Puck - A. Rovatti

ADDAREVISTA 7

Francisco de A. Rovatti es un hombre polivalente. A más de coleccionar títulos ha sido comentarista de radio en los tiempos heroicos de este medio. Su programa barcelonés «La noticia y su comentario» fue, durante años, piedra de toque de la actualidad. Y su palabra, que se esperaba con interés, permaneció grabada en multitud de radioyentes. Pero, además es un miembro «histórico» de ADDA, mucho antes de quiénes, actualmente, colaboramos en ella; simplemente, porque fue uno de sus fundadores. Nuestro respeto y admiración para Rovatti que siempre ha respondido, a pesar de sus muchas ocupaciones, con lealtad y diligencia para una causa que siente profundamente.

Mi perro se llama Puck. Todos los perros del mundo son míos. Todos los seres vivos me pertenecen, como yo les pertenezco a ellos. Mi perro tiene muchas razas y es un tanto deforme, pero es muy guapo, cariñoso y cree que todo el mundo es bueno. Y cuando por la noche siento su lomo contra mi pecho y en mi mano los latidos de su pequeño corazón, sé que todo un universo de amor arrullará mis sueños.
¿Qué te parece amigo mío esta forma de iniciar un artículo? Puedes pensar que el que escribe es por dictado de un niño. A fin de cuentas los niños acostumbran a decir las verdades. Pues no señor. Soy yo. Con mis años a cuestas, y de vuelta de muchas cosas, que respondiendo a una invitación de Carmen Méndez éste, digamos, artículo —por denominarlo de alguna manera—, sobre nuestro otro amigo: el perro.

Quiénes me conocen saben de mis investigaciones sobre la Parapsicología, de la cual, según muchos, soy introductor en España. Los fenómenos paranormales han sido mi hobby y con más de medio siglo de estudio y experimentaciones he organizado y presidido los primeros congresos nacionales, dos internacionales, uno en Europa, y dos mundiales... Y después de esto sigo sabiendo que cada día me faltan más cosas para saber y que los animalitos de Dios —algunos seres humanos también—, tienen algo más que materia física. Que en ellos hay alma; algo que trasciende después de la muerte física. Y que de la mis¬ma manera que se han obtenido fotografías de energía que se desprenden en el momento de la muerte — los espiritistas le dan el nombre de «hectoplasma» y los esotéricos lo denominan «cuerpo astral»—, nosotros, los científicos, decimos que se trata del Yo Trascendente. También el fenómeno se da en los irracionales. No vamos ahora a discutir qué es el alma... y si todos tenemos alma. ¡Yo creo que algunos humanos no la tienen! Y si la tienen debe ser muy pequeña, o embrionaria, por lo que se adivina a través de sus obras. Y si no amigo mío, mire como está el mundo, que esa es otra cuestión peregrina y triste, aunque hemos de tener la visión de la cruel realidad nimbada por la esperanza.

Escrito lo anterior a guisa de introducción permítame que entre ahora en el tema: Los fenómenos paranormales en los irracionales. Todos los que tenemos animales de compañía ¡todos lo son!, sabemos de la comunicación que a nivel mental se produce con la mayoría de ellos. Todos poseen esta propiedad como los humanos, unos en mayor medida que otros. Muchos perros «adivinan» con qué actitud llega el dueño. Otros presienten con determinado margen de tiempo el momento de su llegada, y los vegetales captan las aptitudes mentales de sus cuidadores. Esto último goza de amplia bibliografía y de una larga experimentación a nivel de laboratorio.

El fenómeno telepático, el más frecuente, fue demostrado por el Dr. Rhine en la Universidad de Duke, Carolina del Norte, allá por el año 1933. Rhine demostró estadísticamente que hay sujetos que tienen esta percepción y proyección extrasensorial más desarrollada que otros. Ante la evidencia matemática tuvieron que rendirse los científicos tradicionales y reconocer lo que ahora es motivo de estudio y experimentación en más de doscientas universidades esparcidas a lo largo y ancho de este extraño mundo. En España... ¡España es diferente! no tenemos nada de esto y no será por falta de esfuerzos por parte de científicos avezados en estas materias que no lo han conseguido. Y en parte es natural por la cantidad de advenedizos, profetas, videntes, médiums y «parapsicólogos» que han venido proliferando como las setas en el bosque. Hace quince años ya fui advertido de este peligro a raíz de organizar el que fue Primer Congreso Nacional de Parapsicología. Y en este caso la profecía se cumplió.

Hay una obra titulada Animales en el Mundo Espiritual escrita por un célebre sensitivo inglés, el Sr. Harold Sharp que desde la edad de siete años empezó a registrar fenómenos paranormales, digamos fenómenos poco corrientes. Sharp cuenta que tenía un perro pequinés que el propio padre tuvo que sacrificar. Sharp tenía siempre por la noche al perro en los pies de su cama. Después de sacrificado el animal siguió apareciendo en el mismo lugar durante bastante tiempo siendo el fenómeno registrado por varios testigos. En otra ocasión, explica Sharp, que si los pájaros son estudiados con amor y con paciencia presentan manifestaciones paranormales que a la mayoría de la gente pasan desapercibidas. Cita el caso de un mirlo al que enseñó a comer en su mano. Dicho mirlo pertenecía a una bandada que cotidianamente era alimentada por Sharp. El mirlo era cojo y al faltarle una pata, Sharp puso especial interés en él. El mirlo cada día lo saludaba con un especial graznido cuyo sonido puede ser parecido a las palabras «Cuel, cuel» y atendía al nombre de Hoppy. Un día de año nuevo Hoppy no apareció. Sharp pensó que había fallecido pero cual fue su sorpresa al escuchar meses después el peculiar grito de «Cuel, cuel» y ver ante sí de nuevo a Hoppy, pero esta vez con dos patas.

El primer caso que presenta Sharp puede tratarse del fantasma del perro, o puede ser como muy bien podría serlo, una «ideoplastia», como en el segundo ejemplo. Vamos a explicar someramente que es una Ideoplastia: se trata de una manifestación de energía psíquica emanada subsconsciente por el sujeto sensible —en este caso Sharp—, que se traduce en una forma. Es decir, cuando la idea se convierte en forma. El deseo de Sharp de seguir viendo a su pequinés puede ser suficiente motivo para que éste aparezca, no como una aparición del más allá, sino como una representación energética de un fuerte deseo, cosa que también puede haber ocurrido en el segundo ejemplo con el aditamento que Hoppy aparezca perfecto: con dos patas. Esta es una explicación científica. Pero no podemos olvidar que la aparición de fantasmas no es privativa de los humanos. Existen demasiadas constancias controladas por investigadores de todas las épocas, credos y religiones, que atestiguan que en algunos casos, pocos es cierto, la formación energética que modifica el espacio está siendo manipulada, si no producida, por energías que se dan fuera del experimentador o del sujeto sensible. Quiero significar con lo anterior que es bueno y necesario buscar siempre en estas manifestaciones la explicación más sencilla, la más asequible. Y si esta no nos basta empecemos a indagar en otras directrices más metafísicas.

Ahora otro caso curioso. Este ocurrió en Sao Paulo, también hace ya algunos años. El Sr. Americo Galvao, subdito portugués, tenía un miedo cerval a los ratones. El miedo provenía de alguna experiencia desagradable ocurrida en su infancia que él, a nivel consciente, no recordaba. El caso es que Galvao mantenía su residencia con una limpieza escrupulosa a fin de evitar que algún roedor se introdujera en su domicilio. Todo era controlado en lo que hacía referencia a tener la casa limpia y ordenada. Un día, Galvao recibe una carta que le obliga a hacer un viaje de un mes a Portugal para arreglar unos asuntos urgentes. Galvao estuvo preparando la casa para dejarla convenientemente cerrada durante su ausencia y lo hizo con todo cuidado y meticulosidad. Cuando se iba a dirigir al aeropuerto ve, con gran sorpresa y horror, que un ratoncito se atraviesa en su camino en pleno recibidor. Galvao perdió media hora persiguiendo al roedor hasta alcanzarlo y darle muerte. Cuando por fin llegó al aeropuerto, su avión estaba despegando. Pero antes de alcanzar la mitad de la pista, el avión estalló pereciendo todos sus ocupantes.
Vamos a por otra historia. Contada por Vintila Horia, en una popular revista hace algunos años.Vintila cita el caso de un gato que una amiga suya escritora y comentarista sobre temas religiosos en una emisora de Roma. Es un gato viejo que desde hace cuestión de un año se dedica sistemáticamente a romper textos sagrados, en especial la Biblia. Lo curioso es que si los textos sagrados son camuflados con otras cubiertas, o escondidos entre las páginas de cualquier libro, el gato en cuestión lo sabe y, de inmediato, se lanza a la destrucción del texto a zarpazo limpio. Pero la cosa no termina ahí: Vintila Horia seguía relatando que un día la señora en cuestión, recibió un icono pintado sobre un cristal. Dejó la imagen sobre la mesa y se dispuso después a cogerla para colgarla de un clavo que previamente había clavado en la pared. Pero un ruido sospechoso la hizo volver el rostro. El gato acababa de tirar la imagen al suelo rompiéndola: por lo demás el gato era completamente normal en sus reacciones.

Y no quiero cansarle más amigo lector. Le diré para terminar, que cuando en una experimentación paranomal hay perros, gatos, pájaros o cualquier otro irracional, si manifiestan señales de inquietud o temor, SIEMPRE se produce el fenómeno de imediato o en muy corto plazo de tiempo. No se extrañe pues, que su gato o su perro, a veces presenten signos de excitación o miren, recelosamente, un lugar determinado de la habitación. O que los pájaros presenten síntomas de fuerte nerviosismo sin causa aparente. Ellos contactan con otras realidades, tienen otra percepción extrasensorial más acusada que nosotros; ven y sienten formas y sonidos que nuestros ojos y oídos no captan.

Desgraciadamente, muchos animales han sido y son utilizados dentro de algunas ceremonias de magia negra por sus especiales características de comunicación con planos distintos a los nuestros. Quizá tan asqueroso que la utilización de animales en actos rituales, lo sea la experimentación de los laboratorios con ellos. El salvaje en su primitivismo y en sus creencias puede tener una disculpa. El científico que experimenta con irracionales no tiene calificativo ni excusa. Ni merece vivir. ¡Y no se enfade usted por este final! A fin de cuentas Vida y Muerte son la cara y la cruz de una misma moneda que se llama Existir.


Mi perro se llama Puck. A él, a ustedes y a Carmen Méndez va dedicado este artículo. Si es que lo es.

 

Ong ADDA  Julio/Septiembre 1991


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