Hacia la supresión de las "paraditas de animales" en las Ramblas barcelonesas- redacción

ADDAREVISTA 30

La venta de diversos animales en unos chiringuitos de las Ramblas barcelonesas ha sido denunciado durante muchos años. Parece que la solución está próxima.

En las barcelonesas Ramblas se produce un hecho insólito desde hace muchísimos años: la existencia de unos chiringuitos conocidos popularmente como “paraditas” (paradetes de la Rambla), en donde, en oposición a las actuales normativas, se venden numerosas aves, pequeños mamíferos, reptiles y otras clases de animales. Los turistas cuando lo ven se quedan asombrados y envían sus escritos de protesta a las organizaciones animalistas. El Ayuntamiento se muestra incapaz por el momento de terminar con este triste espectáculo. Para salir de este marasmo, el movimiento de defensa de los animales ha comenzado a manifestarse y el ADDA convoca un concurso de ideas.

Redacción.- Las Ramblas barcelonesas son, y han sido desde siempre, el corazón de la ciudad. Para el visitante son lugar obligado de encuentro, y quien llega a Barcelona no puede acreditar autoría de presencia sin certificar este testimonio. Los barceloneses las consideran suyas y no se produce ningún acontecimiento singular sin que, sin previo aviso, se materialice el encuentro y la concentración de entusiastas, algo que está asegurado. Las Ramblas se inician en la plaza de Catalunya y transcurren, en un suave descenso, hasta el puerto en el Portal de la Pau, cruzando la ciudad antigua, testigo fidedigno y eje vertebrador de la ciudad a través de su historia.

Desde hace muchos años, se podría decir desde finales del siglo XIX, en la parte cercana al mercado de la Boqueria –otro punto obligado de visita para los turistas–, empezaron a instalarse unos pajareros que vendían de forma puramente artesanal pájaros fringílidos (jilgueros, etc.) en pequeñas jaulas expuestas en el suelo. En el decurso de los años, aquella parte fue ocupada por chiringuitos de flores que enriquecían el paseo y le daban –le dan– una amable y vistosa armonía. Más hacia la plaza de Catalunya se instalaron otros chiringuitos en donde los pajareros, ya sedentarios, fueron asentando, por concesión del Ayuntamiento, pajarerías en las que paulatinamente se empezaron a vender toda clase de animales, ya fuesen de compañía, pequeños mamíferos, peces o animales exóticos. La proximidad del puerto invitaba a obtener mercancía de lejanos países. Las sucesivas ordenanzas del Ayuntamiento y las leyes de protección catalanas limitaron su oferta a los viandantes, y actualmente ya no se ven perros ni gatos, pero sí numerosos animales exóticos difíciles de clasificar, ya que el convenio CITES tiene muchas lagunas que imposibilitan establecer con rigor su procedencia.

Las “paraditas” de la Rambla ofrecen desde hace demasiados años algo difícil de encontrar en cualquier otro país occidental, y menos dentro de la Unión Europea. Los barceloneses han ido viendo este triste espectáculo donde se apretujan loros, cacatúas, conejos, hámsters, palomas, tortugas de Florida, ardillas, serpientes, escorpiones, arañas y a veces caimanes. El impacto que sufren los miles de turistas que pasean por esta parte de las Ramblas, que no pueden comprender cómo una ciudad que pretende ser moderna y avanzada tiene en su lugar más privilegiado esta clase de chiringuitos, es muy negativo. Algunos, a su regreso, escriben a las asociaciones de defensa de los animales quejándose de lo visto y denunciando esta situación. Las asociaciones llevan años recibiendo escritos que se hacen llegar a la alcaldía de Barcelona sin ningún resultado hasta el momento.

A través del Consejo Municipal para la Convivencia y Defensa de los Animales del Ayuntamiento de Barcelona, se viene denunciando esta anómala situación sin que se pueda avanzar, pues sus acuerdos no son vinculantes frente al consistorio. Como se ha dicho, las Ramblas son el pulmón de Barcelona. Es el único lugar que tiene vida propia las 24 horas del día. Haga frío o un calor sofocante, los animales y las aves quedan encerrados en un minúsculo espacio durante la noche, pues su diseño permite replegar sus puertas y expositores. Si a ello se le añade el constante alboroto que se sucede a la más mínima, por la celebración de un éxito deportivo o de cualquier otro signo, se puede constatar lo inapropiado de su presencia.

Las “paraditas” actualmente están en contra de las ordenanzas municipales, que prohíben, para evitar una compra compulsiva, exponer animales en sus escaparates; no obstante, paradójicamente, todas tienen la declaración de núcleo zoológico, aval dado por el gobierno anterior y su departamento de Medio Ambiente pocos meses antes de las elecciones autonómicas que llevaron al actual gobierno del tripartito al poder.

Se tiene conocimiento de que el Ayuntamiento, en repetidas ocasiones, ha hecho gestiones para su compra, algo que tan sólo ha logrado recientemente con una de ellas. Se desconoce el precio acordado, pero se supone que es elevado. Quedan 14 que están en manos de unos pocos propietarios, pues varios chiringuitos pertenecen a uno solo. En vista del marasmo de la situación, que a pesar de los esfuerzos de los colectivos animalistas no avanza, se ha optado para dinamizar el final de este lamentable espectáculo con una movilización popular. El pasado 13 de marzo de 2005, se convocó la primera manifestación de protesta, organizada por la Coordinadora del Maresme. Los participantes descendieron desde la plaza de Catalunya, pasaron frente a las “paraditas”, les increparon de forma pacífica y un poco más abajo, frente a las paradas de flores, se felicitó a las floristas de las Ramblas, siempre muy queridas por los barceloneses. La concentración terminó al final de las Ramblas con varios discursos.

El ADDA siempre muy activa para su supresión, ha convocado un concurso de ideas para poder ofrecer al Ayuntamiento soluciones alternativas al actual estado, ya que lo que se pretende no es la eliminación de los chiringuitos ni su beneficio comercial, sino simplemente un cambio de actividad. Un prestigioso jurado decidirá el próximo mes de julio de 2005 quién es el ganador. Éste obtendrá un diploma y un premio económico de 6.000 euros ofrecido por el patrocinador.

 

Ong ADDA  -Junio 2005


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