La tauromaquia, el mal cultural

ADDAREVISTA 53

Después de leer Tauromaquia, el mal cultural, resulta imperante cambiarle el nombre a ese circo sangriento que son las corridas, a uno que describa de verdad lo que ocurre en las plazas: Las torturas de toros. Tras la reciente y dramática muerte del torero Victor Barrios en la plaza de Teruel en julio pasado, se pensaría que la unión europea se pronunciaría para eliminar de una vez por todas, la masacre que constituye las corridas de toros. Eso no ha ocurrido y las organizaciones que defienden los derechos animales tienen ahora que luchar con la hipocresía en aumento y la enfermiza práctica de los taurófilos, de acusar a las víctimas y sus defensores.   

Tauromaquia, el mal cultural, cuya autora es Carmen Méndez, es un compendio detallado (304 páginas y bella edición) de la crueldad humana hacia los toros y otros seres vivientes asociados con los espectáculos taurinos; es también una descripción meticulosa de los esfuerzos, a lo largo y ancho de la historia, de mentes sensibles y por ende compasivas, (desde el conde de Aranda, pasando por Benavente y Unamuno, hasta Enrique Blanquel-Bel) para acabar con esa oscurantista práctica. Es además la conclusión, de que la unión europea no solo le ha fallado a España sino que, aliándose con los taurócratas infiltrados en su sede, ha permitido que el fraude de la tortura de toros continúe exhibiéndose como cultura por un mundo que todavía anhela ser civilizado. 

Carmen Méndez debe de haber sufrido tanto para escribir el libro, como los lectores sensibles que conocen o se enteran por su contenido, de los detalles. La activista catalana, cofundadora de ADDA, investiga y desentierra para la evidencia. Da testimonio del regodeo sicopático en el sufrimiento porque es aparente que es en la tortura que muchos seres humanos expresan su “creatividad” para inventar múltiples formas de diversión.

Con lenguaje fluido y elegante, Carmen nos lleva en una gira por los siglos, organizando de manera cronológica, datos y eventos que nos permiten asimilar la transformación del circo romano  al desafortunado espectáculo de las corridas.

CM nos facilita la opinión informada de personajes históricos, entre escritores y artistas que aborrecían el maltrato animal; describe en particular el sacrificio del toro y el caballo, pero también el de otras criaturas como el elefante, pasando por cocodrilos, monos y tigres de Bengala. Evidencia en fin, el sadismo público de verlos enfrentarse a muerte y el de los sanguinarios mercaderes por hacer dinero.

Imagino que el aburrimiento de la insensibilidad es tan insoportable y que su conciencia está tan amellada, que por eso busca formas vergonzosas como el crimen para entretenerse. ¿Pero que puede decirse de la conciencia de los promotores, que lucran con el abuso animal y la patología humana?

Después de este tratado, los taurómanos no tienen argumento o excusa que esgrimir porque uno a uno Carmen Méndez se los ha desbaratado. Aquellos que asisten a las corridas ya no pueden jactarse de estar apoyando a la cultura. En efecto, hoy en día cuesta llenar las plazas de toros. No puede decirse que los taurófilos sean personas cultas o refinadas. Muchos asisten porque los que las promocionan les han regalado el boleto. Hay otros que arrastran a familiares y amigos que luego quedan aterrorizados con el despliegue de un acto supuestamente “culto”. Sé de muchos que asisten borrachos para poder dar rienda suelta a la barbarie o su lado oscuro. Hay quien usa droga, para desactivar lo que le queda de sensibilidad.    

Lo que si resulta inconcebible es que la unión europea apoye a los carteles de la tortura taurina. Que un pretendido parlamento democrático o socialista o como se quieran disfrazar, metan gato por liebre y adopten la tortura como cultura.

Solo se toma un líder para cambiar las cosas hacia una sociedad compasiva, como Carlos III o Carlos IV que en el siglo XVIII dictaron leyes aboliendo las corridas en España. O se toma un corrupto para cambiar a lo peor, al estilo de Fernando VII que eliminó esas leyes para regresar a España hacia el oscurantismo.

Tauromaquia el mal cultural no es solo un excelente referente para los defensores de la principales víctimas del toreo, el toro, el caballo, y en ocasiones el torero. Es además un documento histórico que termina donde comienza la nueva época en la tauromaquia en España e Iberoamérica. Gloria Chávez Vásquez es una escritora de origen colombiano que reside en Nueva York. 

 

Ong ADDA  -Dicembre 2016


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