Barcelona declarada ciudad antitaurina - Manuel Cases

ADDAREVISTA 28

La histórica proclamación del Ayuntamiento al declarar Barcelona ciudad antitaurina representa un primer y valiente paso dado en España y el mundo entero en favor de la defensa de los toros. Que las corridas de toros deben terminarse por su anacronismo y que son una práctica incompatible con una sociedad concienciada es algo que todo el mundo sabe. Más tarde o más temprano están condenadas a su desaparición. Alguien debe presentar y hacer realidad esta propuesta, que cuenta con el apoyo de la gran mayoría de sus ciudadanos.

Para el asociacionismo cívico esta medida representa una afirmación de democracia, pues la cultura democrática puede medirse por la capacidad de las ONG de influir en la vida social. La Asociación Defensa Derechos Animal (ADDA), pionera en España en la defensa y bienestar de los animales y fundada en el año 1976, ha podido constatar la enorme dificultad que supone la defensa de los animales, algo que en otros países europeos resulta mucho más fácil.

Los representantes políticos españoles en Bruselas, Luxemburgo o Estrasburgo casi siempre se han manifestado poco o nada sensibles a favorecer el bienestar de los animales sean cuales fueran. Sirva como ejemplo el bochorno que supuso el debate del tratado de Amsterdam de la UE, que modificaba el de Roma: cuando los animales iban a ser considerados seres sintientes, las presiones españolas, conscientes del peligro que entrañaba para las corridas de toros, lograron introducir un apéndice que las salvaguardara. De esta victoria Javier Elorza, quien se define como "taurino hasta los tuétanos", se pavoneó sin rubor por haber "colado y blindado" los toros, gracias a "un par de cenas" ("la contra" de la Vanguardia, 02/06/1999).

Muchos taurinos han manifestado su pánico a cualquier reconocimiento legal hacia los animales y, con este lastre, siempre que se ha querido avanzar en la defensa de los derechos más de lo que para muchos parecía prudencial, se ha producido el frenazo y la paralización. La sombra intocable de la crueldad pública de las corridas siempre ha frenado las iniciativas de progreso y de reconocimiento de nuestras obligaciones de respeto hacia ellos.

El anuncio de la celebración del Fórum Universal de la Culturas, ya próximo a inaugurarse, proclamaba como un nuevo reto algo tan natural y reconfortante como el diálogo ético, social, medioambiental y de paz, apostillado con un sugerente resumen: "Trabajando por el mundo que queremos". Quedaba claro que queremos un mundo en paz, sin violencia y sin tortura ni de humanos ni de animales, algo que oportuna y coherentemente fue aprovechado por el ADDA y la Sociedad Mundial de Protección de los Animales (WSPA) para presentar la campaña de peti¬ción de una declaración ética de la ciudad de Barcelo¬na y la suspensión de las corridas de toros.

Barcelona tiene en su haber una importante antología de protección y defensa de los animales. En el siglo XIX, la Liga para la Protección de los Animales y Plantas fue la primera que existió en España como centro de acogida de animales de compañía. En 1988 el Parlament catalán promulgó la primera Ley de Protección de los Animales de España y, más tarde, la Ley de Experimentación del año 1995. En el año 1998 el Ayuntamiento de Barcelona aprobaba por unanimidad la declaración municipal de convivencia, defensa y protección de los animales. En el 2002 asumió el compromiso de dejar de matar perros y gatos en su perrera municipal. Sus ordenanzas impiden la exhibición de animales en los escaparates de las tien¬das y prohiben los circos con animales y los carruseles de ponys. ADDA, fundada en Mataró en 1976, fue también seguida por el nacimiento de otras asociaciones, muchas de ellas ahora integradas en el Consejo Municipal para la Convivencia, la Defensa y la Pro¬tección de los Animales.

La ley de Protección de los Animales, reformada y actualizada en el 2003 y aprobada también por consenso en el Parlament, aparece ya como referente no tan sólo para el resto de España sino para otros países europeos. En su preámbulo se proclama, por primera vez, que los animales pueden sufrir física y psíquicamente. Este bagaje hace de Barcelona y Cataluña acreedoras y merecedoras de dar un paso más. El acuerdo municipal del pasado 6 de abril fue un día histórico por el hecho en sí y por su significado. La respuesta mundial favorable no se ha hecho esperar. Se están superando con creces las felicitaciones y son muchas las personas que esperan un comunicado al respecto por parte del Ayuntamiento. El mundo se solidariza y manifiesta su simpatía hacia quienes rechazan la crueldad. Para aquellos ediles -quince- que, en ejercicio de su respetable libertad de conciencia, votaron en contra, el éxito alcanzado debe ser un motivo de reflexión. Quizás les puede mover a un cambio de actitud más acorde con el sentir mayoritario de la sociedad a la que pertenecen. (Artículo publicado en la Vanguardia el dia 17/04/2004).

 

Ong ADDA    Junio 2004


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