo entendimiento —el bienestar de los animales— y así confundir y hacer creer, en este caso, lo que no existe. Cataluña se ha mostrado siempre respetuosa con los animales y lo seguirá haciendo con el deseo de que lo positivo también pueda ser compartido en otros lugares. No le viene de ahora, sino que este es uno de los sentimientos propios que nadie le podrá arrancar. Lo que los animales necesitan es vocación, no mala política.

 

 

POSICIONAMIENTO DE ONG ADDA ANTE LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL CON RELACIÓN A LAS CORRIDAS DE TOROS EN CATALUÑA

A la vista de la sentencia del Tribunal Constitucional, declarando nula la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, Ong ADDA —que inició este largo proceso en el año 2004 con motivo del Fórum de las Culturas, que culminó con la Declaración de Barcelona como «Ciudad Libre de Toros» y que luego se trasladó al Parlamento de Cataluña, donde se presentó una iniciativa legislativa popular, ILP, iniciada por la Plataforma Ciudadana PROU— manifiesta lo siguiente:

 

  • Se pone de relieve que esta sentencia responde y coincide, supuestamente, con los intereses políticos y taurinos que la iniciaron y que han estado influyendo para imponer su voluntad, haciendo caso omiso al valor que tiene un proceso democrático y participativo de la ciudadanía que se desarrolló con toda transparencia.
  • Que con esta decisión del TC, supuestamente, se reafirma la preocupante situación que captan los ciudadanos hacia el actual sistema político y democrático y que nos lleva a una continua decepción.
  •  Que la labor de los colectivos sociales, los debates éticos, las reivindicaciones sociales para suprimir la crueldad, la tortura en forma de espectáculo y el sufrimiento de los animales siguen siendo ignorados por determinados sectores gubernamentales.
  • Que es absolutamente inadmisible que en pleno siglo XXI, en un país de Europa, se dictamine la obligación de aceptar y tolerar por imperativo legal un espectáculo público de tortura y muerte de un animal.

 

Esta incompresible situación nos anima a que todos juntos, con el compromiso manifestado por los portavoces del Parlamento, Gobierno de la Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona, seamos capaces de encontrar los mecanismos adecuados para impedir que se vuelvan a repetir estos deprimentes y anacrónicos espectáculos de sangre y muerte.

Ong ADDA  -Diciembre 2016


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