El lince ibérico, una vida que se extingue - Flora Aguilera

ADDAREVISTA 27

Acorralado por la falta de alimentos y espacio vital sin que, hasta ahora, nadie se haya preocupado por salvarlo. Así es como ha estado viviendo durante los últimos años el lince ibérico, una especie que se va extinguiendo tan rápidamente que los expertos ya conocen a los pocos ejemplares que quedan por su nombre propio. Este animal habitaba una amplia zona de España que iba de Albacete a Portugal y desde Avila hasta Melilla, pero los hombres lo desterraron de sus campos y destruyeron su habitat. Lo dejaron sin lugar donde vivir y sin poder procurarse alimento. Y, luego, encerraron a los pocos que quedaban en zoológicos, como si hubieran cometido algún delito, y dijeron que querían protegerlos. Los mismos políticos y las mismas administraciones que aseguraron querer recuperarlos, sin embargo, crearon tantos proyectos de infraestructuras viarias y de servicios, carreteras, pantanos o trenes donde vivía que acabaron por colocarlo al borde de un despeñadero.

El Ministerio de Medio Ambiente, gobernado por el Partido Popular, y la Junta de Andalucía, en manos del Partido Socialista, se tiraban de los pelos y se culpaban unos a otros de lo que ellos calificaban como "desgraciada" desaparición de un animal. Ni el uno ni el otro eran capaces de dejar a un lado sus rencillas y ponerse de acuerdo en un proyecto común que sacara al lince del abismo. El resultado es que hoy tan sólo quedan entre noventa y cien ejemplares en Sierra Morena y, únicamente, unos treinta en Doñana. Sólo ahora, cuando se han dado cuenta de que ante los ojos del mundo vamos a ser los responsables de la primera extinción de un gato silvestre, han sido capaces de tener una mínima reacción y, aunque con desconfianzas, han pactado. Si el Ministerio crea un plan dotado de presupuesto a largo plazo, la Junta se compromete a suministar ejemplares para la cría en cautividad. Pero ésta, aunque puede ser una herramienta más en la recuperación del animal no es, desde luego, la panacea. Y no lo es por una ecuación muy sencilla: si los linces desaparecen por la falta de conejos y por las agresiones externas que sufr su habitat natural, la solución no puede ser criarlos sólo en zoológicos. Hay que facilitarle lugares de alimentación suplementaria y suprimir los peligros. En definitiva, convertir los campos donde quedan linces en hoteles de cinco estrellas con restaurantes de tres tenedores. Porque sólo así, centrando los esfuerzos en la cría en libertad, lograremos reparar el mal que hemos hecho.

Tiene cabeza de gato, pero con collares de pelo en las mejillas y pequeños penachos en la punta de las orejas. Mide unos setenta centímetros de longitud y pesa unos trece quilos de agilidad reconcentrada. Tiene la cola muy pequeña, y patas fuertes, terminadas en anchas garras. Mira con timidez a su alrededor. Es un lince ibérico (lynx pardinum). Un ejemplar rarísimo de una especie que se extingue, acorralada por la falta de espacio vital y alimentos. Los menos pesimistas creen que quedan unos 150 animales agazapados en los campos de Sierra Morena y Doñana. Otros aseguran que la cifra no supera los 120 ejemplares, que apenas se dejan ver. Nadie sabe exactamente dónde están. Hay constancia de su existencia por signos encontrados tras su paso por los peñascales de Sierra Morena o los arenales de Doñana. Al igual que los gatos, los linces tienen la costumbre de afilar las garras en un tocón, o en el tronco de un árbol, y estas señales son a menudo, junto con los excrementos, el único signo de que hay un lince en la región. A veces, el chillido chivato de las urracas anuncia su presencia entre las jaras, pero pocos son los privilegiados que observan su silueta de gato salvaje. Los excrementos recogidos se llevan a analizar para concluir si realmente fue un lince el animal que cruzó por aquellos parajes. Durante buena parte del año permanecen instaladas en las dos zonas donde todavía viven estos animales cerca de 200 cámaras-trampa para fotografiar su presencia e identificarlos por el pelaje. La conclusión de estos estudios es que hay linces, pero tan pocos que sólo en contados lugares es posible verlos. Estos sitios son mantenidos en secreto para evitar la proliferación de curiosos que les molesten.

Cazan de noche, escudriñando todos los escondrijos y grietas donde pueda haber ratas o ratones, persiguen a las ardillas y atacan a los pájaros dormidos en los árboles. También matan cervatillos, corderos pequeños, terneras, aves de corral y, sobre todo, conejos, que constituyen el 90% de su dieta. El lince necesita más de uno al día para alimentarse, y por ello se le ha dado caza sin cuartel, porque algunas asociaciones de cazadores todavía persiguen con cepos, lazo y a tiros a cualquier bicho que coma conejos.

La mayor dificultad a la que debe enfrentarse este animal es, sin embargo, la falta de alimento. No quedan linces allí donde desapareció el conejo a causa de dos enfermedades consecutivas: la mixomatosis, venida de Chile en los años 50 y, cuando se empezaban a superar los efectos de esta enfermedad, la neumonía hemorrágico-vírica, que llegó de China en los 90. Los linces no encuentran gazapos (conejos jóvenes) ni en Doñana ni en Sierra Morena, y eso les obliga a ampliar el perímetro de caza, gastar más energía y procrear menos. Además, luchan entre sí por la disputa del territorio. Los adultos fuertes expulsan a los débiles, que se ven obligados a explorar nuevos terrenos. Cuando tienen un año de vida, los machos deben abandonar los dominios del padre. Las hembras pueden hacerlo un poco más tarde.

LOS PELIGROS DE CONOCER NUEVOS HORIZONTES

Es ahí donde les espera el peligro. Casi todos los intentos por conocer nuevos horizontes acaban en muerte por atropello, disparos de furtivos, lazos asesinos o veneno. En Jo que va de año, Doñana, donde apenas queda una treintena de ejemplares, ha perdido tres linces, dos de ellos atropellados y uno tiroteado. El cadáver de este último se encontró en el coto de Hato Ratón, una finca enclavada en el Parque Natural que, paradójicamente, ha firmado un convenio con la Consejería de Medio Ambiente para desarrollar medidas de conservación del felino. El guardia del coto alertó a la administración del hallazgo del cadáver. Era Gerión, un macho de dos años.

El segundo ejemplar llevaba muerto más tiempo. Correspondía a una hembra de dos años, Yolanda. Estos dos casos elevan a ocho la cifra de linces muertos desde enero de 2002. Probablemente, a Yolanda le disparó un cazador, ya que en la necropsia que le realizaron en la Estación Biológica de Doñana se le detectaron varios perdigones en el cuerpo. El 80% de los jóvenes forzados a emigrar perece sin dejar descendencia. En cinco meses ha desaparecido alrededor del 10 por ciento de la población de Doñana, a pesar de que se considera una zona "protegida". El principal especialista en linces, el biólogo Miguel Delibes, en declaraciones a "La Vanguardia"(Suplemento, 4/03/2003), afirma que "lo más probable es que la especie se extinga en 15 años, y tendríamos la gran vergüenza de ser los responsables de la desaparición del primer felino en 5.000 años". De los cuatro tipos de lince que existen, el ibérico, el europeo, el rojo y el canadiense, sólo el ibérico se encuentra en una situación tan crítica. Para Delibes, la desaparición de esta especie demuestra que somos incapaces de mantener la biodiversidad del planeta. De hecho, en su libro Vida, la naturaleza en peligro este experto escribe: "La desaparición diaria de 74 especies animales en todo el planeta supone la sexta hecatombe masiva de fauna que ha sufrido la tierra, comparable con la que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años."

¿QUÉ SE HA HECHO HASTA AHORA POR SALVAR AL LINCE?

A pesar de lo desesperado de la situación, las administraciones no han cumplido con su deber de preservar la vida natural. Al estar el Ministerio de Medio Ambiente en manos del Partido Popular y la Junta de Andalucía, única comunidad donde quedan algunos ejemplares, en las del Partido Socialista, las desconfianzas y las acusaciones mutuas habían hecho imposible el desarrollo de un plan efectivo. A pesar de que en 1994 la Comisión Europea decidió apoyar a través de los fondos del programa Life la conservación del lince, lo que impulsó la realización de estudios y trabajos de conservación sobre la especie, los resultados no fueron positivos y prácticamente sólo sirvieron para constatar que la situación del felino era mucho más crítica de lo que se suponía, y que ya no existía en muchas de las zonas donde sobrevivía hace apenas una década. Aunque desde 1990 la legislación española obliga a que las Comunidades Autónomas en las que viven linces (ahora ya sólo Andalucía) redacten planes para su conservación, muchas de ellas tan sólo presentaron borradores. Tampoco se ha potenciado una red coherente de espacios protegidos que garanticen un estado de conservación favorable para el lince, como obliga la Directiva de Hábitats de la UE. Las Comunidades Autónomas presentaron sus propuestas de garantizar ese estado de conservación favorable, pero fueron evaluadas como "insuficientes" por la Comisión Europea para el Caso del Lince Ibérico.

INTENTOS INFRUCTUOSOS DE CRIARLO EN CAUTIVIDAD

La falta de ejemplares tampoco facilitaba las cosas. Habían tenido lugar diversas tentativas para iniciar el proceso de cría en cautividad, pero habían resultado infructuosas. En la primera ocasión se procuró aparear a dos hembras ("Celia" y "Morena") con un macho anciano y manco. Hubo apareamiento entre "Celia" y "Anestand", pero él era estéril. La segunda vez fue este año, con cuatro hembras ("Esperanza", "Aura", "Morena" y "Saliega") y "Fermín", ciego y enfermo, que murió de tuberculosis antes de culminar el intento. Algunas de las hembras tampoco estaban en las condiciones idóneas: "Morena" tenía trece años. Tras la muerte de "Fermín", el nuevo macho susceptible de utilizarse en la cría en cautividad es un ejemplar herido, capturado tras una pelea y trasladado al Centro de Recuperación de Los Villares, en Córdoba. Jesús Cobo, responsable de especies de la organización WWF/Adena, cree que el saldo de ejemplares apartado para la cría es "muy poco", teniendo en cuenta lo que sabemos del felino. El ecologista recuerda que en el 90% de las carnadas con más de dos crías sólo sobreviven las dos mayores, y que el 80% de los linces en dispersión de Doñana mueren atropellados. Estamos tan lejos de conseguir el mínimo establecido de 12 ejemplares "fundadores" para la cría - cinco machos y siete hembras- como hace dos años.

LA ÚNICA FORMA DE SALVARLO: CONVERTIR SU HÁBITAT EN UN HOTEL DE CINCO ESTRELLAS

El biológo José María Gil, “el Indio”, es uno de los pocos mortales que sabe por dónde se mueven los linces en Sierra Morena, les sigue la pista por los excrementos y apunta los riscos donde ponen las carnadas. Estos días tiene el encargo de localizar y elegir a dos machos jóvenes para comenzar con ellos el programa de cría en cautividad. Pero a los técnicos de campo que trabajan con los linces de Andújar esta idea no les gusta. Dicen que el mejor seguro de vida del lince es que se reproduzca por sí mismo y en su entorno de siempre. Por eso "el Indio" prefiere que los máximos esfuerzos se centren en la cría en libertad. La ecuación es sencilla: "si los linces desaparecen por falta de conejos y por las agresiones externas que sufre su habitat natural, la solución no puede ser únicamente criarlos en zoológicos. Hay que facilitarles lugares de alimentación suplementaria y suprimir los peligros. En definitiva, convertir los campos donde quedan linces en hoteles de cinco estrellas con restaurantes de tres tenedores".

Lo esencial es sembrar los campos de conejos y mejorar las fincas donde habiten. Para ello deben hacerse desbroces, extender los pastizales, construir pasos subterráneos en las carreteras, controlar la velocidad de los vehículos en determinados lugares de paso, suprimir la maldición de los cepos, los lazos y los venenos contra las alimañas. Para Pablo Pereira, biólogo, hay que "parar un poco la obsesión por asfaltar caminos rurales y forestales, y medir las necesidades reales de comunicación de la especie. En Doñana, la solución pasaría por tener menos carreteras". Miguel Ángel Simón, coordinador del Programa Andaluz de Conservación del Lince Ibérico, añade que "en Doñana lo que hay que hacer es estudiar los puntos negros y hacer el mayor número de pasos posible. Hay que implicar a otras administraciones, además de la de Medio Ambiente, como por ejemplo las de Agricultura y Obras Públicas."

REPOBLAR LOS CAMPOS CON CONEJOS

Tres cuadrillas en Doñana, Córdoba y Andújar se dedican a procurar conejos para que sirvan de alimento a los linces. Una de ellas la forman José Maria Gil, Javier Rodríguez y José Bueno. Ellos conducen por caminos infernales para trasladar gazapones a las cercas donde deben procrear y repoblar los montes. Esta zona es buena para los conejos porque desde antiguo se practica sólo la caza mayor. Si escasean estos roedores es por las enfermedades. Quizá por ellos aún perviva aquí el lince. En la zona de la garganta de Valquemada sólo los "íntimos" pueden asistir al espectáculo de ver cómo "Picachu", "Jándula", Wbroz", "Quintana", "Andrés, "Cabrera", "Cazorla" o "Quili", animales crepusculares, cazan alguno de los conejos que salen de los criaderos.

Las primeras repoblaciones de gazapos fueron un fracaso, porque se hicieron con animales traídos de zonas donde había habido cepas distintas de mixo-matosis y neumonía, lo que provocó un desastre por contagio cruzado de enfermedades. Quedaron menos roedores que antes de la suelta. En otros intentos posteriores se echaron al campo miles de conejos, la mayoría de los cuales fueron sin duda capturados por zorros, tejones, águilas y otras especies, ya que el lince no es precisamente el único animal que se alimenta de ellos. Para evitar estos problemas se han ingeniado unas cercas protegidas incluso con pastores eléctricos. Los propios conejos, al iniciar y alcanzar cierto número, se encargan de buscar salidas e inician una lenta repoblación del entorno. Son autóctonos, están vacunados contra las dos enfermedades y han sido sometidos a cuarentena.

GESTIONAR LA CAZA

Fruto del acuerdo firmado hace dos años con la Fundación Biodiversidad del MIMAM, las organizaciones WWF/Adena y la Fundación para la Conservación de la Biodiversidad y del Habitat (CBD-Hábitat) se llevó a cabo un proyecto por el cual se arrendaron los derechos de caza menor. Para Jesús Cobo, responsable de esta iniciativa, "con estos acuerdos arrendamos la caza del conejo para que las poblaciones, una vez que no tienen la presión de los cazadores, aumenten. Pero el problema- sentencia Cobo- es que el conejo está poco estudiado, no se tiene una vacuna eficaz ni un protocolo de manejo en el campo".

Actualmente, la Junta de Andalucía ha suscrito convenios con 68 propietarios de fincas, que suman 116.000 hectáreas. Les compra los conejos para evitar la entrada de cazadores y hace trabajos de mejora del habitat. También ha firmado acuerdos con la Federación Andaluza de Caza, la Asociación Empresarial de Criadores y Titulares de Cotos de Caza y Ecologistas en Acción para desarrollar conjuntamente el proyecto Life de recuperación del lince ibérico. Sin embargo, en dos meses han sido denunciados tres cotos al este de Andújar (La Carolina, Vilches, Carboneros y Santa Elena) donde se dispersan los linces jóvenes, por colocar lazos y cepos. En los cercados de uno de estos cotos se encontraron 160 trampas.

¿ESTAMOS AÚN A TIEMPO?

Las respuestas comienzan a ser desalentadoras. Jesús Cobo, responsable de especies de WWF/Adena, no es optimista: "no lo sé, ahora mismo la situación no es buena, pero quedan muchas cosas por hacer. No sabemos si estamos a tiempo, nos lo va a decir el futuro, pero todos queremos pensar que sí." Pablo Pereira, biólogo, declara: "personalmente, creo que tenemos muy pocas probabilidades de salvar al lince. Me da la impresión de que se nos va a extinguir. No veo un solo elemento en la evolución de la población de los últimos tiempos como para ser optimista. Pero, a pesar de que considero que es una batalla perdida, habrá que pelearla". Sin embargo, Miguel Delibes nos da aliento: "Es nuestra obligación creer que sí, que todavía estamos a tiempo. Yo ni me planteo esa pregunta. Mientras queden dos linces, un macho y una hembra, tendremos esperanza. Hay que seguir trabajando".

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • Suplemento dominical de "La Vanguardia" (4/05/2003): "Acorralado por todos los peligros". Revista "La Tierra" (que todos desearíamos). Número 43. Noviembre 2001: "El lince ibérico: incierto futuro .
  • Suplemento de la revista "La Tierra" (que todos desearíamos). Número 43. Noviembre 2001: "El lince ibérico. Fungesma informa".
  • Diario "El País" (16/04/03). Sociedad: "Medio Ambiente y la Junta Andaluza pactan para salvar al lince".
  • Diario "El Periódico"(25/03/2003). Cosas de la vida. Sociedad: "Un lince ibérico muere de un disparo en Doñana".
  • Diario "El País"(26/03/03): "Los expertos piden la cría urgente de linces para evitar su extinción". BURTON, Maurice: Biblioteca Juvenil Oxford. Animales (I): Gatos grandes. Pág. 46.

 

Ong ADDA    Junio 2003

 


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