Tossa 92. Una ilusión que se desvanece - ADDA

ADDAREVISTA 9

Declarándose la primera villa antitaurina en España, Tossa de Mar adquirió una impronta que atrajo, en poco tiempo, no sólo la atención m toda España sino del resto del mndo entero. Ahora ya son tres las poblaciones de Girona: Tossa, Vilamacolum y Palafurgell que están en la misma situación. Pero el liderazgo que da: ventaja, fama y renombre, hay que saber mantenerlo.
Ocurrió como resultado, lógico e mediato, la celebración de las I Jornadas en 1990, en las que un grupo de entusiastas animalistas, unidos por este nuevo «punto de encuentro» salieron exhultantes de las mismas. Existía, también, una persona carismática —el carisma se tiene, no se adquiere—: Telm Zaragoza, su alcalde, que trasmitía mensaje e ilusión, y supo proyectar el mombre de Tossa de Mar mucho más allá de sus límites geográficos. 

Las II Jornadas en 1991, con una mayor convocatoria de asistentes, si men continuaron su tónica de brillantez, se desarrollaron bajo ciertas circunstancias de presión política que se centraban en ataques a Telm Zaragoza, ya sea desde noticias deformantes en la prensa regiónal o desde sectores ecologistas. ¡Cómo si a la figura de Zaragoza se le exigiese la perfección y las virtudes más sublimadas! Se estaba en período preelectoral para la renovación de las alcaldías. I Aquella segunda convocatoria, quedó ampliamente comentada por ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES (ver número 6), invitaba a la reflexión y a un toque de mención. Aun resaltando su brillantez, se encontraba a faltar una dirección —permanente— de las jornadas que centrase, ordenase y seleccionase la temática de las ponencias en razón del carácter amplio o especializado, que se les quisiera dar. Que cuidase mejor su protección en los medios de comunicación, manteniendo el interés y la vivacidad en la noticia. Que la documentación obtenida fuese un bagaje valioso a la vuelta del viaje, e indicábamos, finalmente, el peligro —visto desde el sector animalista— que continuasen como apéndice, o prolongación, unas ponencias, pocas, sobre el medio ambiente. Se sugería desdoblar las Jornadas en otras dos: sobre defensa de los animales y sobre medio ambiente. El animalismo y el ecologismo pertenecen a un mismo tren pero viajan en vagones separados. Esto se está demostrando día a día y deben empaparse bien de ello quiénes corresponda.

Con el cambio de alcaldía, y Pilar Mundet al frente, las III Jornadas —celebradas del 8 al 10 de Mayo, 1992— han iniciado una nueva singladura. Partidos políticos aparte, la figura de Telm Zaragoza ya no giraba como motor de las mismas, quien apareció, brevemente, con aspecto triste y
abatido. La alcaldesa, que días antes aparecía en un debate en la televisión catalana y daba un mensaje en favor de los animales, en su discurso de apertura expresaba «el dolor y el sentimiento que le producían las numerosas cartas recibidas que le preguntaban sobre su continuidad ya que Tossa de Mar seguiría celebrándolas». Sí, seguiría. Pero por un camino distinto como se ha podido constatar: lo que fue anterior apéndice —o prolongación— sobre medio ambiente adquiría preponderancia enrasando el número de ponencia con las de la defensa de los animales y aún dándole mayor ventaja al situarlas en sábado y domingo, días, lógicamente, con mayor facilidad de asistencia para el público.

Pero, ¿qué respuesta obtiene Tossa de los ecologistas? ¿Cuántas personas, o asociaciones, destacadas de este movimiento hacen acto de presencia en las mismas? ¿Dónde están los corresponsales de las publicaciones más características? ¿Cuántos artículos, comentarios o proyección les dedican en amplitud? Es obvio que quien ha
dado, hasta ahora, renombre a las Jornadas han sido los animalistas. Y los problemas animalistas son muy concretos. Es por ello que quiénes están en este movimiento, sean de distintos países, sintonizan a la perfección en su diálogo, o discurso, para aumentar conocimientos y tratar de encontrar soluciones.

La proyección de las Jornadas debe centrarse en su especialización y en la globalización de los resultados. Lo decíamos el año pasado y se sugería el concepto de «calidad Tossa». Quiénes acuden a Tossa, o podrían acudir de todas las partes del mundo —siempre desde la vertiente animalista—, deben ir allí a «hablar de sus cosas», y no del significado, o trascendencia, que pueda tener la protección de un macizo localizado en su área geográfica, que no deja de ser un tema que verán con simpatía, pero absolutamente circunstancial y alejado del motivo de su presencia.

Tossa podría llegar a lo más alto. Podía mirar a parte del mundo, a Europa, a España, a Catalunya o a su propio ombligo. Era cuestión de elección.No se ve, por ahora, proyección de futuro. Ha bajado el tono y el interés. Ya se intuía y ha quedado de manifiesto: una bajísima participación que obligó al cambio apresurado del local previsto para volver «a los orígenes», a la Casa de Cultura, que si bien el primer año resultó casi insuficiente de capacidad, este año, escasamente superaba la mitad. Los conferenciantes, también se veían atenazados por el ambiente en donde flotaba la frustración y el desinterés. Se ha echado en falta a mucha gente emblemática.Y han existido carencias que no deben ser ignoradas y que pueden haber influido negativamente: 

  • Corto plazo entre convocatoria y su celebración. Para la mayoría de los asistentes con pocas semanas de antelación, es imposible planificar su agenda.
  • Carencia, un año más, de la presencia de los medios importantes de comunicación con verdadera representación.
  • Falta de las ponencias escritas. Una visita al centro de turismo local era suficiente para rellenar el contenido que ofrecían los vacíos «dossieres» que se entregaron.
  • Falta de conocimiento y presentación entre los participantes. Sin listados, direcciones, cargos, títulos, asociaciones, países..., etc. Así el colectivo se compartimentiza y se pierden oportunidades, tan o más importantes que las mismas ponencias, de abrir perspectivas de contactos.
  • Desagrado entre los asistentes del resto de España al tener que recurrir, constantemente, a la traducción simultánea del catalán; lo cual —dado el excesivo número de ponencias diarias—produce cansancio y desazón y no invita, en absoluto, a repetir la visita.

La Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal, ADDA, y esta publicación de la que depende, siempre han prestado, desde su inicio, una especial atención y, por qué no, predilección, por Tossa. Numerosas delegaciones autonómicas de ADDA, llegadas desde toda España, han asistido, regularmente, a todas sus convocatorias. En esta ocasión también estaban presentes representantes de: ADDA Alicante, ADDA Aragón, ADDA Asturias, ADDA Baleares y ADDA Catalunya/Sede Central, al igual que los enviados especiales de ADDA DEFIENDE LOS ANIMALES. Esto se ha cumplido y la vocación por Tossa, demostrada por ADDA, es irrefutable. Nuestra presencia y apoyo ha sido continuo. Por esto duele que un proyecto que podía haber tenido proyección de futuro y abierto a grandes posibilidades, se marchite y se diluya. En un momento dado se dispuso de una extraordinaria capacidad de convocatoria, única y excepcional, pues el nombre de Tossa dio la vuelta al mundo. ¿Se estará, aún, a tiempo de recuperarla?

 

Ong ADDA   -Enero/Marzo 1992


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