Mataderos y sacrificio: su trágica situación - Dr. García

ADDAREVISTA 13

Información de primera mano en un testigo de excepción. Un técnico veterinario, miem­bro del ADDA, expone con todo rigor la cruda realidad y sus experiencias vividas en su trabajo cotidiano. Una denuncia que, sin duda, impresionará por su testimonio a nuestros lectores. Nuevamente se conocen otros horrores sobre miles y miles de animales: sus últimos momentos de vida se convierten en un atroz suplicio para colmar el cáliz de amargura de una vida ya de por sí manipulada. Una llamada urgente a la conciencia de todos para intentar mitigar lo que está ocurriendo cada día.

Como técnico veterinario y defensor de los animales he de lanzar la voz de alarma ante la trágica situación que se da, hoy en día, en los mataderos por diversos motivos que se expondrán. Gran parte de los animales están todavía conscientes cuando son desollados (se les quita la piel): el ganado vacuno, ovino equino, caprino y conejos. Y el porcino cuando se introducen en la caldera de escaldado y empiezan a patalear. El tema es trascendental por el número de animales involucrados que resulta ser el mayor, con gran diferencia, a cualquier otro con el grado de sufrimiento que comporta. Resultaría lógico que, sin abandonar otros temas, los mataderos se convirtieran en el primer punto de lucha de la defensores de los animales.

LEGISLACIÓN FUERA DE REALIDAD

En todos los mataderos -y no tan sólo en los españoles- se nota en falta una legislación lo suficientemente detallada que establezca precisos sistemas de control. Se dispone de una legislación -allí donde la haya irreal y defectuosa que no trata en profundidad un tema tan fundamental. No se adapta, en la práctica, al funcionamiento real de los mataderos. Aunque está legislado que para empezar a desollar, el animal "no debe tener ningún reflejo del tronco cerebral", su comprobación resulta un trabajo minucioso que, debido a la rápida velocidad de la cadena, es imposible de llevar a cabo. El punto de referencia, pues, ha de cambiar debiendo traducirse, simplemente, en el control del factor tiempo; aspecto tan fácil y sencillo de comprobar.
Ahora bien, para determinar el tiempo que ha de transcurrir para el desuello -o pelado- deben tenerse en cuenta varias circunstancias:

  • Especie. Por ejemplo: el tiempo de sangrado en cerdos es menor que en ganado ovino.
  • Individualidad. Animales de la misma especie, unos tardan más que otros en morir.
  • Tamaño de la incisión. La velocidad del sangrado dependerá de la amplitud y profundidad del cuchillo utilizado. 
  • Vaso sanguíneo seccionado. El calibre de los diferentes vasos no es el mismo.
  • Tiempo entre parada cardíaca y muerte cerebral. Según la opinión de los médicos neurólogos oscila entre 3 y 5 minutos.

 Por todo ello, un margen de seguridad, atemperando la velocidad de la cadena, es de vital importancia y de fácil comprobación. No hay que olvidar que el aturdimiento, o insensibilización, a que se someten los animales antes del sacrificio (mediante shock eléctri­co. perforación del cráneo, inhala­ción de CO2) es temporal. Muchas veces conseguir una alta eficiencia es difícil por fallos en el voltaje, tiempo y lugar de aplicación..., etc. En muchos casos se prescinde del aturdimiento o se utilizan métodos prohibidos como la introducción de un alambre en el cerebro de los terneros a través del agujero pro­ducido por la pistola.

Para una mejor comprensión y en un gráfico apane, figuran los tiempos necesarios de todo el pro­ceso hasta lograr la muerte cere­bral. En resumen: un animal no debe ser despellejado antes de transcurrir un determinado tiempo desde el degüello. Por ejemplo y como mínimo: ocho minutos y medio para el ganado ovino y seis en el porcino. Si la legislación-hiciera mención al factor tiempo en vez de decir "hasta que desapa­rezcan los reflejos del tronco cere­bral" se concretaría mucho más. Cualquier persona debe entender que para realizar el faenado del animal, éste debe estar en muerte cerebral. Tal como están las cosas actualmente, es frecuente que todos los días entren en la caldera de escaldado los cerdos vivos. O los corderos son desollados plena­mente conscientes. Evidentemente de ninguna manera podemos seguir impasibles ante estas vergonzosa barbaridades. Si no se lucha para un cambio en la legislación segui­remos siendo cómplices de esta trágica y angustiosa situación.

FALLOS EN LA INSPECCIÓN Y CONTROL

Al no resultar adecuada la legis­lación, se dificulta, lógicamente, el control para que la inspección pueda Devane a cabo. Pero, ade­más, la infraestructura inspectora también falla. En la actualidad corre a cargo de un veterinario de Sanidad; al tener otras funciones en el mismo matadero y fuera de él. como son: inspector alimenta­rio en mercados, restaurantes..., etc, no puede multiplicar, al mismo tiempo, su presencia en todos y cada uno de los cometidos. Su tra­bajo se encuentra bajo presión. pues se enfrenta al poderoso sector industrial cámico con mayor poder específico que la misma Asocia­ción Profesional Veterinaria.

Se precisa de un organismo, o comisiones específicas, de mayor alcance global, a nivel europeo. con personal rodante, que aporte apoyo, fuerza y garantía -libre de cualquier condicionante- a la labor inspectora. Son necesarias inspecciones serias y rigurosas, sin pre­via notificación, de tal forma que no ocurra como ahora que, cuando se llega al matadero, todo está, aparentemente. en perfectas condi­ciones.

SACRIFICIOS DE ANIMALES ENFERMOS EN ORIGEN

Durante las campañas de sanea­miento hay que sacrificar a los ani­males enfermos en las mismas explotaciones ganaderas. Nueva­mente se falla al explicar los siste­mas con que se mata al animal, en muchos casos utilizando la pistola de bala cautiva que, recordemos, según la legislación es un sistema de aturdimiento pero no de sacrifi­cio. Yo mismo ha comprobado, con horror, ver salir corriendo a animales una vez en la hoguera. O como son entenados vivos muchos de ellos.

Tal vez no exista un método mejor que la pistola. Lo que sí se puede mejorar es el control del sacrificio, tal como debería ocurrir en el caso de los mataderos. Tam­bién es frecuente que, para ganar tiempo y comodidad, se sacrifique cruentemente: con palos para los animales pequeños, o, si son gran­des, disparando primero en la zona lumbar para inmovilizarlo y a con­tinuación el disparo en la cabeza. Dada la continua presencia de epi­demias que obligan a este procedi­miento de urgencia, no se puede permanecer impasible ante esta circunstancia.

COHERENCIA Y TRABAJO INTERNACIONAL

Faltan inspectores a nivel comu­nitario con una igualdad de conoci­mientos y de criterios. Las prácti­cas de trato y sacrificio humanita­rio deben estar unificadas a nivel de la Unión Europea, sin que la dejadez o falta de sensibilidad que se puedan achacar a países como España, Portugal o Grecia, tenga que aminorar el control en el sacri­ficio de nuestros animales de abas­to. Se debe exigir un cambio total y actuar con rapidez: incluso radi­calmente, solicitando la interven­ción y el interés de los medios de comunicación, de la sociedad y evitar, rechazando, el consumo de la carne obtenida en las actuales condiciones.

 

Ong ADDA  -1994


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