Las "Tientas en Cataluña"

ADDAREVISTA 50

Y dale que dale… Segundo episodio

Antecedentes

 

El 28 de julio de 2010, después de una elaborada y fatigosa Iniciativa de Legislación Popular, ILP, promovida por la plataforma ciudadana PROU (Basta), con la colaboración del ADDA en cuanto le fue posible, el Parlamento de Cataluña aprobaba por mayoría la modificación de la ley catalana de protección de los animales y prohibía los espectáculos taurinos y sus variantes, en todo el territorio catalán. No es necesario extenderse en todo este largo proceso legislativo —que se siguió al pie de la letra—, pues nuestros lectores quedaron suficientemente bien informados (pueden ser consultados en la web adda revista). En nuestro ejemplar n.º… con el primer «Y dale que dale...», ya se denunciaba la intentona de reintroducir las corridas de toros en Cataluña de forma colateral a través de unos festejos llamados «tientas» que, como espectáculo turístico, se iniciaron en el Bajo Ebro, la parte más sur de la costa catalana; en una somera plaza de toros campestre, se reproducían las partes integrantes de una corrida de toros a excepción de las banderillas, la pica y el estoque de muerte, lo que para sus organizadores significaba una corrida incruenta.

Organizaciones animalistas denunciaron estas prácticas de las que, en su momento, esta publicación ya se hizo eco. Todo el proceso desde su inicio merece ser estudiado en su contexto. Ante todo, darle el nombre de «tienta» cuando su significado estricto en tauromaquia significa un proceso de selección de bravura practicada en las vacas madre en vista a su futura descendencia brava. Se practica mayoritariamente en el campo y es un anticipo de lo que más tarde será una corrida de toros con tortura y muerte. Cabe pensar que los promotores pensarían que de esta forma, al denominarla «tientas», se disimularía que, al realizarse en un recinto circular, con la estructura reglada de una plaza de toros, pasaría de forma más disimulada. Así pues, de forma larvada, las «tientas», en Cataluña, han ido perdiendo su sentido estricto para emanciparse en una nueva variante que no deja de ser, pura y simplemente, una corrida de toros incruenta por lo aparente, pero con crueldad, tal como se ha demostrado.

La segunda intentona

 

Esta primera intentona se cortó porque las denuncias animalistas, con sentencia judicial, impidieron su continuidad (ver despiece). Paralizada esta actividad —y que veían con buenos ojos los servicios territoriales de la Generalitat en tierras del Ebro—, ya tenía proyección de ampliación y expansión en otros lugares del territorio catalán. La única posibilidad era consolidarla mediante una modificación de la ley catalana de protección de los animales. Y es aquí cuando surgen aquellas sorpresas que tan solo la política es capaz de asimilar: un pacto político contra natura entre el partido en el gobierno Convergència i Unió, CIU, y el Partido de los Socialistas de Catalunya, PSC, en la oposición, en que se alían en una propuesta conjunta para llevar a cabo una solicitud de «remiendo» de la ley catalana en el Parlament. O sea, en momentos en que se estaba pendiente de la aprobación de los presupuestos, y unas anunciadas elecciones comunitarias catalanas, un tema en apariencia nimio e intrascendente, comparado con la importancia vital como son los presupuestos, irrumpe, rompedor, entre los grandes temas políticos.

La propuesta, incomprensible y arriesgada, hay que contextualizarla, primero, en otra intentona para poder decir a quien le convenga en el resto de España que las corridas de toros ya han regresado a Catalunya. Mejor: que en Cataluña ya han vuelto los toros y las corridas. ¡Pero si CIU fue uno de los partidos que más y mejor se destacó en apoyar la ILP dando libertad de voto a sus diputados! ¿A trueque de qué conveniencia unía, ahora, esta solicitud con el PSC? ¿Se ha pensado que después de la bienvenida general internacional que tuvo la noticia de la supresión de las corridas en Catalunya y la satisfacción de la inmensa mayoría de los catalanes y catalanas por ese hito alcanzado, favorecer por ley a la tauromaquia, iba a ser aceptado y entendido a nivel catalán y exterior? Resulta sintomático que el procedimiento legislativo adoptado emana de uno de estos tantos recovecos que el legislador se guarda para, a veces, salirse colateralmente por la vía rápida. Es simplemente la ley de acompañamiento que, como añadido a asuntos de gran calado, se le encajan otros temas menores que, de aprobarse, evitan todo el procedimiento legal y establecido: aceptación, plazos, comités, comparecencias, debates, etc.

La logística

Ante esta perspectiva, el movimiento animalista encabezado por la plataforma Prou —con base además a una sentencia judicial que les daba la razón, y la definitiva ratificación de que los toros sufrían en las «tientas» (no solamente durante estas, sino en todo lo que significaba su trasiego)— inició la estrategia que se creía más oportuna para paralizar la enmienda que se solicitaba, modificando una vez más, la ley de protección. Resultaba fundamental publicitar lo que mediante «el acompañamiento» legislativo se trababa de ocultar. Para ello, las redes sociales ofrecen algo de lo que antes no se disponía y se inició el envío masivo de cartas a cuantos medios de comunicación fuese posible. Paralelamente, se establecen contactos directos con los partidos políticos, en especial con los que pueden mostrarse más a favor de impedir oficializar las «tientas». El colectivo, pues, comenzó, de nuevo. Un trabajo constante y bien organizado.

Ante estos acontecimientos, la ONG ADDA, en conjunción con la plataforma PROU, no podía quedarse sin reaccionar y comenzó también a contactar con aquellos políticos que, por importancia y presencia en el gobierno, se consideraba más representativos. Como el tema era de amplia cobertura ciudadana —eran sus representantes en el Parlament de Catalunya quienes tenían que ser conscientes de la trascendencia de lo que significaría la vuelta de la tauromaquia—, se envió un escrito (*) a cada diputado y diputada, haciéndoles ver, en un sentido ético y representativo, «dónde estaba el límite de sus prerrogativas» haciéndoles ver, además, el creciente desafecto político actualmente existente.

Las aguas vuelven a su cauce

Todos estos esfuerzos conjuntos tenían que definirse el día de la votación, que era el de los presupuestos y sus «acompañamientos». El resultado fue el siguiente: votos a favor de retirar la enmienda —significaba el no a las «tientas»—: CIU, ERC, ICV, CUP. A favor de la enmienda —significada autorizar y oficializar las «tientas»—: PP, PSC, Cs, y 2 votos de Unió.

Quienes tenían en sus manos la decisión final, Convergencia i Unió, CIU, cambiaron su propuesta inicial, al votar en contra de la enmienda, en un acto que les honra, pues significa admitir que se ponía en entredicho la ley de la que ellos mismos fueron partícipes y promotores. El PSC, a quien supuestamente se debe la autoría, quedó en minoría.

En resumen, toda una nueva campaña acerca de un tema nimio, pero de gran trascendencia, tan solo, aparentemente, para favorecer a dos ganaderías del Bajo Ebro catalán que, en pos de encontrar unos beneficios económicos particulares, permitirían la vuelta de las corridas de toros y su expansión hacia otras localizaciones, quizás la reapertura de la plaza Monumental en Barcelona y un largo etcétera de magnitudes inciertas.

No se trata de perjudicar a nadie en sus legítimos derechos, y así lo manifestó la Plataforma Prou en un posterior comunicado, pero cuando este fin invade otras e importantes connotaciones, quienes se consideren perjudicados económicamente serían los que debieran ejercer sus reclamaciones a las administraciones, solicitando las ayudas a las que se pueda llegar. Pero sin ir más allá.

Manuel Cases, Director

 

Ong ADDA    -Junio 2015


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