Barcelona sin animales salvajes en los circos - Redacción

ADDAREVISTA 29

En diciembre de 2003 la ciudad de Barcelona refundía sus ordenanzas municipales, antes dispersas en otros apartados, a fin de que un solo texto englobara toda la temática animal. Se compilaron las ordenanzas existentes y se introdujeron también artículos que las asociaciones defensoras de los animales, a través del Consejo Municipal para la Convivencia y Protección de los animales, solicitaban desde hacía tiempo. Aunque sus acuerdos no son vinculantes, sí que resultan un útil nexo de diálogo con la administración municipal. El 22 de diciembre, el Pleno Municipal aprobó por unanimidad las nuevas ordenanzas. De nuevo al consistorio barcelonés fue pionero en España en cuanto al bienestar animal, pero este hecho pasó entonces casi completamente desapercibido. ADDA hizo pública una nota de prensa a los medios y tan sólo en el rotativo El Punt se redactó un artículo sobre este tema en el número del 23 de diciembre. Transcurrieron los meses hasta que, finalizada la temporada taurina en la plaza Monumental con las fiestas de La Mercé, como cada año – y ya hace bastantes –, se instaló en el ruedo el Gran Circo Mundial.

Durante la pasada temporada, la publicidad del Circo Mundial y la fachada de la plaza exponían un despliegue de fieras: tigres, cocodrilos, etc. Es decir la típica imagen de la exaltación de la fiera salvaje, peligrosa, dominada por el Hobre con mayúscula: el domador. Este año 2004 en toda su publicidad externa no se observaba ni un solo animal: ni salvaje ni doméstico. Algo tranquilizante para los animalista que, conocedores de la ordenanza, estaban al tanto de los acontecimientos. Algunas llamadas telefónicas de tanteo dieron la voz de alarma. Amablemente, respondían que se su espectáculo había leones, elefantes y tigres, hecho ratificado más tarde en sus anuncios radiofónicos. Ya se estaba montando la carpa en el ruedo y la inauguración estaba prevista para primeros de octubre. ADDA y FEDAN presentaban denuncia de estos hechos ante la Dirección General de Espectáculos de la Generalitat, por considerar competente este Departamento, ya que el circo no es sino un espectáculo.

A partir de entonces los acontecimientos adquieren una actualidad desbordada. El tema salta a la prensa. En algunos rotativos como La Vanguardia la noticia aparece en portada y en otros se publican páginas enteras, y las televisiones y las radios también se hacen eco. Los comentaristas, con sus acostumbradas y variopintas opiniones, no pueden faltar. La empresa del Circo Mundial, por boca de José Mª González, reacciona con serenidad. Alega el desconocimiento de la ordenanza y lamenta su ignorancia, pero comunica que la acatará. Ignorancia dudosa, pues al contrario de otros años, en su publicidad externa no aparecía ni un solo animal.

La clase política, ante tan desbordante material mediático, aprovecha para salir en la foto. El acuerdo unánime del Pleno Municipal ahora parece ser que verbalmente no lo es tanto. La oposición municipal lanza mensajes ambiguos: Xavier Trías (CiU) manifiesta que la presencia de elefantes se tendría que permitir por ser domésticos (antes votó a favor de la ordenanza). Alberto Fernández Díaz (PP), en una interpretación muy personal, opina que la ordenanza tan sólo es para los animales salvajes capturados en su hábitat (antes también lo había votado).

EDUCAR A LOS PADRES

En la abundante información y en las declaraciones aparecidas en la prensa se ha intentado deformar el buen criterio y trascendencia de la ordenanza barcelonesa. –Me parece una medida demagoga y absurda; Si llego saber que no había leones no vengo; Esperaba ver a Dumbo, el mítico elefante maltratado en la película de Walt Disney; Es guapo verlos, impresiona mucho; Los niños quieren ver los elefantes, las jirafas, los leones; Hace 40 años que vengo al circo y nunca he visto que los maltraten; El circo es para los niños y si no hay animales es para adultos;Los animales son típicos de los circos, sin ellos se pierde la esencia-.

Todas las anteriores manifestaciones, algunas de padres y otras de niños influenciados por sus padres, indican que todavía hay que hacer un gran trabajo de información y sensibilización de la sociedad. El equívoco viene de la ignorancia. Ignorancia total. En primer lugar, de que los animales son seres sensibles y, en segundo lugar, de qué representan estos animales en sus hábitats naturales, que se reducen dramáticamente cuando los países desarrollados deberían ayudar a conservarlos. Del mismo modo que en los zoos, los animales de circo, nacidos o no en cautividad, pasan una vida lánguida llena de privaciones, incapaces de poder expresar y demostrar su verdadero comportamiento. Pero en el circo aún es pero que en los zoos, pues la trashumancia que lo caracteriza no les permite mayor espacio que los carromatos en los que se hallan encerrados. Son continuos los traslados y las largas jornadas de viaje pasando de climas calurosos a fríos, según donde se instale la carpa. Lo que se desconoce es la doma a que se ven sometidos, pues el circo con animales pretende, para asombro de sus espectadores, mostrar lo más antinatural del comportamiento de un animal como un hecho natural. Las fieras tienen pánico al fuego. Las acampadas en África mantienen una hoguera para ahuyentarlos. En el circo los tigres saltan un aro de fuego y los elefantes andan sobre dos patas. ¿Saben los padres que llevan a sus hijos al circo cómo se logra esto? ¿Se han interesado en conocerlo? Pues primero hay que doblegar la voluntad y el carácter del animal; eliminar cualquier posibilidad de reacción por el método del castigo. Cuando el animal ya ha sido sometido empieza la doma a base de látigo, corrientes eléctricas y falta de alimento, que se le acostumbra a dar al final de su número o performance.

“No he visto nunca maltratar a un animal”, dice un padre. Realmente sería poco edificante para su querido hijo que el domador la tomase a palos con el pobre tigre ante todos los espectadores. Se acostumbra a que el animal entienda una serie de señales tales como restallar repetidamente el látigo, que relaciona con tantos castigos anteriormente recibidos.

EL FUTURO YA PRESENTE

El circo es un espectáculo secular cuyo origen se remonta a los romanos. Un espectáculo tan arraigado que ha llegado hasta nuestros días. Pero ha evolucionado y aún tiene que evolucionar más. Desde soltar fieras hambrientas a los cristianos o reos para ejecutarlos hasta el Cirque du Soleil existe un abismo. Los animalistas siempre han dicho: “circo sí, pero sin animales”. Lo ocurrido recientemente en Barcelona con el Circo Mundial puede ser un referente de cara al futuro y ejemplo para el resto de circos que dan vueltas por España y Europa. El público barcelonés ha sabido comprender y agradecer el sacrificio de la empresa y las dificultades para adaptar su programa a la nueva ordenanza municipal, y se ha volcado asistiendo a las representaciones como no había ocurrido en anteriores temporadas. Tanto es así que, en los últimos días programados de estancia, la empresa agradeció públicamente a los barceloneses su apoyo y presencia. “Muchas gracias” fue el escueto pero significativo mensaje mostrado en las calles por la presencia continuada de público barcelonés. Que este ejemplo, que seguro será comentado entre la farándula circense, cunda para acabar, preferiblemente de forma evolutiva y voluntaria, evitando las prohibiciones siempre desagradables, con la utilización de animales salvajes.

 

Ong ADDA  Diciembre 2004


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